Arthur Conan Doyle legó al mundo al más famoso de los detectives; hablamos, por supuesto, de Sherlock Holmes. El canon holmesiano, como es llamado conjunto de relatos en que Holmes es el protagonista, está compuesto por nueve míticas obras entre las cuales se encuentran El estudio escarlata de 1887 y El sabueso de los Baskerville de 1902, el resto de ellos son igualmente significativas. El inolvidable personaje se ha convertido en inspiración de cuantiosas versiones cinematográficas, caricaturas, referencias culturales y, muy notablemente, en motivación para numerosos escritores.

Es por ello que, en los albores del cumpleaños número 130 de Sherlock, Francisco G. Haghenbeck ha tenido la idea de compilar y colaborar en un volumen titulado Elemental, mi querido Holmes. De la mano de la Dirección General de Publicaciones (DGP), este curioso libro reúne las plumas de once escritores mexicanos que tendrán un diálogo alrededor de la figura y el simbolismo personal de la creación de Arthur Conan Doyle.

Así pues podrán descubrirse, de manera amena e interesante, las diferentes interpretaciones y visiones que tienen estos personajes de letras sobre el que es posiblemente el investigador más famosos del mundo, “reconocible en cualquier parte del mundo, como Superman o Mickey Mouse”, dice Haghenbeck a Excélsior, quien también afirma la versatilidad de tan singular libro.

“Ninguno de los escritores incluidos se basó en un cuento específico; la mayoría tomaron el canon y sobre eso jugaron. Antonio Malpica, por ejemplo, explora la infancia de Sherlock; Vicente Alfonso unió a Sherlock y a Mark Twain en un bar; Iván Farías lo trajo a México para atrapar a Francisco Guerrero Pérez El Chalequero; y César Silva elaboró un cuento de Sherlock sin Sherlock, sólo por mencionar algunos”.

El también dramaturgo y guionista destacó la importancia que hoy en día tiene la obra de Conan Doyle en la promoción de la lectura y su vigencia, pues Sherlock Holmes “no necesita esos anuncios en el Periférico donde se sugiere leer 20 minutos al día, sino que cualquier muchacho lo toma y se engancha”. Del mismo modo, matizó el enorme valor que ha tenido el hombre de los acertijos en las generaciones posteriores a su creación:

“Al acercarnos a las mesitas de novedades de las librerías, encontraremos a los herederos de ese detective indómito que tenía tantas habilidades como debilidades, desde Agatha Christie, Raymond Chandler y G.K. Chesterton, hasta los actuales Paco Ignacio Taibo II, Leonardo Padura y Stieg Larsson, entre muchos otros”.

Debe también mencionarse que uno de los ejes primordiales de la  publicación será retratar a un Holmes humanizado con el que pueda sentirse empatía.

“Quizá una de sus grandes virtudes es que no se trata de un personaje perfecto, sino al contrario: es grosero, rudo e incluso poco empático y hasta un poco racista y medio machista. Pero todo eso lo vuelve encantador”.

Como matiz especial, Haghenbeck reconoce como gran ausente de su antología a Ignacio Padilla, con quien conversó sobre Sherlock Holmes pocos días antes del accidente en que el entrañable autor de 47 años falleciera.

Sigamos, entonces, la pista de Sherlock a través de ojos mexicanos e invitémosle a estar en nuestra biblioteca; aún quedan muchos casos por resolver.