Luis Sánchez Jiménez

Concluyó la quinta ronda de negociaciones entre los representantes de los gobiernos integrantes del TLCAN: Canadá, Estados Unidos y México. El balance general de las cinco rondas tiende al pesimismo, ya que desde un inicio se ha tenido claro que la voluntad política del gobierno estadounidense es minar el TLCAN, declararse enemigo de la evolución, logros y alcances de casi 24 años de puesta en marcha del TLCAN y no ha hecho otra cosa más que confirmar, en cada ronda, que buscan salir beneficiados a costa de sus otros dos socios.

Ejemplo de esto es el tema relativo a las reglas de origen en la industria automotriz, donde el gobierno estadounidense propuso elevar el porcentaje de contenido regional en la industria automotriz al 85%, de forma que el 50% de ese total sea para Estados Unidos; hasta el momento, el 25% del material del que está hecho un auto o camión ligero debe ser de origen estadunidense para entrar a ese mercado, sin pagar arancel. La propuesta de elevación del porcentaje es inaceptable.

Un tema abordado en la quinta ronda, muy relevante para la administración del gobierno de Trump, es la relativa a la resolución de controversias donde los representantes estadounidenses pretenden eliminar los paneles que para este efecto están contenidos en lo dispuesto en el capítulo XIX del TLCAN; esto significa estar indefensos ante la aplicación arbitraria de cuotas compensatorias o medidas antidumping, algo que también resulta inaceptable para la delegación mexicana y la canadiense.

Lo cierto es que el tiempo no juega a favor del lado estadounidense. Mientras más pasen los meses, más cerca estaremos de las elecciones legislativas del próximo año, lo que dificulta el voto de ratificación en el Congreso de Estados Unidos de un eventual TLCAN versión 2.0. Aleja la aprobación que podría ocurrir hasta 2019, en la nueva conformación legislativa que resulte de las elecciones, algo que también resultaría una herencia para el próximo Senado de la República en México.

En el sector agrícola, la estacionalidad que tiene México para poder producir más productos agrícolas es algo que incomoda a Estados Unidos, quien tiene menos capacidad durante el año para producir y quiere medidas proteccionistas que atentan contra la productividad y competitividad de sus socios. Durante años ha habido un alineamiento en la conducta de los actores en el campo mexicano, para proveer al mercado de Estados Unidos beneficiando su mercado y fortaleciendo la producción desde nuestro país.

Este proceso de negociación debe ayuda a generar, más allá de acuerdos marco que tiene pocos resultados, ahora sí diversificar los mercados para los productos de nuestro país.

Debe ser un objetivo a corto plazo de México concretar los acuerdos con la Comunidad Europea, alcanzar un nuevo esquema que posibilite una ruta con los 11 países involucrados en el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, así como con los países de la región latinoamericana que pueden hacer un acuerdo desde México hasta la Patagonia e incluso con pequeños países como Taiwán que tiene plena disposición para concretar pláticas con miras a establecer un acuerdo comercial con nuestro país.

El momento de dar pasos firmes más allá del TLCAN ya llegó. Ser firmes, negociar hasta el último momento y tener alternativas diversas y viables, deben ser los ejes de nuestra política comercial en el actual entorno mundial.

Los tiempos de la política electoral mexicana también están a la vuelta de la esquina. Un traspié en la negociación o una derrota que se perciba como contundente u ofensiva hacia México, puede convertirse en el segundo y definitivo error del gobierno del presidente Peña Nieto.

Por el momento, el año termina con un impasse donde el acuerdo se ve lejano en torno al TLCAN. La sexta ronda se realizará del 23 al 28 de enero del próximo año en la ciudad de Montreal, Canadá, ahí veremos qué tanto se avanza después del periodo de fin de año.

@SenLuisSanchez