Irán saltó nuevamente al primeras planas de los medios internacionales. A dos días de celebrarse el fin de año, una serie de protestas populares socavaron la tranquilidad de las calles de Mashad, la segunda ciudad más importante del Estado Islámico. En cuestión de horas, miles de personas se unieron a las manifestaciones antigubernamentales en otras ciudades, incluyendo a la capital Teherán. A diferencia de las protestas ocurridas en 2009, que fueron una respuesta a lo que la población consideró como un fraude electoral que permitió la victoria del candidato conservador Mahmud Ahmadineyad, en esta ocasión se debió más a la crisis económica que afecta a los sectores más humildes de la población.

En esta ocasión, las protestas estaban dirigidas hacia los sectores conservadores, que han gobernado el país con un marcado autoritarismo religioso, el cual impone un control gubernamental sobre la vida de la población. La Constitución iraní establece desde 1979, fecha en la que se realizó la revolución islámica, el orden económico y político del país y declara al chiismo como la religión fundamental del pueblo iraní.

Manifestantes de sectores pobres y humildes iniciaron una serie movilizaciones  contra las medidas económicas del presidente Hassan Rohani, al que acusan de ser el causante de la elevada inflación que afecta el gasto diario de la población. También lo señalan por la creciente corrupción que se ha apoderado en el gobierno. Según medios de comunicación internacionales existen funcionarios que ganan sueldos exageradamente altos que superan los 45 mil dólares al mes, en un país donde el salario mínimo es menor a 200 billetes verdes mensuales.

La cuestión política también ha estado en centro de las protestas. Aunque las manifestaciones del 2009 fueron iniciadas por los sectores de clase media alta, en demanda de una mayor apertura en materia de derechos humanos, la tendencia también fue reivindicada en esta ocasión.

Hasta el momento han cobrado la vida de más de 20 personas. Durante el sábado 30 de diciembre, la llamada Guardia Revolucionaria de Irán detuvo a miles de manifestantes acusados de difamar y socavar al estado iraní.

Un día después, las autoridades decidieron imponer un bloqueo a las redes sociales, especialmente a las aplicaciones de mensajería instantánea Telegram e Instagram a fin de contener a los manifestantes en su intento por internacionalizar las protestas.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha manifestado su abierto rechazo a negociar con el estado islámico, sobre todo a renovar el compromiso nuclear pactado por su antecesor Barack Obama, se pronunció abiertamente por apoyar las protestas populares contra un gobierno al que no dudó en señalar como un “régimen corrupto”.

La actitud de Trump dejó entrever dos puntos importantes de su gobierno: el apoyo total a la causa israelí contra Irán y el distanciamiento de los acuerdos establecidos por Obama con Teherán, los cuales considera que sólo han servido para que ese país promueve más el terrorismo.

En un intento por suavizar la posición del magnate inmobiliario, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Halley, prefirió mostrarse prudente al declarar que era mejor “no repetir el error de 2009”, en relación con la brutal represión que hicieron las fuerzas de seguridad contra la población, la cual reivindicaba a Mir Hosein Musaví, el candidato liberal, como ganador de los comicios presidenciales.

Un poco más directa, la portavoz de la Casa Blanca, Sara Huckabee Sanders, culpó al régimen iraní de la ola de descontento social. “Están gastando los recursos en expandir el terrorismo fuera, antes que en asegurar la prosperidad en casa. La funcionaria estadounidense puso el dedo en la llaga al denunciar que “los precios de los bienes básicos y del combustible no dejan de subir, mientras que la Guardia Revolucionaria gasta la riqueza de la nación en grupos extremistas foráneos y, de paso, se lucra”.

Ocho días después del inicio de la protestas, las fuerzas de seguridad iraníes proclamaban el fin de lo que calificó como una sedición contra el Estado. Trump reaccionó convocando a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para adoptar sanciones contra Irán, pero el organismo internacional rechazó su moción, lo que fue considerado por Teherán como un prueba de que Estados Unidos “ya no goza de una buena posición entre los países y se encuentra totalmente aislado a nivel mundial”. La declaración se refería no sólo a la cuestión iraní sino a la propuesta hecha por Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, medida que también fue rechazada por la ONU.

Tras una semana de intensas presiones, el comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución de Irán, general Mohamad Ali Yafarí, reveló que las manifestaciones habían sido propiciadas “por enemigos del régimen de la organización Muyahedin Jaiq, mismos que saben que de ningún modo pueden amenazar a las República Islámica”.

Bajo este contexto, el profesor de tiempo parcial de la Universidad de las Américas- Puebla, Román López Villicaña concedió a Siempre! una entrevista a fin de conocer el trasfondo de estas recientes manifestaciones en uno de los países más controvertidos de Medio Oriente. Estas son sus respuestas.

 

Relación conflictiva

¿Cómo se encuentran las relaciones entre Irán y Estados Unidos, en medio de estas recientes protestas?

La relación no ha sido buena desde la revolución en 1979 y se deteriora cada vez más con la toma de la embajada norteamericana en Teherán. Desde entonces la relación no ha sido buena. Obama ha sido una excepción, pues él quería mejorar la relación con Teherán para poder salir de Irak y Afganistán, sin incurrir en más gastos en la zona. Los intereses de ambos países coinciden en muchos aspectos, sin embargo en lo político sigue siendo un impedimento.

La relación con Obama mejoró, pero a costa del deterioro de la relación con Israel y Arabia Saudita, ambos se oponen a que Irán se desempeñe como lo que es una potencia regional. Sin embargo ambos le temen a un Irán nuclear pues para Israel acabaría su monopolio nuclear en la zona y Arabia Saudita perdería su posición en el Golfo Pérsico, que ha gozado desde la revolución iraní.

Protestas minoritarias

Hay expertos que consideran que esta nueva ola de manifestaciones, que también exige apertura política, son una secuencia de la llamada Primavera árabe que tuvo lugar en distintos países de la región en 2011, ¿cuál es su opinión al respecto?

Eso no es ninguna primavera ni revolución. El régimen iraní siempre ha tenido opositores, los mujahedin Khalq, los monarquistas, algunas minorías como los baluches. Estas minorías pueden ser penetradas fácilmente por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Israel, o por los sauditas, quienes han gastado mucho dinero para derrocar al régimen iraní.

Sin embargo las manifestaciones recientes han puesto en claro que el régimen sigue teniendo un apoyo mayoritario de la población. Se supone que los opositores son unas 50 mil personas en un país de casi 80 millones de habitantes. Si alguien detesta a los iraníes son el régimen de Netanyahu, que lo ve como una amenaza directa a la hegemonía israelí en la zona, o por los sauditas que odian al Islam Chiíta.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha manifestado abiertamente contra el régimen islámico y ha amenazado con retirar el pacto nuclear habilitado por Obama, ¿qué riesgos ocasionaría esto?

El presidente Trump siguió la tradición de la mal relación con Irán, él quisiera un régimen como el del Sha que cuidaba los intereses de Estados Unidos en la región. No quieren al régimen islámico pues es un mal ejemplo para las monarquías petroleras del Golfo, porque Irán se ha acercado a Rusia y China, ha entrado incluso en la Organización de Cooperación de Shangai. Todo eso aunado a querer convertirse en una potencia nuclear. Hay que recordar que los europeos no están de acuerdo con el presidente norteamericano, y no quieren retirarse el acuerdo nuclear.

El polo energético ya no está en Medio Oriente

¿En qué situación quedaría la estabilidad de los precios del petróleo ante esta nueva crisis?

Los precios del petróleo hoy dependen cada vez menos de las crisis en la región del Medio Oriente. En la actualidad, los países del Medio Oriente se pelean por el mercado chino, que es hoy el principal mercado petrolero del mundo, seguido de otros países asiáticos. China, por su parte, trata que sus transacciones petroleras sean en yuanes y no en dólares. Estados Unidos ha dejado de depender el petróleo de Medio Oriente, ante el crecimiento de su producción por el método de fracking. Ahora, Washington está a punto de volver al mercado petrolero mundial, como exportador no como importador.

En el caso mexicano ya nos exporta gas y gasolinas al por mayor, y nos compra cada vez menos petróleo crudo. Por esto creo que una crisis en Medio Oriente, tal vez no mueva mucho el precio, pero también debe considerarse el tipo de crisis. Si es una guerra abierta entre la Unión Americana y sus aliados e Irán, entonces las consecuencias pueden ser impredecibles.


Así ve Temoris Grecko la cuestión iraní

Temoris Grecko es un periodista mexicano que ha realizado numerosas coberturas noticiosas en más de 90 países. Estuvo presente en las protestas postelectorales de Irán en 2009, producto de ello fue el libro que escribió titulado La ola verde. Escribe en diversos medios mexicanos y aceptó darnos sus comentarios respecto a las recientes manifestaciones en el Estado Islámico.

“La relación entre Occidente e irán ha sido mala a causa de abusos históricos cometidos contra este último, empezando por el golpe de Estado contra el presidente Mossadegh en 1953, organizado por Gran Bretaña y Estados Unidos. Ahí fue instaurada la dictadura del Sha de Irán, contra la que se levantó la Revolución Islámica en 1979, que nunca perdonó ni esa intervención ni las subsecuentes. Además, Occidente apoyó también a Sadam Hussein en la guerra 1980-88”.

“Hay que tomar en cuenta que todos los países de la mal llamada Primavera árabe son islámicos, por mayoría demográfica y en varios casos —Yemen, Bahrein, Marruecos— por definición legal. No conozco a nadie que compare lo de estos días con la Primavera árabe. Está muy muy lejos de tener el alcance, y definitivamente no tiene aspiraciones definidas que la puedan asemejar. Hasta el momento”.

“Respecto a la posición de Trump de revocar el acuerdo nuclear con Irán, eso desembocaría una carrera nuclear en Medio Oriente que involucraría, además de Irán, a Arabia Saudí, Egipto y Turquía, en un contexto suprarregional, en el que ya están armados Israel, Pakistán e India. No hay que olvidar que también hay presencia nuclear de Estados Unidos y Rusia: el peligro nuclear aumentaría mucho”.

“Respecto a la reciente alza del petróleo, sólo puedo decir que Medio Oriente es tan impredecible que los precios del petróleo siempre se van a ver afectados, por un factor u otro. Es parte del juego”.