A pesar de que el género animado en el cine pareciese encasillado existencialmente para el público infantil, la obra de Wes Anderson demuestra que si bien se puede hacer honor a la regla, no está por demás querer hacer llegar un mensaje a quienes llevan en el mundo un tiempo más largo. Y es este fin el que ha llevado al director norteamericano a sacar a la luz Isla de perros, un film que antes de su estreno en España, que será el 20 de abril, ya ha conquistado el Oso de Plata a la Mejor Dirección en la Berlinale.
En esta curiosa historia realizada con la técnica de animación stop-motion que no es ajena al trabajo de Anderson, pues en 2009 realizó de la misma manera “Fantástico Sr. Fox”, podremos observar una trama forjada dentro de las peripecias de lo infantil, pero agudamente complementada por un intrínseco contenido político.
Concebida como un homenaje para Akira Kurosawa y Hayao Miyazaki, Isla de perros es un proyecto que fue evolucionando en su composición y en su objetivo:
“Empezamos planteando una situación en la que había un gobierno criminal y recurrimos al pasado para buscar inspiración. Pero mientras desarrollábamos el proyecto, que nos llevó mucho tiempo, la situación en el mundo estaba cambiando y ciertas noticias, relacionadas por ejemplo con refugiados, acababan en la máquina de escribir. Sin embargo, lo que espero al final es que la historia esté al servicio de los personajes y de la propia experiencia que proporciona la película en sí misma”, explica Anderson.
Ambientada en Japón, los hechos nos llevan a la travesía de un joven que ha decidido rescatar a su mascota y a un grupo de perros que se encuentran confinados en una isla-basurero por decisión del gobierno; dicho grupo canino, funciona democráticamente y a través de sus aventuras se desprenden numerosas y simbólicas críticas a la corrupción, la xenofobia y la indolencia de los corporativos farmacéuticos.
Teniendo un elenco de doblaje de primera, que incluye a actores como Bill Murray, Edward Norton y Murray Abraham, Anderson asevera que la razón para realizar su película en stop-motion es la oportunidad de “hacer que todo lo que aparece en pantalla sea extremadamente hermoso”; cosa nada sencilla, pues Isla de perros está compuesta por 130 mil fotogramas que requirieron aproximadamente mil marionetas, la mitad perros, la mitad humanos, cada una de ellas hechas a mano.
“Es la película con más decorados de toda la historia del stop-motion. Hemos llevado la técnica al límite gracias a que la experiencia anterior nos ha ayudado a hacer más con menos. Además Fantástico Sr. Fox era más infantil porque partíamos de un cuento de Roalh Dald, ahora no había limitaciones y solo pensamos en hacer la mejor película posible”.