Como todos sabemos, la Ciudad de México y el área metropolitana son la región del país que concentra el mayor número de empresas y asentamientos urbanos de gran densidad habitacional, misma condición que registran otras metrópolis como Monterrey, Guadalajara, Puebla, Querétaro, entre otras, donde también se desarrolla una considerable actividad fabril con zonas de vivienda muy pobladas. Pero todas estas necesitan energía, tanto para desarrollar sus actividades de producción como para aprovisionar de servicios básicos a los hogares de millones de ciudadanos. Es aquí donde debemos pensar que esta generación de energía para mover a las ciudades ha provocado efectos adversos al ambiente, pues proviene de fuentes fósiles.

Ante ello, es momento de iniciar el cambio hacia el mayor uso de energía proveniente de fuentes renovables, como la eólica, solar, geotérmica e hídrica. Este tema de la utilización de energías renovables, también llamadas limpias o verdes, es muy importante para las ciudades, en especial para la Ciudad de México y el área metropolitana,  debido a las condiciones actuales que aquí se viven en términos de movilidad de un parque vehicular sobrecargado, de la producción diaria de empresas de todo tipo, de una infraestructura que diariamente se echa a andar para abastecer las necesidades de servicios de nueve millones de habitantes, es decir que para mover todo esto se necesita generar la energía suficiente, pero la que se utiliza está ocasionando más problemas ambientales.

Para dar el viraje hacia la utilización de energías renovables no provenientes de fuentes fósiles, hay que tomar en cuenta que nuestro  país tiene suficientes recursos naturales para ese fin. México está considerado en el ámbito internacional como una nación de excepcionales recursos eólicos y solares aún sin explotar. Por ejemplo, la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, se tiene como una de las mejores zonas eólicas del mundo. Además la república mexicana está situada en la llamada región del “cinturón solar” con los más altos índices de irradiación del mundo.

Sin embargo, estimados lectores, en contraste con este gran potencial, México utiliza solamente el 7 por ciento de su capacidad total para generar energías limpias. ProMéxico, fideicomiso del gobierno federal que promueve el comercio y la inversión internacional, reporta que la generación de energías alternativas en el país representa poco más de 20 por ciento del total de energía producida, mientras que en otras naciones, como Noruega, representa 65 por ciento; en Suecia, 52 por ciento, e incluso en Costa Rica, 33 por ciento.

Ahora bien, debemos apuntar que en México el uso de energías limpias, verdes o renovables es impulsado por la Ley General de Cambio Climático y a través de las leyes secundarias de la reforma energética, impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto.

El objetivo de la mencionada ley es regular las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero para lograr estabilizar las concentraciones en la atmósfera a un nivel que impida las interrupciones peligrosas en el sistema climático. Una  de las metas es reducir para el año 2020 el 30 por ciento de las emisiones, con respecto al año 2000. La reforma energética se plantea la meta de que para el año 2024 el 35 por ciento de la generación de energías en México deberá provenir de fuentes no fósiles.

Entonces, amables lectores, la mesa está puesta para iniciar el gran cambio a la utilización de energías limpias: las condiciones naturales existen, así como el marco jurídico federal y el interés de la iniciativa privada. Solo falta un acto de concienciación profunda para evitar seguir  perjudicando el ambiente. Ojalá lo logremos.

Secretario general del Partido Verde Ecologista en la Ciudad de México