Movimiento Ciudadano (MC) propuso que un panista sea el candidato presidencial del Frente Ciudadano por México en 2018. El dirigente del partido, Dante Delgado, reconoció que las negociaciones en el Frente no han registrado avances y demandó al PAN y PRD a llegar a un acuerdo en las próximas 72 horas.

Explicó que mientras las fuerzas políticas trabajan en el fortalecimiento de sus candidaturas, el Frente mostró una “terrible” falta de visión al no registrar el convenio de coalición el 20 de noviembre, como se había acordado.

“Proponemos la construcción de candidaturas por consenso y en razón de los resultados en 2015 y el número de gubernaturas: la candidatura para presidente debe ser para el PAN, la de la Jefatura de la Ciudad de México la debe decidir el PRD, mientras que la presidencia del Senado debe ser para el doctor Miguel Ángel Mancera”.

La propuesta fue avalada por la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano con la intención de que sea presentada formalmente ante el Frente Ciudadano.

Por su parte, el diputado perredista, Guadalupe Acosta, advirtió que la nominación de Mancera al Senado no es procedente, y refrendó que la intención de su partido es que encabece el Frente.

“El Artículo 55 de la Constitución prohíbe a los Gobernadores y al Jefe de Gobierno contender al Senado de la República. Se agradece la propuesta de Movimiento Ciudadano pero es inviable legalmente”.

Fuentes de Acción Nacional, aseguraron que el Frente forzará la salida de Ricardo Anaya de la dirigencia nacional de blanquiazul, la cual se concentrará en los próximos días. Para buscar la candidatura del Frente Ciudadano, Anaya competirá antes en una elección interna con los senadores Ernesto Ruffo y Juan Carlos Romero Hicks, así como del ex Canciller Luis Ernesto Derbez. También participaría el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.

La Comisión Permanente del PAN habían acordado que los militantes elegirían en una contienda interna a su candidato, como ocurrió en 2000, 2006 y 2012. Sin embargo, la participación de Frente podría mover las reglas del juego y permitiría recurrir a un método de designación o a “un acuerdo” entre los aspirantes.