Javier Vieyra y Jacquelin Ramos

En alguna ocasión, la gran coreógrafa y bailarina neoyorkina Agnes Goerge de Mille dijo que la danza, junto con la música, era la expresión más auténtica de los pueblos, porque los cuerpos no podían mentir;  tan acertada frase puede aplicarse de manera muy especial a nuestro país, pues cada una sus entidades federativas posee un acervo extraordinario en cuando al arte dancística: colores, formas, fiesta, tradiciones, magia y poesía en movimiento dan forma al rito del mensaje mediante el baile.

De manera significativa, por un siglo, el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández se ha encargado no solo de preservar, sino también de difundir y profundizar en el maravilloso arte de la danzas regionales logrando, como consecuencia, uno de los espectáculos más apreciados no solo en el ámbito nacional sino en el mundo entero. Para la temporada decembrina, esta institución cultural ha preparado un programa especial titulado Navidades en México que pondrá en escena toda una gama de coloridas piezas de su repertorio en relación con las celebraciones originarias de dichas fechas.

Salvador López, nieto de Amalia Hernández y cabeza de la compañía, conversó en entrevista exclusiva para Siempre! acerca de esta impresionante exhibición artística que ha llevado al ballet a ser considerado el más importante en el ámbito dentro de su género. Aseveró que para entender mejor esta puesta en escena, es necesario retomar un poco de la historia del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández. Para ello, resaltó la trayectoria de su creadora, la bailarina mexicana y figura emblemática del arte dancístico folclórico de este país, al expresar las diversas manifestaciones de los bailes populares de todas las épocas y de todas las regiones de México.

“Este año el ballet celebró 100 años del natalicio de esta mujer que dedicó su vida a la consolidación de una institución que ha enaltecido el nombre de México en los principales escenarios del mundo, y que ha sido considerada como la gran embajadora cultural de nuestro país”.

Herramienta para la educación

Fue en la década de 1930, dice el empresario, cuando la popularidad de la danza impulsó la educación y la formación más formal de la misma, con centros educativos en todo México ofreciendo clases, incluyendo el Departamento de Bellas Artes de la Ciudad de México. El interés en el baile folklórico declinó en los años cincuenta y sesenta, pero el gobierno mexicano siguió subvencionándolo por su valor estético y social. “Esto incluyó el apoyo de compañías de baile folclórico o de ballet folclórico, siendo la más famosa el ballet de Amalia Hernández”.

Añadió que la institución que es denominada en París en 1961 como la mejor compañía del mundo en su género, además de obtener más de 200 reconocimientos a lo largo de su trayectoria, ha fortalecido su vigencia, gracias a la construcción de una plataforma fundamental que aporta y enriquece proyectos que, a través de una mezcla entre la nueva tecnología y una mejor implementación de sus bailarines, resulta en espectáculos con mayor dinámica en sus coreografías.

“Buscamos proyectos distintos que hagan que se vea actual la compañía en cada una de las presentaciones, porque deseamos que esté en los ojos de las nuevas generaciones y que den cuentan de los espectáculos que les ofrecemos con dinámicas más arriesgadas”.

Actualmente el bombardeo de las nuevas comunicaciones y el internet han cambiados las cosas, dice el especialista, no por ello el ballet ha dejado de posicionarse en esta dinámica: “siempre buscamos esa competitividad con los mejores espectáculos del mundo, y eso nos ha permitido seguir proyectándonos en busca de nuestras raíces ”.

A lo largo de su trayectoria, el ballet se ha envuelto en la ovación de países como China, Australia e Italia, sin embargo, asegura su director, la comunidad mexicana que vive en Estados Unidos, por ejemplo, son los espectadores que con más entusiasmo los reciben.

“Son públicos distintos, por lo que hay una diversidad de reacciones. En nuestro país tenemos mucho aprecio por esta institución, porque tenemos el orgullo de que quienes integramos esta casa no solo somos mexicanos, sino además porque otorgamos una expresión con un mensaje de paz y de riqueza cultural nacional”.

Salvador López López

Rescatar tradiciones

Un espectáculo emotivo en el que se promuevan las tradiciones decembrinas con la finalidad de que prevalezcan y sigan siendo parte importante de la narrativa en la historia de nuestra cultura es lo que cada año desea el Ballet Folklórico de México Amalia Hernández, asevera Salvador López.

“Es fundamental para la institución no solamente difundir las culturas,  sino además preservar y fomentar las tradiciones de México, sobre todo en este tiempo donde las costumbres y las fiestas son hibridas”.

Tocar una tradición tan importante y arriagada en México no es tarea fácil, asegura el funcionario, para ello, es necesario realizar —entre ocho a nueve meses— una investigación de campo sobre los festejos de las navidades en el país, en donde se incluyen entrevistas con miembros de las comunidades que ejecutan numerosos bailes, así como archivos de grabaciones de danzas autóctonas, información sobre el vestuario que se utiliza en las celebraciones, además de las caracterizaciones de ciertos personajes tradicionales como el diablo y los arcángeles basados en creencias bíblicas.

“Esto nos permite mostrar su energía de una manera plástica y dinámica, ofreciendo así un espectáculo transformado en rito a esta tradición, que contiene una curva de emociones”.

 

Raíces indígenas e influencia española

Las Navidades en México se realiza en la explanada del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, como una manera de revalorar la soberbia arquitectura del recinto, afirma el empresario, quien además asegura que sirve como marco perfecto para escenificar la espléndida fusión entre las raíces indígenas y la influencia española, dando como resultado nuestras ricas costumbres y tradiciones representadas en esta espléndida puesta en escena.

En esta ocasión, la presentación está conformada por tres actos, expone su director general,  el primero recrea el momento de la anunciación y continúa con el montaje de un nacimiento viviente; en esta parte destacan los villancicos entonados por el grupo coral del Ballet.

El segundo cuadro está dedicado a los reyes magos donde el público puede apreciar la Danza de Los Moros de Michoacán, La Culebra de Tlaxcala y la Danza de Diablos de Ometepec, Guerrero. Por último, se celebra una posada tradicional que comienza con el canto de la letanía para dar paso a una fiesta compuesta por algunos de los bailes folclóricos más conocidos de Jalisco: El jarabe tapatío y el Son de la Negra, acompañados por el tradicional mariachi.

Sin duda alguna, garantiza el titular del Ballet, es una representación que retoma parte de la historia de México y sus divinidades indígenas, hasta la llegada de los españoles con el cristianismo, creando un sincretismo de culturas que ha permitido nuevas interpretaciones artísticas.

“Es importante que no se pierda este sentido de la cultura de México, porque, con todo respeto, los espectáculos de El Cascanueces y ese tipo de presentaciones es bueno verlos, pero creo que debería ser prioritario promover nuestra cultura y ese es el énfasis que hacemos en este espectáculo que nos lleva de una versión a otra y que nos permite entender que tenemos una cultura rica y de gran valor”, concluye Salvador López López.