Autoridades del gabinete de seguridad de la CDMX, aseguraron que los policías preventivos que participaron en la detención del estudiante Marco Antonio Sánchez Flores violaron varios protocolos, como no avisar a sus superiores y no reportar el hecho al C2.

La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México investigan si la cámara de videograbación de la patrulla a la que subieron al menor fue desconectada intencional ya que la desconexión se remonta a diciembre. Lo que sí funcionaba era el GPS y el radio, por lo que en todo momento se supo en dónde estaba la unidad, afirmaron autoridades a  Milenio.

La supuesta manipulación de la cámara derivó una investigación contra los uniformados Ubel Mora Gallardo y Ricardo de la Rosa Guzmán por presunta violación del protocolo que se aplica en el caso de personas detenidas.

Las autoridades del gabinete revelaron que Mora Gallardo, uno de los cuatro implicados, no ha sido localizado. Se presume puede estar en su natal Guerrero. Otro de los policías se encuentra bajo un amparo contra acto de autoridades, pero se encuentra en disposición para declarar en las indagatorias.

El 23 de enero, el joven de 17 años, fue abordado por dos policías en motocicleta frente a un mural donde presuntamente tomaba fotografías, en la Unidad Habitacional El Rosario. Posteriormente llegó la patrulla tripulada por Mora Gallardo y de la Rosa Guzmán. Sin embargo, las autoridades que están a cargo de la investigación no pudieron obtener las imágenes del momento en que el joven estuvo en la patrulla, porque la cámara no funcionaba.

La cámara fueron instaladas para evitar abusos policiales y violaciones de derechos humanos.

En tanto, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, aseguró que agotarán todas la líneas de investigación en el caso de Marco Antonio y dijo que tomarán su declaración en cuanto las condiciones médicas lo permitan.

Transformaron a Marco Antonio

 Edith Flores, madre del menor, declaró que su hijo presenta delirios producto de lo que vivió los días que estuvo ausente. “Desconozco a mi hijo. Lo veo con el cuerpo de Marco, pero con la actitud del demonio o de un ser que transformaron. No sé qué le hicieron, qué le dieron, pero está muy mal”, reporta El Universal.

Médicos legistas le han tomado medidas a su cara, brazos y piernas para hallar los rastros de los golpes que Marco Antonio pudo recibir durante su desaparición. Los gastos para los exámenes han corrido por cuenta de sus padres, porque el apoyo de las autoridades no incluye dinero para realizarlos.

La última vez que Edith habló con el menor fue el martes 23 de enero a las 07:45 de la mañana, mientras él corría con Pancho, perro raza schnauzer que le regaló su papá. A las dos de la tarde volvió a marcarle, pero ya no contestó. Roberto Bernardo, amigo testigo de la detención de Marco Antonio, afirmó que se encontraba con él al momento de la llamada, pero dijo que se comunicaría más tarde.