A principios del mes de septiembre, los miembros de El Colegio Nacional decidieron incluir entre sus filas al escritor Christopher Domínguez Michael, lo que provocó que la institución estuviera en el ojo del huracán después de integrar al grupo de literatos -según la opinión de varios intelectuales- a un personaje que en sus letras exprese críticas misóginas.

Pero esta polémica de considerar a la institución como machista no es la primera vez, ya que desde un par de años se busca que El Colegio Nacional, así como otras instituciones, como la Academia Mexicana de la Lengua, justifiquen por qué hasta hoy sigue existiendo una escasa representación de mujeres en las diversas instancias.

La profesora y crítica cultural Lucía Melgar, se ha dado a la tarea desde el 2015, de abrir el debate de esta situación en base a diversos textos que ha publicado en diarios, incluida la carta que hace unas semanas divulgo en la plataforma chance.org, en la que señala en principio El Colegio Nacional, es una institución mantenida con los impuestos de las y los mexicanos, según publica El Universal.

“Las becas que reciben sus 40 miembros, becas de 100 mil pesos mensuales, son pagadas por el dinero tanto de las mujeres como de los hombres del país. Sin embargo, el Colegio Nacional cuenta con 38 miembros, de los cuales 35 varones y 3 mujeres. Sus cifras históricas son aún más discriminatorias: de sus 102 miembros, 4 solamente han sido mujeres”, se lee en la carta de Melgar, dirigida al presidente Enrique Peña Nieto, a la Secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, y a Aurelio Nuño, entonces secretario de Educación.

Melgar, quien escribió también el ensayo Invisibles: breve recorrido en busca de la mujeres ausentes, asevera que ante la inequidad de esa institución ceda la mitad de sus presupuesto para que se abra un Colegio Nacional para las mujeres.

El escrito actualmente no sólo ha generado más 5 mil firmas, sino además ha producido que las voces de figuras destacables en el ámbito cultural y político, opinen a favor de apoyar la propuesta o proponer otra, así como hay otras que piden que se debata y se actualice el reglamento para que la calificación de méritos sea objetiva.

Entre ellas, se destaca la opinión de Elena Poniatowska, quien en entrevista con el diario El Universal, lamenta que entre los miembros de el Colegio no se incluyera a Rosario Castellanos, pues en la lista de los miembros de esa época, asegura, estuvieron hombres literatos inferiores a la escritora y diplomática mexicana.

“En general hay pocas mujeres y esa es una cosa que hay en México que proviene del machismo y que es ignorar siempre a las mujeres”, apuntó.

Por su parte, Mercedes de la Garza coincide con la galardonada Premio Cervantes, al confirmar que ha predominado el machismo académico y el machismo mexicano, pero también advierte que los mecanismos de ingreso han conseguido limitar el acceso de mujeres.

Revisar solamente los mecanismos de ingreso en las diversas instituciones es lo que propone la escritora Silvia Molina pues considera, también en entrevista con el diario de circulación nacional, que todos los miembros son personas de prestigio y no estaría de acuerdo con un Colegio de Mujeres; al igual que la catedrática Sara Sefchovich, quien también acepta es una propuesta no muy viable, porque, dice: “lo importante en este caso no es el problema de género, sino que instituciones de esta naturaleza imponen sus criterios y aceptan sólo un tipo de cultura”.