Charles Manson era el nombre que para muchos fue un loco, que creía en el fin de los tiempos a su interpretación: desde los bíblicos hasta los actuales, seguía a la cultura de las sectas solares que en cierto modo en los años sesenta estaba conectada con el movimiento hippie, se convierte en un predicador del preludio o lo que iba a preceder al apocalipsis, donde Juan describe la transición del reinado temporario de Satanás en este mundo a la consumación del reinado de Dios. Y siendo ya un gurú se dirigía a sus seguidores con palabras enigmáticas: “mírame hacia abajo y verás un tonto; mírame hacia arriba y verás a tu Dios; mírame de frente y te verás a ti”. Pero no se hizo famoso como predicador, pues sus fieles eran escasos, la mayoría mujeres que competían entre sí para estar más cerca de él. Y si de repente se hace famoso es porque se ve involucrado en un asesinato que sucede el ocho de agosto de 1969, donde mueren un grupo de personas que acompañaban a Sharon Tate, una actriz famosa, esposa del cineasta Roman Polanski, pero se piensa que no ideó este asesinato por el simple hecho de querer ser famoso, sino por obsesión hacia Polanski, cuando vio en el cine lo que ocultaba el satanismo, proyectado en la película La semilla del Diablo (Rosemary’s baby, 1968). Y se supone que todo se dio para que se llevara a cabo ese asesinato: Manson conocía muy bien la casa que rentaba Polanski con su esposa, tenía amistad con el dueño de dicha casa, Terry Melcher, un productor de música, que lo había invitado una que otra vez a los excesos que sucedían allí: sexo acompañado de drogas, y que aprovechaba Polanski para filmar esas aberraciones con desconocidos que recogía en los bares, y después mostrarlos a sus conocidos. Y además sabía que el director de cine se encontraba filmando una película en Inglaterra y que su esposa no había ido porque estaban distanciados por el hecho de que ella estaba embarazada y Roman Polanski no quería que naciera el bebé. Lo impactante es la similitud de la película con la masacre que sucederá un año después en la casa del cineasta, ya que en el guión cinematográfico de Polanski aparece la actriz Mia Farrow, embarazada, igual que su esposa Sharon Tate, y el final se cierra el filme con una reunión de fieles al satanismo (amigos del esposo de Rosemary) en un salón donde hay un cuchillo. Y que Sharon muere acuchillada. Sí, realmente hay muchas similitudes. También existe otra teoría sobre este asesinato, según Sanders: un grupo satánico inglés contrató a Manson para callar a Tate, para que no dijera lo que sabía sobre la muerte del senador norteamericano Robert F. Kennedy. Y otra más es que con la masacre iniciaba una guerra racial que acabaría con todos los negros.

Recién había cumplido los ochenta y tres años cuando, de muerte natural, el camino de Manson llegó a su final; lo sacaron de prisión para ser atendido en un hospital y, como fuera, mas no regresó a estar tras las rejas. Su paso por las cárceles inició cuando tenía tan sólo trece años, al robar una tienda y poco tiempo después vinieron una serie de atracos, fraudes…, que lo familiarizaron con el encierro pero su estadía en estos sitios fue creciendo por su continuo robo de coches…, hasta llegar a los asesinatos, material o intelectualmente. Apenas estaba en sus 17 años cuando inicia temporadas más largas en la cárcel, a los 18, a los 20, a los 24 y después a los 27, hasta que nuevamente ve la libertad a la edad de 33 años para que, en 1971, fuera condenado a muerte pero por la suspensión temporal de ésta por parte de la Corte Suprema de California, es sentenciado a cadena perpetua, y más de 45 años, finalmente, cumplió en el encierro en la prisión de Corcoran, en California.

En fin, Charles Manson murió el pasado diecinueve de noviembre de dos mil diecisiete en un hospital de Bakersfield, y lo que realmente logró con sus hechos fue terminar con la Era de Acuario, la era de paz y la era de amor que predicaban los hippies. Y que una semana después de la masacre en el Festival de Woodstock, Jimi Hendrix, The Who y Family Stone, entre otros, trataron de decir que todavía era posible la era del amor y de la paz.