Por Jorge Alonso Espíritu
[su_dropcap style=”flat” size=”5″]L[/su_dropcap]as películas nominadas y premiadas en la gala anual de los Academy Award, mejor conocida como los premios Oscar, no son las mejores cintas del año. Esta afirmación no pretende descubrir el hilo negro, simplemente establecer una postura un tanto obvia para comentar, desde la posición del espectador, la mediática, histriónica y controvertida ceremonia. Se trata solamente del colofón de una larga fila de premios y festivales de cine que no tiene un principio ni un final definido.
Cada uno de estos responde a intereses diferentes, a puntos de vista en ocasiones opuestos, a formas distintas de ser público. Esto es más notorio en años como este, cuando tres jurados distintos, aunque relacionados entre sí, colocan sus principales premios a películas distintas: el “National Board of Review”, que entrega la Asociación de Críticos, a The post; el Globo de Oro, de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, a Tres anuncios para un crimen; y el Oscar a La forma del agua.
Ni qué decir de los premios y festivales especializados y extranjeros: La ganadora en Cannes, The Square, la farsa del arte, perdió la categoría de mejor película extranjera en el Oscar, y la ganadora de Sundance, Ya no me siento a gusto en este mundo, ni siquiera estuvo considerada.
¿Cuáles son los criterios que hacen que una u otra cinta sea considerada “la mejor del año”? Cada jurado tendrá los suyos. Sin duda hay elementos que pueden evaluarse de manera más o menos objetiva, por ello las categorías técnicas como mejor cinematografía o mejores efectos especiales, suelen presentar menos discrepancias, pero ¿quién nos dice qué significa una “mejor película”? De saberlo, quizá restaríamos polémica al premio, y perdería para siempre el rating la transmisión.
Los factores que inciden en los nombramientos son tan diferentes como contextuales. Dependen de un lugar y de un tiempo. Pocas veces la ganadora del Oscar es una película para la posteridad, aunque haya quien dé su voto pensando en ello. Las socorridas listas de internet de “cintas que merecían ganar el galardón y no lo hicieron” y similares, son tan infumables como algunos de los filmes ganadores, que se vieron rebasados por el tiempo.
No es sorpresivo, bajo esta óptica, que películas como Huye, o Tres anuncios para un crimen acapararan los reflectores este año, en plena era Trump, o el hecho mismo de que tres mexicanos hayan ganado el premio al mejor director en cuatro de las últimas cinco ediciones. ¿Lo merecían? Lo merecían para los expertos que votaron por ellos.
Esa subjetividad, que para muchos resulta odiosa, en realidad es la esencia del cine (ya no digamos del arte). Películas como Lady Bird, Huye o The post, parecen deber sus nominaciones a cuotas pero, más allá del refinamiento técnico de cada una, son películas necesarias para determinados públicos. Verdad de Perogrullo: no ve igual una cinta un mexicano que un alemán, ni un adolescente que un anciano.
Por supuesto, al tratarse de la entrega de premios más mediática del mundo, el cine de los Oscar se ve contaminado por una plétora de presiones que hacen de la ceremonia un evento político. Un foro, pero sólo uno más en medio de tantos otros.
Las películas nominadas y premiadas en los premios Oscar sólo son las mejores según los estándares estéticos y políticos de Hollywood –quien entienda esto tendrá más posibilidades de ganar al armar su quiniela-, pero ir al encuentro de ellas suele ser gratificante para quienes amamos el cine.
Sin más, recomiendo a los interesados tres películas completamente distintas que pueden ayudar a ejemplificar lo mencionado (Llámame por tu nombre y Tres anuncios por un crimen las he recomendado en entregas anteriores).
1. La forma del agua
La cinta de Guillermo del Toro que ganó el principal galardón este año, es un cuento de hadas extraordinariamente bien elaborado, con una atmósfera nostálgica y un cuidado artístico puntual; verla en la pantalla grande es una muy grata experiencia y eso, junto a su mensaje de amor es, seguramente, lo que la hizo la favorita de la Academia.
2. El hilo invisible
A diferencia de la anterior, esta película se basa en la potencia de sus silencios, de lo que dicen y lo que callan los protagonistas envueltos en una relación enfermiza y elegante que provoca más repulsión que empatía y aun así resulta hipnótica.
3. Lady Bird
Una de las nominaciones más forzadas y criticadas de esta edición es la comedia de Greta Gerwig. Si su postulación se debió a una cuota de genero, pagó el precio al irse en blanco de la ceremonia. Pero hizo posible que llegara a más salas la historia más sencilla e íntima de las 9 nominadas. Una película de crecimiento, de aprender y dejar vivir.