En seis meses se contabilizarán 59.7 millones de promocionales en radio y televisión, esto es, 304 mil spots por día entre partidos políticos, sus precandidatos y candidatos así como los órganos electorales, una demencial saturación propagandística cansina, aburrida e infame porque no se trata de análisis o debate de fondo. Mucho tiempo para nada.
Si de algo se carece en nuestro país es justamente de un debate razonado que aporte verdaderamente elementos serios para el análisis, de seguro agarrarán vuelo las campañas negras que buscan anular mediante el desprestigio así como la calumnia; las malas artes de la política se habrán de exhibir como es previsible.
Finalmente ya las diferentes fuerzas partidistas se han mezclado para socavar su propia identidad, derecha e izquierda parecen haber desaparecido hasta en el discurso, será una elección con elementos nuevos como la concurrencia en diferentes entidades federativas, nunca se habían disputado tanta cantidad de cargos de elección popular y no es la calidad lo que se vislumbra.
La cantidad millonaria en recursos económicos que reciben los partidos políticos y los órganos electorales resulta ofensiva porque fácilmente se detectan otros asuntos que revisten una mayor importancia aunque la inequidad se ha impuesto. Diversas universidades públicas enfrentan serios riesgos y crisis financiera, por ejemplo la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo que hasta el día 17 de diciembre adeuda un mes de salario a los académicos así como a los empleados administrativos, a ello se suma la prima vacacional y aguinaldo.
Resulta injusto un financiamiento oneroso a los partidos que no están exentos de escándalos de corrupción, en cambio se desdeña la ciencia, la investigación científica y la difusión de la cultura que es inherente a la universidad. Los temas torales son esquivados, ahora muchos tienen la mira puesta en los próximos comicios, algunos de los que acompañan a partidos y precandidatos no diseñan proyectos políticos sino laborales. No les importa el avance de México sino la más abyecta mezquindad.
Resulta molesta la cantidad de spots, es como si repicara en los oídos la campana de sonido agudo que anuncia al camión que recoge la basura, regularmente lo que se escuchan son promesas, demagogia de la típica porque casi hablan de inventar el paraíso terrenal, un nuevo edén en plena posmodernidad. El modelo de promoción que tenemos debe sufrir cambios porque resulta insufrible.
El paradigma vigente de promoción fue fruto de la reforma electoral de 2007 que prohíbe que terceros compren promocionales políticos, los mensajes cotidianos son con cargo a los tiempos del Estado y los distribuyen los órganos electorales. Un año antes en 2006 se padeció una campaña que se distinguió por una serie de mensajes negros, los cuales contribuyeron para enrarecer el clima en aquellos comicios turbulentos que no convencieron a más de uno.
Espero que los candidatos y partidos contribuyan para que el entorno electoral no sea infiltrado por maquinarias de odio, por despropósitos, debe brillar un auténtico debate y no esa lluvia de las descalificaciones per se que no abonan en absoluto para diseñar una contienda que sea marcada por la civilidad.