El jefe político del movimiento islamista Hamás, Ismail Haniye, llamó a los palestinos a comenzar mañana una tercera Intifada, tras el reconocimiento del presidente estadounidense, Donald Trump, de Jerusalén como capital israelí.

“Mañana viernes 8 de diciembre será un día de la ira y el comienzo de una nueva Intifada llamada ‘la liberación de Jerusalén'”, dijo el líder islamista en una rueda de prensa en Gaza capital.

La decisión de EE UU abrirá las puertas del “infierno”. Además, el líder de Hamás calificó Israel de “enemigo sionista”.

Para Haniyeh, “la decisión de Trump marca el final de una fase política” y significa “un punto de inflexión histórica para la causa palestina”. “Afirmamos que Jerusalén está unida, no es oriental ni occidental, y seguirá siendo la capital de Palestina, de toda Palestina”, declaró el dirigente de Hamás, que dijo que “Trump se arrepentirá de su decisión”. Según el líder islamista, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ante la declaración de Trump “debe salir del túnel de Oslo, que proporcionó a la ocupación la legitimidad para existir”. Haniyeh llamó a la celebración de una reunión entre todas las partes palestinas para discutir sobre la situación actual y acordar las medidas políticas a seguir ante los acontecimientos.Debemos tomar decisiones, formular políticas y desarrollar una estrategia para oponernos al nuevo complot en Jerusalén y Palestina”, declaró.

El presidente Donald Trump ha decidido “reconocer a Jerusalén como la capital de Israel”, un reconocimiento que según él se funda en “la realidad”. “Hago esto en los mejores intereses de EEUU y para contribuir a la paz entre ambos países”, ha afirmado.

Con esta acción, el máximo responsable norteamericano pretende “reafirmar el objetivo de paz de su administración“, pese a que reconoce que “habrá quien no esté de acuerdo”, aunque espera que “la paz reine eventualmente en la ciudad sagrada”. “Nuestros hijos deberían heredar nuestro amor, no nuestros conflictos”, ha concluido.

Estados Unidos se convierte así en el único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, donde ninguna nación tiene su embajada debido a que, tras la anexión israelí de la parte oriental de la urbe en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a retirar sus legaciones de la Ciudad Santa. Aunque Israel considera a Jerusalén su capital, la soberanía del país sobre la parte oriental de la urbe (Jerusalén Este) no está reconocida por gran parte de la comunidad internacional, y los palestinos quieren establecer allí la sede de su futuro estado.