Los políticos tímidos e interesados se  preocupan mucho más de la

seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país. Thomas Macaulay

Lamentable que en tiempos que se presumen de modernos en los que las ciudades, sus gobiernos e instituciones deben tener un nivel muy alto de calidad y servicio a la razón de ser de su existencia: la administración de la cosa pública, el cuidado de la comunidad y sobre todo prever paz, tranquilidad y seguridad a los ciudadanos.

Para eso existen y fueron creados los órdenes de gobierno, para ello se les dotó jurídicamente de fuerza y solidez para desempeñar su labor, sin dejar de lado los insumos económicos, infraestructura y personal para ello, que para la ciudad más grande del mundo resultan insuficientes en la escala que se midan.

No se puede tener todo en la vida y para nadie es extraño que a la Ciudad de México le falta recibir más recursos en el presupuesto federal. Sin embargo la paradoja se da cuando salen a la luz pública casos, hechos o circunstancias que se piensan desterradas de una urbe cosmopolita como la nuestra.

Lo más lamentable es que todos nos damos cuenta, todos, excepto las autoridades encargadas de brindar los bienes o servicios públicos para los cuales fueron contratadas.

Sistemas de procuración de justicia que no cumplen su función, existen miles de denuncias de corrupción, tráfico de influencias y muchísimos casos en los que las víctimas sufren un auténtico viacrucis y al final son revictimizadas, amenazadas y terminan, o entregando fuertes cantidades de dinero para que se les procure justicia, o bien defendiéndose porque han terminado acusadas cuando han sido las que sufrieron los daños o delitos.

Las autoridades niegan que haya delincuencia organizada en la capital del país y todos vemos en los medios de comunicación la información sobre lideres y organizaciones que han sido abatidos por los militares o bien que tienen sus bases de operación en la ciudad.

Solo dos ejemplos que ponen de manifiesto lo complejo que es vivir en la Ciudad de México, como antecedente del ultimo episodio que estamos viviendo, con la detención, desaparición, aparición y mal estado de salud en el que se encuentra el joven Marco Antonio Sánchez Flores, estudiante de la Preparatoria 8 de la UNAM, quien fue detenido por policías de la Ciudad de México.

Circularon fotos en las redes donde este muchacho se encuentra en el piso sometido por un elemento policial y a partir de ahí nadie supo de su paradero durante varios días. Apareció deambulando en el Estado de México con señales de violencia física y afectaciones mentales.

El gobierno de la ciudad tiene que explicar sobre la falta de protocolos en las detenciones y sobre todo en el caso de menores. La descoordinación entre autoridades quedó evidenciada; muchas fallas en el sistema de seguridad publica y en el de justicia salieron a la luz publica. Y ahora, ¿qué más sigue?

@perezcuevasmx

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