“Estamos volviendo a los peores días de la lucha contra el narcotráfico”, expresó el escritor estadounidense Don Winslow, en una entrevista al diario El Mundo, para dar detalles de Corrupción policial, novela que logra hacer un retrato impecable de las peligrosas y turbias calles de Nueva York. Una historia que no da tregua a las grandes dosis de acción y peligro, con personajes poderosos y sumideros interminables donde pasan cualquier tipo de fechorías. Una arrolladora historia de codicia y violencia, desigualdad y racismo, crimen e injusticia, cuentas pendientes y redención.

Winslow asegura que actualmente existen comisarios como Denny Malone, el rey de Manhattan Norte y protagonista honesto de su obra, ya que en el Departamento de Policía de Nueva York hay cerca de 100 policías intachables, muchos de ellos del genero femenino, a los cuales describe como auténticos genios.

“No es sólo el carisma, es su capacidad para gestionar ideas contradictorias, racionalizar dos tipos de comportamiento que conviven, en compartimentos estancos, en su cerebro. Es una característica propia de los policías infiltrados. Y de todo aquel que lo ha estado alguna vez”.

Asegura que el libro del sello editorial RBA, refleja la corrupción a todos los niveles, empezando por aquellos policías que no siguen las reglas y se dedican a resolver casos mientras obtienen su propio beneficio personal bajo manga: desde copas y cenas gratis hasta servicios de prostitutas de lujo o de limusinas.

“Todos llevamos un poco de esa corrupción. En Estados Unidos, hasta los líderes de las marchas por los derechos civiles están corruptos. Todo es una gran obra de teatro. No puede hacerse fuego sin combustible, y digamos que todos llevamos dentro una parte de ese combustible. Sólo hace falta que alguien nos acerque una cerilla”.

Con esta novela policiaca, asegura el escritor, recuerda su vida en las calles de Nueva York, que a pesar que fue en una época en la que la ciudad sufrió a rojo vivo el azote de los males que describe, nunca dejó de ser una urbe entrañable, incluso al grado de convertirse en un espacio esencial para su creación y su vida: “Todo puede llegar a ser tan increíblemente bello en Nueva York. Estoy enamorado de la ciudad, esa es la verdad”.

Es precisamente el amor al centro de los rascacielos, el que impulsó a Winslow a recrear sus vivencias en Corrupción policial, a pesar de que al principio “no creía estará la altura” del reto, pero al final escribir sobre Nueva York, expresa emocionado, “era una sueño que por fin he cumplido.”

Con una destreza implacable de viajero en el tiempo, Winslow cuenta que la mafia neoyorkina se encontraba prácticamente “contra las cuerdas” cuando sucedió la tragedia del 11 del septiembre, por lo que las prioridades de la policía cambiaron y le permitieron a la mafia reconstituirse, aunque se tornó mucho menos violenta que en otras décadas. A la par, demuestra su descontento con la nueva política antidrogas de Donald Trump, la cual considera un retroceso.

Por último, Winslow se hace una promesa: volverá al brutal mundo en que se adentró en El poder del perro y El cártel aunque, asevera, esta vez será la última. Es “triste y deprimente” escribir cosas así.