De tiempo en tiempo los resultados de algunas investigaciones científicas son distorsionados por los medios, nacionales y extranjeros, con el fin de crear falsas expectativas o de presentar estudios como portadores de una verdad irrebatible, como sucedió a mediados de enero con la información sobre una epidemia de la época colonial de México.

Una información relevante para la historia de la medicina y de la enfermedad se convirtió en una noticia sensacionalista en medios electrónicos que interpretaron los cables de agencias internacionales sin acudir a la fuente original: la publicación en que los investigadores presentaron su estudio.

El artículo publicado el pasado 15 de enero en Nature Ecology & Evolution.

Cocoliztli y otras epidemias

Se sabe que la llegada de los españoles, además de la muerte por sus armas de fuego y mejor equipamiento bélico, también causó el fallecimiento de los nativos por los gérmenes que trajeron. En los años de la Conquista, las enfermedades asolaron y acabaron con la vida de entre cinco y ocho millones de personas en el territorio que posteriormente sería de México y Guatemala.

Durante mucho tiempo se pensó que la principal causa del fallecimiento de los nativos había sido la viruela; sin embargo, el inmunólogo Armando Aranda Anzaldo, en su libro En las fronteras de la vida, recopila información de las crónicas de las Indias que permite deducir que la primera epidemia transmitida por los europeos a los americanos fue de influenza y no de viruela.

Por supuesto que no se descarta que otras enfermedades virales como el sarampión, las paperas y la propia viruela hayan contribuido a diezmar la población en esos primeros años de intervención española. Esa gran mortandad no fue la única, dos décadas después, de 1545 a 1550, hubo una gran epidemia a la que se llamó en náhuatl huey cocoliztli, que significa gran pestilencia, la cual causó la muerte de 15 millones de nativos, aproximadamente 80 por ciento de la población. Treinta años después, en 1576, otra epidemia semejante acabó con la mayoría de la población indígena.

Esas dos epidemias han sido un enigma para los epidemiólogos e historiadores de la enfermedad, pues aunque se sabe que se trataba de una fiebre hemorrágica que producía fiebres elevadas, dolores de cabeza intensos, diarrea y sangrados por nariz, boca y ojos, que terminaban con la vida de los enfermos en tres o cuatro días, no se sabía qué germen la producía.

Un grupo de investigadores encabezados por la arqueogenética Ashild J. Vagene, del Instituto Max Planck de Ciencias de la Historia Humana, entre los que se encuentra la doctora Nelly M. Robles García, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, publicaron el 15 de enero en la revista Nature Ecology & Evolution el trabajo “Salmonella Enterica Genomes from Victims a Major Sixteenth-Century Epidemic in Mexico” (“Genomas de salmonella entérica en las víctimas de la mayor epidemia del siglo XVI en México”), en el que plantean una hipótesis sobre la causa de esa epidemia.

Zona en Oaxaca —Alta Mixteca— donde se realizaron los estudios científicos.

La salmonela, presunta victimaria de mexicanos

Los investigadores estudiaron el único cementerio de mediados del siglo XVI en el que hay referencias históricas de que allí se enterró a personas fallecidas por cocoliztli: el yacimiento de Yucunda-Teposcolula, en la mixteca alta. Allí encontraron bajo la plaza central los restos de decenas de personas que efectivamente fueron enterradas hacia mediados del siglo XVI, según resultados de la técnica de radiocarbono.

De esos cuerpos que estaban apilados y probablemente sepultados con prisa, se analizó el ácido desoxirribonucleico de la pulpa dentaria de 24, con la herramienta de análisis del alineamiento del metagenoma (MALT, por sus siglas en inglés). Se encontró que todos ellos tenían el rastro de bacterias propias del microbioma (flora bacteriana común) de la boca y de la tierra donde estaban; pero en diez de esas pruebas se identificó la marca genética de la salmonella entérica de la subespecie Paratyphi C. En tanto que en cuerpos enterrados antes de la epidemia no se encontraron rastros de la bacteria.

Aunque con los datos que se tienen por ahora no se puede saber genéticamente si esta salmonela ya existía aquí o la trajeron de Europa, lo cierto es que no se ha encontrado en restos de indígenas de años anteriores a esa epidemia. Sin embargo, con la cautela que caracteriza a los científicos, los autores escriben: “Proponemos que S. Paratiphy C se considere una fuerte candidata de causar la epidemia que hizo declinar la población en el brote de cocoliztli de 1545 en Teposcolula-Yucunda”.

Ese planteamiento contradice lo señalado en medios electrónicos, en los que se decía que la paratifoidea y no la influenza ni la viruela habían causado el fallecimiento de millones de personas. No se trata de matices, sino de noticias falseadas a partir de un estudio nunca consultado y siempre mal interpretado.

reneanaya2000@gmail.com

f/René Anaya Periodista Científico