Una campaña política basada en mentiras nunca puede ser exitosa, este es el caso del precandidato gubernamental José Antonio Meade, cuya campaña ya se puede reconocer como un proyecto fallido y mal logrado. Un ejemplo es su pautado en el que habla de los genios y de cómo sacó de la pobreza a dos millones de personas, lo cual es absolutamente falso, lo único que hizo fue una trampa al cambiar los índices de medición para favorecer su gestión de forma artificial e incorrecta.

Esta prestidigitación estadística consistió en que Meade utilizó datos que el INEGI había manipulado, esta institución empleó un modelo estadístico, no autorizado por Coneval, que hizo que automáticamente los ingresos mensuales de las personas encuestadas se incrementaran en más de 30 por ciento de un año a otro, es decir, en mil pesos.

Además, la aplicación de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares tuvo fracturas metodológicas graves en su levantamiento, prejuzgando la obtención de datos, por ejemplo, se instruyó a los encuestadores a manipular la información en los casos en los que los ingresos fueran “sospechosamente bajos”, esto es, los datos no se levantaron sobre observaciones sino sobre opiniones, de acuerdo con informes y notas periodísticas de 2016.

La realidad es que hoy hay más pobres que cuando inició el sexenio de Peña, una política social que no funcionó, miles de millones de pesos tirados a la basura y un acto de corrupción no solo al mentir sobre los datos, sino también al utilizarlos como instrumento electoral. Se denunció que el secretario Luis Enrique Miranda Nava no era alguien que supiera combatir la pobreza, era un truculento operador electoral y, al final, regresó a lo que estaba destinado: ser parte de la estructura electoral del PRI.

Andrés Manuel López Obrador sí demostró una política social efectiva, que fue copiada por todos los gobiernos locales y federales. Los apoyos a la tercera edad y madres solteras, por mencionar algunos, siguen siendo recordados y valorados con cariño.

El comercial de Meade donde pretende engañar a la ciudadanía es ofensivo, no solo por partir de una mentira, sino por desprenderse de la premisa de que el pueblo se lo puede creer, y muestra su desprecio hacia los pobres y a la inteligencia de los electores. Él nunca ha conocido la pobreza, ha vivido en la opulencia y el privilegio. En las zonas de escasos recursos solo ha hecho turismo indolente, el resultado es claro, nadie le cree y nadie ha visto la mejora de la que habla, su mentira ha sido exhibida por la realidad.

Meade ya no despegó, renunció a una conducción política, la entregó a sus asesores extranjeros, mercenarios, sin ética, ni patriotismo. Habrá quien cuestione que por qué dedicarle atención a un candidato que está en un tercer lugar, y a la baja, pero el objetivo de aclarar que su aseveración es una mentira es por un compromiso con la verdad, no una postura electoral.

@LuisHFernandez