La reconstrucción de la Ciudad de México, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Puebla, Morelos y del resto de los estados afectados por los sismos del 7 y del 19 de septiembre del año pasado está secuestrada por los intereses políticos y partidarios que se han desatado rumbo a las elecciones del próximo 1 de julio. A cinco meses de los terremotos, existen muchas dudas y opacidad en torno a la atención de las víctimas y el proceso de reconstrucción. Todas las promesas que las autoridades hicieron a los damnificados se han quedado en eso, en simples palabras, demagogia, lo que daña la credibilidad de las instituciones y aumenta el descrédito de la política y de los políticos.

Lamentable que el frenesí electoral de estos meses entorpezca un proceso tan importante y que entre las autoridades no exista la visión y menos la responsabilidad para que los titulares de los poderes públicos respondan a la población afectada. En las primeras semanas posteriores a los sismos, varios servidores públicos de la Ciudad de México y de los estados afectados se rasgaban las vestiduras por aparecer con los damnificados, ahora los evaden, o bien, tratan de utilizarlos políticamente.

A la fecha, se desconoce el resultado final del inventario de daños y de víctimas, así como de los apoyos que recibirán y cuándo los recibirán, situación que se agrava porque en el presupuesto federal de este año el monto asignado a la reconstrucción es mucho menor a cualquier estimado de los daños. Las víctimas en todas las entidades afectadas pasan un auténtico viacrucis para ser tomados en cuenta, en los estados las labores de reconstrucción fueron asignadas a empresas y personajes ligados a los gobernantes en turno.

Los sismos del pasado viernes 16 y el de la madrugada del 19 de febrero, afortunadamente, no tuvieron consecuencias graves, pero sí pusieron en evidencia dos aspectos: la falta de sensibilidad del actual secretario de Gobernación, el cual después del accidente del helicóptero del Ejército en que se transportaba, que costó la vida a doce personas y causó heridas graves y lesiones a muchos pobladores de Pinotepa Nacional, hizo declaraciones totalmente fuera de lugar. Además, quedó en evidencia la precaria situación de los damnificados en Oaxaca, la cual es muy similar a la que viven en Chiapas, Guerrero, Puebla y que puede resumirse en dos palabras: abandono total.

En la Ciudad de México, el jefe de Gobierno, más preocupado por su futuro político, ahora como candidato plurinominal al Senado por el PAN, que por apoyar a los damnificados del sismo del 19 de septiembre, permitió que los asambleístas Mauricio Toledo, Leonel Luna y Jorge Romero, de quien sobran datos de su participación en diversos hechos de corrupción y manejo clientelar de los recursos, se apoderaran del proceso de reconstrucción y del control de 8,200 millones de pesos destinados para este propósito.

La carta de Ricardo Becerra, donde renuncia a la presidencia de la Comisión para la Reconstrucción, Recuperación y Transformación de la Ciudad de México, expresa su desacuerdo ante la forma como tres asambleístas pretenden definir el destino de estos 8,200 millones de pesos, lo cual, de acuerdo con Ricardo Becerra, no tiene ninguna relación con el diagnóstico de las necesidades de los damnificados, como son la certeza jurídica, la anulación de riesgo para las personas, estudios de suelo y reforzamiento. A la renuncia de Becerra, siguieron, y con razón, la de Mauricio Merino, la de Katia D´Artigues y de otros integrantes de dicha comisión. El destino del fondo de reconstrucción está en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

El jefe de Gobierno traicionó a la población de la Ciudad de México al privilegiar sus intereses personales antes que la reconstrucción de la ciudad. El único resultado del control que estos tres asambleístas intentan imponer será el rechazo generalizado de la población capitalina. Si piensan que con esto la Ciudad de México votará por ellos, se equivocan rotundamente, la ciudadanía los rechazará social y electoralmente. Ante el sismo del 19 de septiembre, la sociedad tomó en sus manos la ciudad; particularmente los jóvenes asumieron la parte más activa del rescate y de la atención a las víctimas, eso no cambiará en los siguientes meses.

Debe insistirse para que en la Ciudad de México y en los estados que fueron afectados por los sismos se realice una reconstrucción transparente y efectiva que considere aspectos como la adopción de medidas eficaces de austeridad en el gasto gubernamental; la recuperación total de las viviendas destruidas o dañadas irreparablemente; la reconstrucción democrática, mediante la participación amplia de los damnificados y la sociedad civil; el seguimiento y atención integral a las víctimas; el establecimiento de tolerancia cero a la corrupción. Evaluar y revisar la infraestructura en las delegaciones y los municipios afectados, así como las normas de construcción respectivas, apoyos fiscales y certeza jurídica para los damnificados y promoción eficaz de una cultura de protección civil.

@MBarbosaMX