Hay dos temas que se inscribieron en la agenda nacional esta semana: el primero fue el de la inelegibilidad de Jaime Rodríguez, el Bronco, como candidato presidencial independiente, de acuerdo con lo dicho por el exconsejero electoral Jaime Cárdenas.

En este sentido, el diario Reforma publicó una nota en la cual aseguró que exconsejeros electorales y expertos en derecho constitucional advirtieron que el Instituto Nacional Electoral deberá de negarle el registro al Bronco, a menos de que se separe en definitiva de la gubernatura del estado de Nuevo León, pues su licencia de seis meses es insuficiente para respetar los tiempos electorales.

“Para cumplir con el artículo 92 de la Constitución de Nuevo León, Rodríguez solicitó la licencia máxima de seis meses a partir del 1 de enero y debería regresar al cargo el 1 de julio, día de las elecciones presidenciales. Pero los expertos advierten que, según la jurisprudencia 14/2009 del Trife, la separación del aspirante de su cargo oficial debe abarcar todo el proceso electoral, que concluye hasta septiembre, con la declaración de validez de la elección”, advierte la nota.

Los expertos consultados por el diario coincidieron con la postura de Diego Valadés, quien advirtió que el registro de Rodríguez sería inconstitucional, dice el texto y agrega que Eduardo Huchim, exconsejero del Instituto Electoral del Distrito Federal, dijo que el INE debería negarle el registro a Rodríguez si este no se separa definitivamente del cargo.

Asimismo, en la columna que escribe en Reforma Manuel J. Jáuregui, seudónimo de Alejandro Junco, propietario del diario, se explica que: “con solo un 2 por ciento de preferencia entre los potenciales electores de la presidencial en 2018 (versus un 3 por ciento de la señora Margarita Zavala de Calderón), el gobernador con licencia de Nuevo León, Jaime, el Bronco, Rodríguez, realmente no le representa problema alguno a ningún partido o candidato”.

Entonces, basado en estos análisis, el Bronco puede ser declarado inelegible y además los números de las encuestas no le dan la menor posibilidad de triunfo en las próximas elecciones.

¿Pero qué necesidad de estar gastando tanto dinero en una campaña que está destinada al fracaso, como la de Jaime Rodríguez?

El segundo tema es la tormenta en un vaso de agua que quiere armar Ricardo Anaya con eso de que es un espiado por el Cisen dirigido por Alberto Bazbaz Sacal.

Lo cierto es que Anaya no necesita ser investigado por nadie ya que su protagonismo lo hace visible para propios y extraños. Si no, recordemos cómo la semana pasada se trepó a la estructura del templete que se instaló para su cierre de precampaña en Coatzacoalcos.

Una encuesta patito lo ubica en empate técnico con Andrés Manuel López Obrador, entonces el panista acusó al tabasqueño de ser el autor de la campaña en su contra sobre  enriquecimiento inexplicable.

Todo esto  a pesar de que públicamente el presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, alias “Clavillazo”, ha sido quien lo ha acusado de  enriquecimiento, y a quien Anaya señala como el promotor de la denuncia que le presentaron dos queretanos ante la PGR.

Anaya con su protagonismo es su propio espía, y la queja contra el Cisen es una evidencia más de su campaña promocional, ya que, a cinco meses de las elecciones, se antoja muy difícil que pueda sostener una imagen favorable ante una opinión pública escéptica.