Como ya se ha comentado, este proceso electoral en el país será uno de los más competidos en la historia reciente de la nación. Algunos especialistas hablan de que incluso ningún partido o coalición tendrá un triunfo contundente. Lo más probable, dicen, es que se llegue a un resultado muy cerrado por tercios, con una diferencia muy estrecha entre la fórmula ganadora con los demás participantes. Es en esta contienda tan cerrada donde se contempla que el voto de los jóvenes, que actualmente es un sector integrado por 26.5 millones de ciudadanos entre 18 y 29 años, marque el triunfo de partidos y coaliciones.
Según datos del Registro Federal de Electores del Instituto Nacional Electoral en México hay 26 millones 517 mil ciudadanos entre 18 y 29 años de edad en el Listado Nacional de Electores, el cual está integrado por ciudadanos que cuentan con credencial de elector y por tanto son potenciales votantes en los comicios del 1 de julio de 2018. De ese total, tan solo quienes tienen 18 años son un millón 717 mil y de 19 años, 2 millones 937 mil. Asimismo, de 20 a 24 años de edad están listados 11 millones 19 mil, y de 25 a 29 años hay 10 millones 842 mil. Juntos, todos estos rangos suman 26 millones 517 mil mexicanos jóvenes.
Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, este sector juvenil, aun con su gran potencial de voto, es el que muestra mayor rechazo directo a la política y en especial a los partidos políticos. Este fenómeno de aversión podría provocar un promedio de abstención mayor al de procesos electorales anteriores, el cual se ha ubicado en rangos del 50 por ciento.
De acuerdo con el Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México, 52 por ciento de las personas de 18 a 29 años no se identifican con ningún partido político, ni les interesa votar. Entonces, esto significa que así como el voto de los jóvenes pudiera inclinar la balanza hacia el triunfo de algún partido o coalición, también el no ejercerlo, como consecuencia del rechazo a la práctica política, convertirá las elecciones del 1 de julio en una jornada marcada por el abstencionismo que a nadie convendría.
Ante ello, los partidos políticos enfrentaremos el gran reto de convencer a los jóvenes a que participen abiertamente en los comicios y voten para ejercer su derecho constitucional de seleccionar a sus representantes populares. Para ello, debemos renovar las opciones que les ofrecemos donde su presencia sea fundamental para conectar con otros jóvenes, integrando así una especie de sinergia democrática.
Si bien es notoria esta actitud de rechazo a la actividad política, también es cierto que los jóvenes no han abandonado su tendencia a organizarse y agruparse para el beneficio de la colectividad, pero ahora lo hacen a través de las redes sociales, como quedó manifestado durante los sismos que azotaron la Ciudad de México en septiembre del año anterior.
Es ahí donde se deben enfocar las baterías para convencerlos que incorporarse a los procesos democráticos es fundamental para el desarrollo de nuestra nación. Echar mano de las redes sociales para comunicarles propuestas concretas y no rollos politiqueros que tanto odian. Lo suyo es lo práctico y directo. Así debe ser la nueva actitud de los partidos políticos con los jóvenes. Renovarse o desaparecer es la encrucijada de los institutos políticos en México.
Secretario general del Partido Verde Ecologista en la Ciudad de México