“El contenido de esas misivas, según esta increíble ley, pertenece al que las escribe pero nunca a los destinatarios, a quienes están dirigidas”, advierte Claude Lanzmann, ante las diversas cuestionamientos que se han hecho después de venderle a la Biblioteca Beinecke de libros y manuscritos de la Universidad de Yale, las 112 cartas de amor que Simone de Beauvoir le escribió entre 1959 y 1959.

Con tan sólo 17 años, el también escritor, periodista y cineasta, vivió una intensa relación con la filosofa francesa, llegando a tener momentos de popularidad en el mundo de las letras y el pensamiento. Ellos y sus teorías sobre el amor necesario (el suyo) y el contingente (el que cada uno vivía con terceras personas) siguen fascinando, pues esas cartas son fieles testigos de ese “loco amor”, según declaró Lanzmann, pues aseguró que la venta de estas misivas a través de una subasta por la casa Christie’s, se debió a la escandalosa ley francesa que encuentra la transmisión de los legados y de las herencias de la totalidad de los escritos de un autor.

“No pensaba hacer conocer (esta correspondencia), ni en ninguna forma de publicación, sin embargo a sucedido que a parientes a veces desconocidos, despojan al mismo tiempo a los destinatarios verdaderos de esas cartas”, apuntó.

Explicó que el contenido de las cartas, según esta ley, pertenecen al que las escribe pero nunca a los destinatarios, “a quienes están dirigidas”. No obstante, el destinatario, aseveró, tiene el derecho de cederlas esperando que el comprador pueda publicarlas o al menos conservarlas y permitir su acceso a los historiadores e investigadores.

Todo este amorío entre Beauvoir y Lanzmann inició después del idilio entre Sartre y Beauvoir, un amor que en cuanto a duración y a honestidad puede considerarse un éxito: estuvieron 50 años juntos, aunque por rachas vivían con otras personas. Aquí entra en escena el cineasta joven, menor que ella, por el que decía sentir una “pasión loca”. Lanzmann iniciaba su labor como uno de los documentalistas más respetados del mundo, ya con la idea de su famoso largometraje de unas diez horas sobre el Holocausto, que llego a estrenarse hasta 1985.

En el momento de la correspondencia, Lanzmann era secretario de Sartre. De Beauvoir tenía 44. Ella, que en El segundo sexo bautizó al matrimonio como una institución “obscena” que esclavizaba a las mujeres, aseguró al cineasta en1953 que daría lo que fuera por “arrojarse en sus brazos” y quedarse “allí para siempre”: “Soy tu esposa, para siempre”.

Por el momento, según información del diario El País, no está definido qué va a suceder con esta “excepcional y apasionada correspondencia”, como la ha descrito el propio Lanzmann. La librería de Yale ha dicho que por ahora sólo estarán disponibles en su sala de lectura, pero Lanzmann asegura a Le Monde que no descarta su publicación en Estados Unidos.