Como parte del saber empírico o de las costumbres populares, se llega a decir de una persona tomó del “valiente” o del “chillón”, cuando después de beber alcohol se torna agresiva o le da por llorar, y parece que no les falta razón a quienes lo dicen o lo piensan.

En un estudio en más de treinta mil jóvenes de 21 países, que contestaron una encuesta de forma anónima, se encontró que el tipo de bebida influye en el comportamiento o estado de ánimo de quienes lo consumen, así como también se relaciona con el lugar donde se bebe.

 

Una encuesta mundial sobre bebida

En esta época de brindis y buenos deseos, convendría tener presente ese estudio para regular o controlar la forma de beber, lo cual podría disminuir los accidentes, las discusiones, los pleitos de borrachos y hasta lesiones graves o incluso fallecimientos.

Se trata del trabajo Do emotions relate to alcohol consumption differ by alcohol type? An international cross-sectional survey of emotions associated with alcohol consumption and influence on drink choice in different settings (¿Las emociones relacionadas con el consumo de alcohol, se diferencian por el tipo de alcohol? Una encuesta transversal internacional sobre las emociones asociadas con el consumo de alcohol y sobre la influencia de la elección de la bebida en diferentes contextos), de Kathryn Ashton, Mark A. Bellis, Alisha R. Davis y Karen Hughes, de la oficina de Salud Pública del Servicio Nacional de Gales, y Adam Winstock, del King’s College de Londres, publicado el 22 de noviembre pasado en la revista BMJ Open.

La investigación se realizó de noviembre de 2015 a enero de 2016 en la que participaron 29 mil 836 jóvenes de entre 18 y 34 años de edad, de 21 países donde se hablan diferentes lenguas (alemán, danés, español, flamenco, francés, griego, húngaro, inglés, italiano, polaco y portugués), quienes contestaron en línea, de manera anónima, un cuestionario que se les presentó en diarios, revistas y redes sociales. Ese cuestionario forma parte de la Global Drug Survey (Encuesta Global sobre Drogas), la más grande del mundo sobre el uso de drogas y alcohol.

Además de la diversidad de encuestados, que en sí hace valiosos los resultados, lo relevante es que no se trató de analizar los efectos neurofisiológicos del alcohol, sino lo que percibían los jóvenes según el tipo de bebida que consumían y el lugar en que lo hacían, ya fuese en su casa o en bares y cantinas.

En la encuesta había preguntas específicas sobre el consumo de alcohol y los sentimientos que despertaba en los jóvenes si tomaban cerveza, vinos tinto y blanco o bebidas espirituosas, las cuales se definen como procedentes de la destilación de materias primas agrícolas como uva, cereales, frutos secos, remolacha, caña de azúcar, agave y otras más; es decir brandy, whisky, ron, ginebra, vodka, tequila y mezcal, entre otros.

 

Las bebidas energizantes y relajantes

En el estudio se destaca, en general, que las bebidas espirituosas se toman principalmente fuera de casa. Alrededor de 59 por ciento de los encuestados asoció estas bebidas con sentimientos de energía y confianza; 42.4 por ciento refirió que los hacía sentirse atractivos; la tercera parte de los hombres encuestados relacionó todo tipo de bebidas con sentimientos de agresión; asimismo, las bebidas espirituosas se asociaron con enfermedad, inquietud y llanto. Las mujeres, por su parte, asociaron todos los tipos de alcohol con las diferentes sensaciones positivas, ninguna los relacionó con la agresividad.

En cuanto al vino tinto, poco más de la mitad dijo que los hace sentirse relajado; la cerveza también produce esa sensación en la mitad de los encuestados. En contraste, únicamente 2.5 por ciento de los bebedores de vino tinto afirmaron que se sentían agresivos cuando lo tomaban.

Los bebedores dependientes son seis veces más propensos a asociar sentimientos de agresión con todos los tipos de alcohol que los bebedores de bajo riesgo; de la misma manera, esos bebedores compulsivos son más propensos a seleccionar cualquier bebida que se asocie con agresión y llanto. “La gente puede depender del alcohol para sentirse más confiado y relajado, pero corre también el riesgo de tener otras respuestas emocionales”, ha advertido Mark A. Bellis, coautor del estudio.

Por último, los autores de la investigación destacaron que el estudio es observacional, es decir que solamente refiere lo respondido por los jóvenes; sin embargo, consideran que este trabajo puede contribuir a “descubrir qué emociones influyen en la elección de la bebida entre los diferentes grupos de la población”.

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f/René Anaya Periodista Científico