Las cosas se ponen más difíciles en Honduras. Tras el 99.96% de las actas revisadas, el Tribunal Superior Electoral está dando la victoria al actual presidente Juan Orlando Hernández, por encima de su rival opositor Salvador Nasralla. La diferencia es mínima, pues el primero tiene hasta el momento 42.98% contra 41.39 y con ello parece asegurar su reelección, pese a las protestas de fraude electoral del aspirante izquierdista.

Han pasado ya ocho días desde las elecciones. En medio de un panorama de inconformidad y violencia que dejado varias personas muertas, las protestas parecen ser lo único real en las calles de Tegucigalpa, donde reina un toque de queda que ni la misma policía quiere hacer cumplir a base de reprimir a grupos de manifestantes opositores que prácticamente optan por la desobediencia civil ante lo que consideran un flagrante robo electoral.

La Organización de Estados Americanos, en su función de juez moderador, pidió tanto a Hernández como a Nasralla que lleguen a un acuerdo para una segunda revisión de las actas. “El único camino posible para que el pueblo hondureño pueda aceptar y reconocer ganador en este proceso electoral, es que se llegue a un acuerdo entre los principales candidatos”, afirmó el jefe de la misión de observadores de la OEA, el expresidente boliviano Jorge Quiroga.

Esto significaría revisar un total de 5.173 actas electorales. El partido de Nasralla, la izquierdista Alianza de Oposición Contra la Dictadura, reclama haber vencido en los comicios y desde el miércoles pasado, cuando comenzó a ser superado por el mandatario hondureño no ha dejado de pregonar que el fraude se ha gestado en su contra.

“El estrecho margen de los resultados así como las irregularidades, errores y problemas sistémicos que han rodeado esta elección no permiten a la misión tener certeza sobre los resultados’, afirmó Quiroga.

Nasralla asegura que el 80% de los hondureños lo favoreció favoreció a la Alianza de la Oposición y no quieren que Hernández, candidato del conservador Partido Nacional y presidente del país, siga en el poder.

Aunque los reclamos del aspirante de izquierda parecen incitar a la violencia, la propia policía hondureña prefirió retractarse de cumplir las órdenes de mantener el control de la situación, incluso reprimiendo a los manifestantes.

“En estos momentos estamos de brazos caídos (…) para manifestar nuestra inconformidad por lo que está pasando a nivel nacional. Nosotros somos pueblo y no nos podemos estar matando con el propio pueblo, nosotros tenemos familia”, declaró un portavoz de la Unidad Cobra de la policía.