“Sueño un país que ignore el sufrimiento, en el cual nadie de soledad padezca y los corazones se atrevan a la esperanza sin que un manto oscuro sus deseos ennegrezca”. Emile Armand.

La fecha del 9 de julio es muy especial para la población de Sudán del Sur, ya que un día así de 2005 obtuvieron su reconocimiento como región autónoma. Y seis años más tarde (2011) lograron su independencia, siendo el último país del mundo en conseguirlo. En 2018, la joven nación se prepara para celebrar los comicios que lleven a la segunda persona en ocupar el cargo de Presidente, que sucederá a Salva Kiir Mayardit.

      No obstante, existen dudas sobre las condiciones sociales que puedan ser óptima para llevar a cabo la jornada electoral. En su corta historia como país libre y soberano, Sudán del Sur ha tenido intentos de golpe de estado, guerra civil, consecuencias del conflicto de liberalización contra la República de Sudán, inestabilidad política, crisis económicas, violencia étnica, pobreza generalizada, entre otros problemas. Como antecedente inmediato destaca la cancelación de las elecciones presidenciales de 2015, la cual permitió ampliar tres años más el gobierno de Mayardit, después de años de matanzas entre simpatizantes y detractores, que han costado miles de muertos de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La suma de estos acontecimientos catastróficos han clasificado al gobierno de Sudán del Sur como uno de los más débiles de todo el mundo, por lo que de celebrar estos comicios en paz, orden social y sin problemas graves que permitan una decisión basada en la voluntad mayoritaria del electorado será considerado un gran éxito.

El siguiente obstáculo a resolver es una alternancia al ejercicio del poder del Presidente Salva Kiir Mayardit, que además de cumplir siete años al frente del poder ejecutivo sudanés del sur, anteriormente fungió como vicepresidente (2005) y mandatario del gobierno autónomo de la demarcación, al suceder a John Garang, fundador del Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA) y artífice de la independencia, quién falleció en un accidente de helicóptero procedente de Uganda.

La violencia ha caracterizado los tratos entre oficialistas y opositores, lo que generó una tregua navideña que no fue respetada. Entre los candidatos que buscarán llegar al máximo cargo en el gobierno de Sudán del Sur destaca el exvicepresidente Riek Machar, quien es perteneciente a la etnia nuer, la más numerosa del país. Si bien en su momento fue corresponsable de la identidad política del Presidente Mayardit –a quién sucedió como Vicepresidente en 2005- ahora es su más acérrimo rival. Ejemplo de esto fue su destitución en el segundo cargo más importante del país en 2013, lo cual arreció la violencia étnica en dicha nación.

¿Qué retos deberán afrontar los nuevos gobernantes que serán electos en Sudán del Sur? Como un país de reciente creación tiene rezagos por resolver en todos los temas políticos, de desarrollo social, infraestructura, comercio y justicia. Sin duda lo más importante es terminar con los remanentes de la guerra civil y generalizar una cultura de paz en la población, lo cual será sumamente complicado.

Sudán del Sur también deberá concluir la crisis humanitaria que ha padecido en sus primeros años como nación independiente, por lo que debe lograr avances importantes para su población. Alrededor de la sexta parte de su población viven en refugios improvisados; mientras que un porcentaje similar han sido desplazados por la violencia. Cuatro de cada diez sudaneses no disponen de agua potable, y cabe destacar que la mitad de la población viven en condiciones de pobreza; mientras que es uno de los cinco países con mayor número de muertes maternas en todo el mundo.

Lamentablemente, en este país únicamente 7% de su población tienen acceso a servicios de salud, por lo que los riesgos de contraer enfermedades infecciosas es muy alto. Uno de cada cuatro niños padecen bajo peso, la inversión en materia educativa es muy baja, con 0.8% del Producto Interno Bruto (PIB), y una alta tasa de desempleo juvenil, que afecta a uno de cada cinco jóvenes sudaneses del sur.

El otro gran tema pendiente a resolver es la pobreza que afecta a la población de Sudán del Sur, la cual tiene una esperanza a resolver mediante el trabajo agrícola, ya que en su territorio se encuentran extensiones de las tierras más fértiles de toda África, pero que han sido desaprovechadas para el bien de su sociedad, convirtiéndose en economía de subsistencia para las familias empleadas por el campo.

Pese a que al inicio de su vida independiente se albergó la esperanza de que la explotación de hidrocarburos podría hacer diferente la realidad social de Sudán del Sur, actualmente es una nación que mostró una macroeconomía en severa crisis económica, lo cual impacta de forma despiadada a su población. El alto gasto militar ha provocado uno de los crecimientos negativos más altos del PIB de todo el mundo, el cual fue calculado de -13.8% en 2016. El ingreso per cápita fue de mil 700 dólares anuales en ese año. Su tasa de inflación fue fulminante, con 379.8%; mientras que su déficit presupuestario era cercano a -63%.

En estas terribles condiciones los ciudadanos sudaneses del sur deberán elegir un nuevo mandatario, y elegir la continuidad de un proyecto nacional que muestra diferentes matices, pero con un mismo sufrimiento para una de las sociedades con más necesidades de todo el mundo.

El autor es Posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas. Universidad de Alcalá de Henares.