El pasado 15 de diciembre concluyó el primer periodo ordinario de sesiones del tercer año de la LXIII Legislatura en el Senado de la República, la sesión más larga e ininterrumpida en la historia reciente de México, sin embargo, pese al esfuerzo el cierre del periodo deja un sabor amargo ya que “los aplaudidores”, los “quedabien” y los “cortesanos” dominaron la agenda con mayoría y cinismo, sin argumentos.

Fue el triunfo de la sinrazón, un ejemplo, la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, pese a que las Naciones Unidas, universidades, Comisiones de Derechos Humanos, líderes sociales, organizaciones de la sociedad civil, artistas, Iglesias, Amnistía Internacional, el Parlamento Europeo, la galardonada con la presea Belisario Domínguez y Morena, por mencionar algunos, dieron una argumentación sólida, consistente, sobre lo que es conveniente para el Estado mexicano y para el futuro del país, la impostura de Peña, del PRI y sus secuaces fue solamente una escenografía, nunca hubo una intención de escuchar argumentos y, también hay que decirlo, tampoco los plantearon.

En el caso de magistrados electorales la situación no fue diferente pese a la solicitud reiterada, hasta en puntos de acuerdo, para que la Junta de Coordinación Política diera las razones por las que seleccionó a las magistradas y magistrados electorales, solo se limitó a publicar una lista de nombres sin explicación alguna, violando el artículo 116 constitucional, que señala la obligación de fundar y motivar cualquier acto de autoridad. Solo valió la cercanía y la complicidad, el valor público se hizo a un lado, así como el análisis de perfiles.

También termina un periodo con las prioridades equivocadas, no se eligió al fiscal anticorrupción, ni tampoco a magistrados de Sala Especializada contra la corrupción, ni se entró en la reforma del artículo 102 Constitucional que son las verdaderas prioridades nacionales. Hay pequeños destellos como fueron la aprobación de la Ley de Archivos, reformas en materia de equidad de género y combate a la corrupción en el Poder Judicial.

En las democracias cuentan las mayorías pero también las razones y se parte de un principio que no se puede hacer a un lado, que es el principio de conciencia y la responsabilidad en su decisión, esto se hizo a un lado por muchos legisladores.

Respeto a quienes difieren, a quienes tuvieron ideas y las expusieron, pero aquellos que votaron a favor de la Ley de Seguridad Interior, a favor de los magistrados o muchísimas otras iniciativas sin conocer el contenido, aquellos que solo leyeron textos que ni siquiera entendían y únicamente lo hicieron porque así se lo ordenaron, más les valiera verse en un espejo y escupirse solos la cara, que reconozcan en la intimidad, la vergüenza de su actuar.

El futuro de la república estará en la independencia y responsabilidad de los legisladores, hago los votos más honestos para que quienes lleguen al Senado en 2018 tengan la capacidad de diferir y confrontar las ideas con conciencia y que el Legislativo mexicano no siga dominado por “aplaudidores”, “quedabien”, “cortesanos” y “obedientes”.

@LuisHFernandez