La mejor ayuda que podía esperar el PRI es la que diariamente y por múltiples vías le otorga el agonizante PRD, empeñado como está en morirse ahogado en la corrupción. El partido que alguna vez representara la mayor fuerza de la izquierda en la historia de México se hunde irremisiblemente, sufriendo a diario la sangría de dirigentes y militantes de base, que ahora ven en Morena su salvación y eventualmente hasta un hueso.
Para el sol azteca se acerca la hora de la total declinación. En julio se perderá, esperemos que para siempre, tras de los votos de sus opositores. La extinción será el precio a pagar por el enriquecimiento de los dirigentes que se quedan a velar el muerto, cuya defunción se debe a su ineficacia política y a su desvergonzada alianza con el PAN.
El cadáver del PRD ya apesta, pero todavía se mueve. El zombie, antes de irse definitivamente al hoyo, se empeña en causar el mayor daño, no a la derecha de la que ahora es parte, sino a la izquierda a la que alguna vez perteneció, y el difunto, hundido en el fangal de la corrupción y en la falta de principios, tira patadas a Morena con una enjundia que le aplauden sus aliados panistas y sus “adversarios” priistas.
Un caso de fobia patológica hacia Morena lo representa el dirigente perredista en la Ciudad de México, un tal Raúl Flores, quien nos hace recordar un celebrado dístico dedicado al inepto virrey Manuel Antonio Flores, quien malgobernara Nueva España de 1787 a 1789: “Señor Flores/ peor usted que sus antecesores”.
Los estertores perredistas se manifiestan de diversas maneras. Por ejemplo, en la Asamblea Legislativa, a Morena, que cuenta ahí con el mayor número de parlamentarios, el PRD la arrinconó con el fácil expediente de comprar a los diputados del PRI, del PAN y sus comparsas a los que repartió las comisiones más jugosas.
Movidos por un señor Serrano, en el que se inspiraron los Polivoces para crear el personaje de Gordolfo Gelatino, los órganos electorales de la capital validaron cuanta anomalía se presentó en las elecciones de 2015 para negar reconocimiento a triunfos del partido lopezobradorista. Ahora, iniciadas las campañas (a las que púdicamente llaman precampañas) las agresiones y sabotajes contra los actos de Morena se dan un día sí y otro también. Por si algo faltara, el Tribunal Electoral de la Ciudad de México ya le abrió proceso a Claudia Sheinbaum, la aspirante morenista a gobernar la ciudad, dizque por actos anticipados de campaña.
De ese tamaño es el pavor que despierta entre los amarillos un eventual triunfo de Morena.



