“Vivimos en una era en la que la cantidad de información se ha multiplicado exponencialmente. Textos de todo tipo circulan ya sea por internet o impresos. Ante tal realidad la novela sería la muñeca rusa que, dándole cabida a todo tipo de textos, busca darle forma a esa información amorfa cuyo sentido parece a veces evadirnos”, asevera el escritor costarricense Carlos Fonseca (1987), al ponernos frente a una obra sobre el arte del anonimato, un relato que retrata a escondidas las máscaras de nuestros miedos, se trata de Museo animal, segunda novela de Fonseca editada por Anagrama.

Polifónica, caleidoscópica, Museo animal expone la ficción de un mundo atrapado entre la creencia y la ironía, entre la tragedia y la farsa. Una novela rabiosamente contemporánea, impresionantemente ambiciosa, que confirma a Carlos Fonseca como uno de los escritores más arriesgados de su generación.

“Es una novela sobre cómo un simple acontecimiento puede dividir vidas. Una familia hasta entonces casi perfecta vive un evento que llevará a cada miembro familiar por un camino distinto, dependiendo de cómo cada cual decide afrontar e interpretar ese acontecimiento”, dice el autor radicado en Londres, en entrevista para el diario Excélsior, quien añade que la armonía de la obra surge de la necesidad de tratar de entender qué ocurrió en ese momento clave y de comprender sus consecuencias.

Señaló que la constante participación del escritor W.G. Sebald en la narrativa de su obra, se debe a la magnifica literatura del autor alemán, que quedó sujeto después de su primer acercamiento con ella, por lo que ahora junto a creaciones de autores como Piglia, Lispector, entre otros, se han vuelto referencia para su labor: “creo que lo fundamental para Sebald es pensar la novela como el gran archivo histórico que deja constancia de una serie de experiencias cuyo sentido se nos escapa”, apuntó.

En cuanto la noticias falsas y las fantasías políticas, Fonseca agregó que con la llegada de las denominaciones post-verdad y las fake news fue algo que lo sorprendió a medio proceso de la escritura de su novela, pues recordó que por los años 60, los medios producían verdades a partir de la circulación de ficciones mediáticas.

“Creo que la novela establece ese mundo en el que vivimos los efectos de realidad, que se producen a partir de la circulación de ciertas ficciones mediáticas”.

Además declaró que Museo animal, es una novela en donde el arte sirve para desarticular las fantasías políticas desde las cuales América Latina ha sido imaginada desde el extranjero. Es un poco el reverso del viaje hacia la semilla de Carpentier: “es llegar hasta el supuesto origen mítico y darse cuenta que allí no hay una identidad sino un juego de máscaras”.

Carlos Fonseca es doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Princeton. Ha colaborado en revistas literarias como Literary Hub, The Guardian, LetrasLibres, BOMB Magazine y Otra Parte, entre otras, y ha sido seleccionado por el Hay Festival como parte del grupo Bogotá 39-2017 (que reúne a los 39 autores latinoamericanos menores de 40 más destacados del momento), y por la organización de la Feria del Libro de Guadalajara como una de las veinte Nuevas Voces de la narrativa latinoamericana, dentro del proyecto Ochenteros.

https://youtu.be/P5XvdAb5Vto