La gráfica que presentó Consulta Mitofsky refleja la ruta que ha seguido la precandidatura de José Antonio Meade. En octubre tenía 17.6 por ciento de las preferencias medidas a través de este tipo de instrumentos, para pasar en noviembre a 19.4 por ciento y descender ligeramente en enero a 18.2 por ciento, con lo cual se mantenía en el tercer lugar.

Otros estudios —Parametría y Defoe— le dieron a Meade un 23 por ciento, en promedio, con lo cual continúa a 20 puntos porcentuales del puntero en las precampañas, es decir “ya saben quién” —parafraseando su exitosa estrategia en medios.

Pero esta distancia podría ser el menor de los problemas para el exsecretario de Estado en dos administraciones federales de distinto color partidista, pues las versiones que indican que se trata de una campaña que no levanta o empantanada se mantienen no solo en redes sociales, sino que incluso ocupan espacios en columnas y textos de opinión.

Es así que la disyuntiva parece clara para el abanderado de la alianza PRI-PVEM-NA, pues es necesario que dé un golpe de timón ante la imagen de que encabeza una campaña desordenada y sin rumbo, en la que abundan los cuartos de guerra, pero escasean los resultados.

Giselle Perezblas.

La disyuntiva

Un planteamiento ha empezado a escucharse, Meade necesita romper con la administración Peña Nieto para levantar su campaña, algo con lo que se muestran en desacuerdo nuestros entrevistados.

Para Giselle Perezblas, estratega electoral y directora de la consultora Auguro Estrategia y Comunicación, el precandidato priista debe considerar que, más que romper con el mandatario, también lo debería hacer de un grupo político, pero que esto es un escenario ya rebasado.

 “Creo que ese escenario está rebasado, no es un tema de si me alejo del presidente y de su grupo —porque no solo es del presidente—, es tema de un grupo político y de una marca que tiene una enorme carga negativa, no puedes pedirle a un piloto que rompa con el coche que conduce compitiendo en la carrera”, explicó la estratega.

Por su parte, Juan Pablo Chabaud Limón, director del área política de la Fundación Miguel Estrada Iturbide (FMEI) de la Cámara de Diputados, consideró que no es recomendable que el aspirante presidencial proceda de esa forma.

 “Como candidato, ¿le conviene hacer un rompimiento con Peña Nieto? No, a mi juicio no le conviene porque a pesar de que hay una mala aprobación del presidente, con una mala imagen en la opinión pública, la verdad es que el presidente es quien lo ungió, eso no se lo puede quitar y si hiciera un rompimiento o un alejamiento con el presidente, no sería un asunto creíble”, explicó.

Buscar a los priistas

Giselle Perezblas planteó que Meade debe buscar una manera de diferenciarse del actual grupo gobernante, pero cuidando de mantener sus posibilidades en esta competencia electoral.

“En este momento esto (un rompimiento) es sumamente difícil. Lo que tendría que hacer es entender cuál es su terreno comunicacional y su terreno de voto, pues es el mismo del PRI, porque además hay muchas clases de priismo. Está el de base, que es el que les consigue los triunfos electorales, y está el de cúpula. Si Meade logra permear en ese priismo de base, que sí está herido, y que también necesita una dirección y hablar de un proceso de democratización interna, como escenario para más adelante, el proyecto de gobierno que tiene, esa es la mejor forma de diferenciarse”, señaló Perezblas.

De igual manera, la especialista en campañas recomendó que el abanderado de la alianza PRI-PVEM-NA empiece por casa su búsqueda del voto.

“Literalmente la limpieza empieza por casa, debe darse a conocer entre los militantes, el priismo es el único partido que tiene líderes en cada colonia, que se ganaron su peso moral por gestionar, si se dirige a ellos y los gana, puede avanzar a su campaña. Ese es el priismo que tiene que buscar, es la mejor manera de desvincularse de esos procesos que han generado una imagen negativa”, apuntó.

De igual forma, indicó que también debe cuidar la construcción de mensajes con los temas que interesan a los votantes: “los escándalos de corrupción se han dado en todos los partidos, por lo que Meade debe hablar de rendición de cuentas y de consecuencias reales, porque eso está pidiendo la audiencia”.

Campaña con arranque erróneo

Para la directora de la consultoría Auguro, las precampañas iniciaron con una premisa falsa: considerar que se dirigen a una audiencia cautiva.

 “Todas las precampañas parten de una premisa errónea, todas, empezaron con la premisa de que estaban dirigidas a los militantes, que era una comunicación interna a una audiencia que creen cautiva. Esa premisa hizo que arrancáramos mal el proceso electoral comunicacional. Todo lo que se ha visto en el año y a lo largo del sexenio, escándalos, alianzas y candidatos independientes, las campañas que de pronto surgieron de las empresas, dejaron una audiencia distinta, un votante distinto que estuvo pendiente desde el primer día, desde un punto de vista mucho más crítico, buscando un diálogo o un debate, quiere un debate con los actores políticos”, comentó para este medio.

En el caso de José Antonio Meade, abundó, “uno de sus principales ases era su formación, y esto se planteó como una formación ciudadana. En realidad no existen los candidatos ciudadanos, cuando se participa en política desde cualquier arista en busca de un cargo de elección, incluso hasta como asesor, ya no eres ciudadano porque tienes un vinculo con la clase política, tienes influencia, por lo que este planteamiento está equivocado porque desde el momento en que te involucras en política dejas de ser ciudadano común y corriente”.

Por lo anterior, recomendó: “la opción es presentar a un candidato que no pertenece a ningún grupo y construir su narrativa a partir de su propia esencia, es decir, sus capacidades, su historia de vida, sus logros, sus luchas; en ese sentido ya empezó mal el proceso, partió de una premisa equivocada”.

Juan Pablo Chabaud Limón.

Como candidato, no le conviene

“Como candidato no le conviene romper con el actual gobierno, como presidente sí, creo que tendrá que llegar —en caso de que gane— a dar una vuelta de timón importante en temas particulares, como la corrupción o la seguridad, o que la gente se sienta tranquila en términos económicos, pero eso ya como presidente”, consideró Juan Pablo Chabaud.

En su análisis, señaló que el principal problema que Meade tiene en este tema es que no sería creíble un deslinde.

 “Un rompimiento no sería creíble y no es algo que le dotaría de mayor credibilidad. Esas voces en el interior del PRI muestran el partido como algo monolítico en términos de disciplina partidaria, pero en el interior también hay pugnas por las candidaturas a diputados, a senadores; todo eso juega, y lo que vemos nada más es la punta del iceberg”, agregó.

En dicho sentido, respondió a este medio, la opción que tiene el abanderado de la alianza PRI-PVEM-NA es aprovechar la figura del presidente, pese a su baja aprobación ciudadana.

 “Lo que debería hacer, a mi juicio, es tomar la figura del presidente —en su justa dimensión—, y aprovecharla como un recurso simbólico. Es cierto, a él lo nombró el presidente, no lo nombraron otros sectores del partido con los que tiene que lidiar, y son estos personajes, seguramente, los que están comentando este tipo de ideas —que la campaña no prende, es decir, el fuego amigo—. Lejos de un rompimiento, tiene que poner una sana distancia, eso sí, pero quizá lo que se hizo bien en este gobierno, lo que hizo bien en las secretarías en las que participó, exponerlo y presentarlo así ante la opinión pública”, dijo nuestro entrevistado.

Para el director del área política de la FMEI, “la estrategia de comunicación de Meade no fue la adecuada; ¿en qué términos no fue la adecuada?, Meade comenzó haciendo una campaña en medios ddndose a conocer su historia, su familia, pero eso al final de cuentas se lo pudo haber brincado porque su plus es que es un personaje que la genta ya conoce, no necesitaba presentarse desde sus orígenes, y el factor importante y lo que tiene que usar para promoverse es su trayectoria política en la administración pública, ahí es donde están sus capacidades y es lo que hoy empezamos a ver en sus spots y en su propaganda”.

El papel del gobierno federal

Nuestros entrevistados coincidieron en que lo mejor que puede hacer la actual administración presidencial, es no meter las manos en el proceso, pues esto generaría más problemas para el precandidato priista.

 “El gobierno federal debe comprender que no es solo una campaña, sino el cierre de una administración. La comunicación social debe considerar que no solo es un factor para ganar, sino que por el cierre debe difundir no propaganda de logros, pues tiene influencia en sectores regionales a través de campaña para ayudar en temas como violencia o alimentación, para hacer lo que siempre se debió haber hecho: comunicación social, no propaganda”, apuntó Giselle Perezblas.

 “Al gobierno federal se le debe recomendar que se meta lo menos posible, precisamente por la cordura de sacar las manos de la elección. Al propio Meade no le conviene. La salida de Luis Miranda de la Sedesol es un poco en respuesta a eso, porque al candidato no le conviene en esa posición un operador político que quizá le genere ruido. Pensemos en un José Antonio Meade que se presenta como alguien que no tiene cola que le pisen, como un administrador público o un político honesto, pero hay otros personajes que también juegan y le pueden generar ruido. No lo imagino tolerando que desde Sedesol se muevan recursos conociendo su trayectoria y honorabilidad”, evaluó Juan Pablo Chabaud.

“Tendrían que entender que hay millones de ojos observándolos, van a ser observados por la ciudadanía”, recordó Perezblas.

 “Lo que tiene que hacer el gobierno federal es mantenerse alejado y sin meter las manos”, añadío Chabaud Limón.

Decisión electoral

Para un candidato que representa al partido en el gobierno, es claro que ofrecer continuidad puede ser un aliciente para los ciudadanos; no obstante, esto no parece ser una opción para José Antonio Meade, pues las cifras de aprobación presidencial muestran un mayoritario desacuerdo con Enrique Peña Nieto.

Y eso se ha convertido en un lastre para un abanderado que arrancó su carrera para ganar la elección presumiendo su no militancia partidista.

Es decir, de inicio el mensaje era que no se postulaba a un priista, con lo que se pensó que la continuidad no se daría como oferta de campaña.

Otro elemento que abona en la urgencia de tomar una decisión que involucre un rompimiento con el actual gobierno federal tiene que ver con la percepción ciudadana acerca de lo que representa el actual presidente de la república y su equipo.

Los continuos escándalos de corrupción, el problema de la inseguridad, el aumento de los combustibles, la renegociación del TLC, la falta de respuesta ante las agresiones de Donald Trump, entre otros temas que han ocupado la agenda de medios, hacen que la opinión ciudadana prefiera otras opciones distintas a una continuidad del actual grupo gobernante.

Se trata de algo con lo que debe cargar el precandidato Meade.

Pero la opción de romper con el actual gobierno federal, ¿es alternativa para el abanderado en estos momentos?

@AReyesVigueras