Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo. 

Marco Tulio Cicerón

El Diccionario de la Academia de la Lengua Española define el vocablo simular como: la derivacion del latín simulare, que significa representar algo, fingiendo o imitando lo que no es; otras definiciones expresan que simular es: “Representar o hacer creer algo que no es verdad con palabras, gestos o acciones”.

Estas definiciones resultan muy claras y precisas, ya que es lo que está sucediendo en el arranque de lo que la Ley Electoral Mexicana ha denominado como precampañas. Que es el tiempo anterior al inicio formal de las campañas con candidatos definidos por cada fuerza política que contiende en un proceso electoral.

En la legislación mexicana este periodo de precampañas fue concebido para que en el interior de los partidos políticos se pudiesen realizar los procesos internos de selección de candidatos que serán registrados a la contienda constitucional. En teoría jurídica, este proceso solo está dirigido a los militantes y simpatizantes que según los estatutos de cada partido podrán participar en la elección de sus representantes.

Sin embargo, desde hace muchos años, hemos visto que en estos periodos se hacen uso de tiempos de radio y televisión y todo tipo de actos que están encaminados a posicionar la marca partido y a sus posibles candidatos. En realidad se trata de acciones de campaña que son salvados con una leyenda o mensaje que establece que solo está dirigido a militantes y simpatizantes. Lo que resulta una especie de engaño ya que los ciudadanos que no militan en los partidos políticos a toda hora escuchan y ven las acciones de los actores políticos, sus partidos y propuestas.

Lo que nuevamente sucederá durante el tiempo de la campaña formal. Mexico enfrentará el próximo año un proceso electoral muy complejo, al cual hay que sumarle la participación por primera vez de ciudadanos bajo la figura de “candidatos independientes”, que deberían nominarse candidatos sin partido, la mayoría de ellos son exmilitantes de los principales partidos , que no encontraron apoyo a sus aspiraciones.

Para que nuestro país lleve a cabo ejercicios electorales eficaces y transparentes que sean avalados por los ciudadanos con su confianza y participación, requiere de una autentica reforma electoral integral que defina las reglas claras y el piso parejo para la contienda.

Las reformas electorales que hemos sufrido han sido producto de acciones y hechos que llevan mensaje directo para destinatarios específicos. Es decir, se ha legislado a modo, y lo que hoy sirve a sus impulsores mañana le será adverso.

Por ahora son las reglas que tenemos y bajo ellas se llevará esta elección de 2018, sin embargo debemos de perfilar un cambio de fondo y acabar con el arte de las simulaciones electorales que cuestan mucho dinero y aportan muy poco.

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