Madrid.- Nuestro planeta es plano, a juzgar por lo que postula la asociación The Flat Earth Society presidida (tras resucitarla) por Daniel Shelton, un ciudadano de Virginia (Estados Unidos) residente en Londres. El diario londinense The Guardian entrevistó a Shelton hace ocho años y, en contra de lo que cabría esperar, Shelton declaraba entonces ser un evolucionista seguidor de Darwin y estar del todo conforme con la idea de que se está produciendo un calentamiento en el planeta.

Pero, por lo que hace a la forma de la Tierra, ha refundado mediante una página web la sociedad destinada a convencernos de que es plana. Si se entra en la página cabe leer artículos que intentan demostrar —acudiendo a las leyes de la gravitación universal de Newton y de la relatividad de Einstein por reducción al absurdo— que la tierra no puede ser esférica.

Pero el principal argumento que sostienen los seguidores de esa teoría sigue siendo el del sentido común: cualquiera que viaje verá con toda claridad que se mueve por un mundo plano.

Como la silueta que deja nuestro planeta en la Luna durante un eclipse es circular, se deduce que, además de ser plana, la Tierra tiene forma de círculo. Sería, pues, un circulo plano, como una moneda rodeada de una barrera de hielo que la limita evitando que se caiga al vacío el agua de los océanos. De acuerdo con la propuesta de la Flat Earth Society, la Antártida sería la muestra mejor de tal barrera.

cartas desde Europa

Desde luego que es un continente helado, y que se alcanza navegando por aguas marinas, a las que pone límite, desde cualquier sitio del planeta. Como eso sólo sucede si la proa va hacia el Sur, se llega al disparate de que el polo Norte magnético está en el centro del mundo plano y no hay ni Este ni Oeste: todas las direcciones miran al Sur. Pero, ¿a santo de qué dar argumentos?

Las razones acerca de la esfericidad de la Tierra no desaniman en absoluto a los miembros y partidarios de la Flat Earth Society por algo bien simple: ellos saben que cuentan con la verdad absoluta; no hay nada más que hablar.

El refundador del planismo, si cabe llamarlo así, es ya digo darwinista y respetuoso con los estudiosos del clima. Abundan no obstante quienes, al margen de cómo vean la forma del planeta, abominan de la teoría de la evolución creyendo que las especies vivas las creó Dios inmutables y eternas, como dice la Biblia. Y es probable que haya al menos tantas otras personas que piensen que el calentamiento global es un mito. Pues bien, lo que une a los partidarios de la Tierra plana, la creación divina y el clima estable es una misma figura de pensamiento: saben que poseen la verdad.

Lo peor de todo es que esos poseedores de la verdad absoluta logran que les apoye una cantidad sorprendente de ciudadanos. Tantos como para haber impuesto al presidente del país más poderoso del mundo y estar triunfando en el empeño de acabar con Europa. Será que la clarividencia, y no la razón, se ha vuelto la clave de la sociedad actual.