En 1994, un enorme y mediático escándalo envolvió al mundo del deporte internacional. El 6 de enero de ese año, Nancy Kerrigan, afamada patinadora profesional sobre hielo, fue atacada al salir de una sesión de práctica por un sujeto identificado como Shane Stant que golpeó su pierna con un bastón telescópico con el fin de quebrarla. El atentado dejó a la Kerrigan fuera del campeonato nacional de ese año y la obligó a una larga recuperación de la que regresaría de forma victoriosa para coronarse con la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Invierno de Lillehammer. Sin embargo, una serie de investigaciones ligaba el ataque sufrido a la autoría intelectual de Jeff Gillooly y su guardaespaldas; el primero, esposo de la principal competidora de Kerrigan, Tonya Harding, quien tras un vertiginoso proceso reconoció su responsabilidad al declarar que sabía de la agresión a su compañera antes de que sucediera y, contra la ética deportiva, permitió su ejecución con el fin de sabotear a Kerrigan.
Fue así como Harding, que se había colocado como una de las más destacadas figuras del patinaje norteamericanas, terminó su carrera de manera vergonzosa y abrupta, y se convirtió en un ícono negro del mundo deportivo. La historia quedó sin ninguna réplica para Harding hasta el estreno, a finales del año pasado, de Yo, Tonya, una cinta en que Margot Robbie la encarna y le brinda una oportunidad de redención.
Al respecto, la actriz que ha sido nominada por dicha interpretación como Mejor Actriz en los Premios Oscar, declara que convirtió a su personaje en una caricatura que, al final, era congruente con la verdadera personalidad de Harding, por lo que “resultó más liberador y nos permitió lejos como quisiéramos sin dejar de ser fieles a la historia”.
https://youtu.be/AbjaFbn4oHU
Aunque se sintió identificada con su papel, la joven afamada por su aparición en The Wolf of Wall Street, indica que el cambio radical de su imagen fue sumamente importante para poder llevar a cabo la película: “Siempre necesito no verme como yo misma para sentir que puedo meterme en un personaje que nada tiene que ver conmigo. El maquillaje, la peluquería y el vestuario son importantísimos en el proceso de descubrir al personaje”.
Robbie, que ha debutado en este proyecto como productora y espera dirigir algún día, contrario a lo que se pensaría, considera como un reto muy atractivo el adentrarse en personajes no tan sencillos:
“Las personas contradictorias son las más interesantes. Saco más beneficio de los personajes conflictivos y siento que el público también. No sólo son más entretenidos, sino que también te estimulan más. Siempre busco entretener al público pero que tenga algún significado. Si alguien sale del cine y unos días después sigue pensando en la película, entonces es que hice bien mi trabajo”.

