Pese a las expectativas pesimistas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó su perspectiva de crecimiento económico en 2018 para México. De un rango de 1.9% que había previsto en octubre lo subió a  2.35%, en tanto que para 2019 también modificó su pronostico al pasarlo de 2.3% a 3.0%.

De acuerdo a los datos del FMI, las modificaciones se deben a que el país se beneficiará de una fuerte demanda estadounidense, “se espera que la reforma fiscal estadounidense y su estímulo asociado eleven, de manera temporal, el crecimiento de EEUU con efectos de derrama sobre la demanda de sus principales socios comerciales -especialmente Canadá y México- durante este periodo”.

Cabe destacar que con dicha alza, realizada por el organismo que es liderado por Christine Lagarde, la previsión para México queda por arriba de Estados Unidos y Arabia Saudí (seis décimas en ambos casos). Sin embargo, se encuentra por debajo de las previsiones para el resto de países emergentes que llegan a tener una previsión de hasta 4,9% para este ejercicio y un 5% para el próximo.

Pese a que de espera que con este aumento de las proyecciones para México se logre una evolución benéfica en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el organismo advirtió que el TLCAN a la par de la próxima contienda electoral continúan siendo los focos rojos para le economía mexicana.

Mientras tanto, mantuvo sin cambios, en 1.9%, su expectativa de crecimiento de América Latina en 2018, aunque señaló una “recuperación más firme de Brasil”, donde aumentó la expectativa de crecimiento este año de 1.5% a 1.9 por ciento.

El FMI elevó de 3.7% a 3.9% su previsión del crecimiento económico global en 2018, reflejo del impacto esperado de la ambiciosa reforma del sistema impositivo estadounidense en el corto plazo.

De acuerdo al FMI este es el mejor panorama para México pues “se beneficia de una demanda de EE UU más fuerte, de la firme recuperación en Brasil; y los efectos favorables de unos precios más altos de las materias primas y unas condiciones de financiación más sencillas en algunos países exportadores de productos básicos”.