Rafael G. Vargas Pasaye
Inspirado en el libro Cartas a un joven disidente, de Christopher Hitchens, José Woldenberg (a partir de la idea y petición del editor Eduardo Rabasa) presenta Cartas a una joven desencantada con la democracia, cuyo objetivo principal es compartir con una adolescente (por no quererle nombrar Millennial) algunas pinceladas de la vida democrática en general tomando por caso el mexicano.
Woldenberg recurre a la figura epistolar para, a manera de tío o maestro universitario, aconsejar aprendizajes a los jóvenes que no vivieron y desconocen la hechura de la realidad actual, o al menos de algunos acontecimientos que hoy en día parecieran cotidianos. Aunque quizás el trasfondo sea más claro: hacer de esos jóvenes un grupo más partícipe de la vida pública, lo dice así el autor: “Cuando uno se autoexcluye, serán otros los que toman las decisiones”, “el involucrarse en la vida pública tiene en sí una recompensa: el ser parte de un colectivo”.
Utiliza definiciones poco complejas, pero sí dignas del debate, por ejemplo la democracia es “el régimen político que busca ofrecer un marco institucional y normativo para la expresión, recreación, competencia y convivencia de la diversidad”. Y anexa: “El único régimen que teóricamente descansa y se edifica con y para los ciudadanos es la democracia”. Y tiene razón.
El centro del debate es la realidad actual, de allí la reflexión, es el pretexto pues de las páginas que nos brinda Woldenberg, él mismo partícipe de la vida pública y democrática de nuestro país, sabe y reconoce que “Hay un desencanto con los políticos, los partidos, los congresos y los gobiernos que nadie debería disimular”, aunque subraya que “sin esos actores la democracia no es posible”.
La clave es pues que: “ojalá ese malestar en la democracia no se convierta en un malestar con la democracia”. Allí sí es tarea de todos. De instituciones y gobiernos, de sociedad y ciudadanos, de adultos y jóvenes, de empresarios y clase trabajadora. Nadie se salva de ese paradigma cotidiano. Todos formamos parte. “México vive una situación tensa, cargada de preocupantes presagios y un rosario de crisis combinadas. Es imprescindible delinear un futuro incluyente, que genere cohesión social y una esperanza compartida”, signa Woldenberg pero pueden sumarse a la firma los millones de mexicanos que comparten el malestar.
Este ejemplar es un buen acercamiento para los jóvenes de bachillerato e incluso universitarios, con conocimientos que invitan a profundizar, las citas de autores más teóricos se presentan sin abrumar, de allí el tono de charla que es bienvenido generacionalmente, junto con los pensamientos en voz alta del mismo autor, quien reconoce que en ocasiones no todo es culpa nuestra: “El drama mayor de nuestra democracia germinal es que ha coincidido con un largo periodo de estancamiento económico y su estela de calamidades sociales”.
La postura se mantiene a lo largo de las páginas, hacer ver que la democracia es un buen instrumento para sobrevivir, pero sobre todo que como ciudadanos debemos participar: “La democracia es una fórmula de gobierno que se fortalece cuando los ciudadanos aprecian no sólo que pueden ejercer sus libertades, concurrir a elecciones, cambiar gobiernos, construir representaciones equilibradas, sino cuando perciben que sus condiciones materiales de vida mejoran, se sienten integrantes de un ‘nosotros’ que los incluye y son capaces de discernir lo que se juega en el terreno de la política”.
Seguro que Cartas a una joven desencantada con la democracia encontrará sus lectores así como José Woldenberg encontró un pretexto para reflexionar sobre un tema que siempre le va bien. Y que por fortuna no deja de apasionarle.
José Woldenberg, Cartas a una joven desencantada con la democracia. Editorial Sexto Piso, México, 2017; 106 pp.