Daniel Ávila Ruiz

La zona del Caribe tiene el mayor número de estados independientes, autónomos y dependencias de ultramar en todo el continente americano. Por posición geográfica México pertenece a esta importante cuenca, ya que entidades federativas como Yucatán o Quintana Roo tienen costas en este mar, así como contacto e intercambio cultural y económico con visitantes de países pertenecientes a la región.

Si bien nuestro país es miembro de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), no contamos con el mismo estatuto en la Comunidad del Caribe (Caricom), que ha promovido el mercado común y la integración económica de la zona, en la cual México participa como observador.

Así, los encargados de nuestra política exterior tienen el reto de estrechar los lazos de amistad y comercio con las naciones del Caribe. En el caso de la AEC, se señala la existencia de 35 estados o territorios autónomos, lo que puede definir votaciones en organismos y foros internacionales. Pero dichos países enfrentan problemas que requieren la solidaridad internacional, como la amenaza ante un posible incremento del nivel del mar, la superación de la pobreza, daños ante fenómenos naturales (terremotos o huracanes) y la promoción del turismo, entre otros.

México no es ajeno a los desafíos, retos y oportunidades que viven las naciones del Caribe. Además, algunos aspectos sociales y culturales de los estados de Yucatán y Quintana Roo hacen posible la identificación de soluciones comunes a los desafíos que enfrentan esos países. Por ello, es necesario fortalecer los lazos de amistad y vínculos comerciales con ellos y así potencializar el desarrollo de esta región.

Durante muchos años se habló del Plan Puebla–Panamá como un medio para incentivar el intercambio en la región. Pese a las críticas recibidas, así como sus alcances y limitaciones, fue un primer paso del gobierno mexicano para dignificar el comercio entre los países hermanos de Centroamérica. No obstante, fortalecer las relaciones exteriores con las naciones del Caribe es una propuesta más incluyente y ambiciosa por el número de personas que podrían beneficiarse.

Geopolíticamente, el Caribe es importante debido a la cercanía con Estados Unidos y países de Centroamérica. Asimismo, naciones europeas tienen dependencias en islas de la región, tales como Holanda, Francia o Reino Unido. De hecho, es una puerta para fortalecer las relaciones con países tanto de habla hispana (Cuba, República Dominicana o Puerto Rico) como de lengua inglesa (Bahamas, Islas Caimán, Jamaica, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes, Anguilla, Antigua y Barbuda, San Vicente, Barbados o Trinidad y Tobago). Además, el Caribe Neerlandés ofrece posibilidad de intercambio con naciones que fueron colonias holandesas como Saint Maarten, Curazao, Aruba o Bonaire; mientras que Haití, Guadalupe o Martinica tienen una fuerte influencia francesa.

Aunado a los beneficios que se pueden obtener entre naciones de las Antillas y el Caribe, la regionalización de acuerdos puede permitir a México tener mejores relaciones con Guyana, Surinam y la Guayana Francesa, además de fortalecer los vínculos con los países de Centroamérica.

Por tanto, y ante las amenazas del muro en la frontera norte y la crisis del Tratado de Libre Comercio, es importante promover la calidad de los productos mexicanos en otras regiones, entre las cuales destaca la zona del Caribe. En esta región podemos encontrar una cantidad enorme de intercambios mutuamente beneficiosos.

*SECRETARIO DE LA COMISIÓN DE RELACIONES EXTERIORES ASIA-PACÍFICO

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