En el año de 1983, Salvador Dalí, quien ya había sufrido la perdida irreparable y devastadora de su esposa Gala, decidió crear un organismo que se encargase de de preservar su acervo en aras de las funestas premoniciones de su partida. Seis años después, el genio catalán “que no tenía derecho a morir” no pudo prolongar más su luz en la humanidad y cerró para siempre sus delirantes ojos. Desde entonces, la Fundación Gala-Salvador Dalí, que el mismo mago de Cadaqués idealizó y dirigió hasta su muerte, ha realizado una monumental tarea de preservación, difusión y estudio de su obra, que en los últimos días ha alcanzado uno de sus mayores logros.
Y es que, como ya se ha dado a conocer públicamente, después de 17 años de investigación y trabajos, por fin se ha podido completar el “Catalogo Razonado de Salvador Dalí”, que se había publicado pausadamente de manera digital desde el año 2004. El compendio, que se encuentra al alcance de toda persona interesada que cuente con una conexión web, reúne un total de mil pinturas identificadas de Dalí que recorren su trayectoria desde el año de 1910 hasta 1983. Del conjunto de creaciones se separaron las acuarelas y dibujos, quedando formalmente constituida una selección exclusiva de pinturas que se clasifican en cinco periodos y de las cueles pueden saberse, de manera individual, sus características y especificaciones.

Para conseguir semejante objetivo antológico, la Fundación requirió la consulta completa de toda su colección distribuida en tres inmemorables sedes: el castillo de Puból, la residencia que Dalí compartió con Gala en Portlligat y el Teatro Museo de Figueras, la más famosa y visitada de las tres. Además, se acudió también a colecciones como la del Museo Reina Sofía y el Museo Dalí de Saint Petersburg en Florida.
El gran paso obtenido ha despertado ya la ambición por cumbres más altas alrededor de la obra de Dalí, pues analizando el enorme potencial de esta herramienta de investigación y exhibición, la Fundación ya piensa en reunir y catalogar la obra pictórica completa .
El tiempo, la geografía o las distancias no son ya pretexto para sumergirse en la obra del único hombre que podía recordar lo que soñaba. Ahora las visiones están al alcance de un dedo.

