A partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), 267 compañías trasnacionales, principalmente canadienses y estadounidenses, operan con prácticas corruptas y desleales que les deja una utilidad anual de 200 mil millones de dólares, por lo que diversas agrupaciones civiles las consideran “letales” para las comunidades asentadas en las zonas ricas en minerales.

Tan sólo en 2014, la industria minera extrajo 437 millones de metros cúbicos de agua,  suficiente para cubrir las necesidades humanas de toda la población de Baja California Sur, Colima, Campeche y Nayarit, según un estudio de la organización CartoCrítica. Así, la actividad minera causa un impacto socioambiental negativo, violencia, muerte y escasez de recursos naturales a los pueblos nativos.

“No es fortuito que a lo largo de todo el territorio nacional no exista una sola mina en exploración o explotación que no lleve de la mano un conflicto social”, detalla el periodista J. Jesús Lemus en su más reciente libro México a cielo abierto. De cómo el boom minero resquebrajó al país (Grijalbo, 2018).

La investigación extensa y documentada realizada por el también autor de Los Malditos (Grijalbo, 2013), revela las operaciones ilegales de la industria minera que, por increíble que parezca, opaca la brutalidad del narcotráfico, y lanza una alarma urgente sobre los peligros que representan para la soberanía y la supervivencia de nuestro país. “En esa guerra del narco es sólo pretexto, en realidad tiene su origen en la disputa por la riqueza de subsuelo”.

A diferencia del narcotráfico –que en teoría está organizado por delincuentes impulsivos–, el sector minero resulta más perverso y peligroso al ser dirigido por sesudos “hombres de negocios”, con un poder limitado para corromper, donde el deseo es el saqueo completo de los recursos a costa de lo que sea.

A través de las 355 páginas del libro, J. Jesús Lemus narra cómo periodistas, activistas, defensores de los recursos naturales y sociedad civil fueron asesinados durante el sexenio de Vicente Fox, Felipe Calderón y que continúa en la actual administración, de Enrique Peña Nieto. La mayoría de los periodistas asesinados en México, desde 2000 hasta el primer semestres de 2017, se han presentado en los estados con importante actividad minera.

J. Jesús Lemus asegura a Siempre! que la reforma energética es un instrumento eficaz para que la gente más pobre sea desposeída de lo único que tiene: el suelo.

El periodista J. Jesús Lemus.

El periodista J. Jesús Lemus.

-¿Lo peor que le puede pasar a una comunidad es vivir en un subsuelo rico en minerales? Justo como lo citó el indígena Mateo Barajas: “Nuestra tragedia nacional es haber nacido en un suelo rico, con un gobierno corrupto”.

Esa es la peor desgracia que puede tener un mexicano o una comunidad, vivir en un suelo rico porque esa riqueza es la atracción para las grandes empresas internacionales. Los pobladores de las regiones ricas tendrían que vivir como en los mejores países del mundo debido a las riquezas que tienen; sin embargo, viven en la pobreza porque son desplazados, son orillados a dejar sus tierras, el agua y los bosques. Esto lo vemos reflejado en 916 casos graves que tenemos en México donde la minería ha logrado desplazar poblaciones enteras como el caso de Salaverna, en Zacatecas, o en algunas regiones de Cananea, Sonora, donde la gente tendría que estar viviendo de una manera muy decorosa por la riqueza de su subsuelo pero tienen que entregar esa riqueza a compañías internacionales gracias a la comparsa del gobierno federal. Raymundo Cárdenas, director de La Jornada Zacatecas, refiere que las comunidades tendrían que vivir como jeques de Dubai; sin embargo, viven como en las peores regiones de África central. Es algo que no se puede permitir en México.

-La minería es un industria con olor a muerte. Cientos de activistas, periodistas y civiles han sido asesinados en la defensa de los recursos naturales, ¿por qué esta impunidad?

La impunidad siempre va de la mano de dos grandes fenómenos que es la corrupción y el el factor económico. La minería es una industria poderosa a nivel mundial por la cantidad de recursos que logra extraer y eso le da suficiencia para la adquisición de gobiernos completos, no sólo compra a gobernadores, a diferencia del narcotráfico. La minería abarca más allá, llega a áreas de gobierno que están contempladas las secretarías de Estado, incluso al Presidente de la República. Tenemos el caso de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto que están en comparsa con esas industrias mineras que han recibido miles de millones de dólares para que modifiquen el marco legal y puedan entregar esas riquezas a la empresas mineras.

-Los hechos registrados en 2006 en la mina de Pasta de Conchos serían usados como “enseñanzas para proteger a mineros de futuras tragedias”, promesa que quedó en palabras. ¿En cualquier momento podría pasar un acontecimiento similar? 

Sin duda alguna. La tragedia de Pasta de Conchos, que cobró la vida de 65 mineros, lamentablemente se puede repetir y eso también se debe a los efectos de la corrupción porque la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS ) ni siquiera tiene posibilidad de entrar a las minas para verificar las condiciones reales en las que se encuentran laborando los trabajadores. La STPS, en lo que iba de 2015 al 2016, realizó únicamente 17 verificaciones de condiciones laborales de las minas, desde el exterior. Esto contrasta con las condiciones laborales que la misma Secretaría hizo a otras industrias como la automotriz donde se llevaron a cabo cerca de 7 mil revisiones a las condiciones laborales o la industria de las bebidas embotelladas, donde se realizaron casi 13 mil revisiones. Esto nos da una idea de que la minería, incluso, ha llegado al nivel de comprar a la Secretaría del Trabajo para que no tenga acceso al interior de las minas.

-¿Qué responsabilidad tuvo Napoleón Gómez Urrutia? ¿Quiénes son los culpables?

Napoleón Gómez Urrutia tienes sus claros oscuros como lo planteo en el libro: por un lado, se alza como el dictador de los sindicatos mineros. Controla y maneja a su favor los contratos colectivos de trabajo; en el caso concreto de Pasta de Conchos la responsabilidad social y moral que manifestó Gómez Urrutia fue en defensa de los trabajadores, estuvo señalando de manera constante que estaban trabajando en condiciones anormales. Reconoció que los mineros estaban en una profundidad superior a lo que la empresa señalaba (Grupo México), esa es la parte positiva de Napoleón. Ha sido muy crítico en cuanto a las condiciones laborales para las empresa mineras como es Grupo México, Grupo Dragón o el Grupo Frisco, esas empresas han sido muy hostigadas por Napoleón. Por otro lado, a las empresas canadienses no les ha insistido tanto en la verificación de sus condiciones laborales, ahí tenemos la parte negativa de Napoleón Gómez Urrutia. No sabemos cuál es la verdadera postura de Napoleón, que se deja ver que tiene una afinidad a las empresas mineras canadienses.

 

-Los minerales nacionales regresan en forma de armas. ¿Estamos cavando nuestra propia tumba? Cómo explicar este fenómeno en el marco de la lucha contra el narco…

Ese capítulo donde toco el tema de cómo la industria minera China extrae hierro, plomo, zinc, etc., lo exporta con toda impunidad, porque ni siquiera se procesa en México, y devuelve todo en forma de AK-47 y de balas es una responsabilidad muy directa del gobierno mexicano que ha sido omiso de lo que se están llevado, las miles de toneladas de minerales que son la base para la elaboración de armamento y que representan un alto riesgo y un gran contrasentido de la administración federal: por un lado, intenta combatir a los cárteles de las drogas, pero por otro está permitiendo el ingreso de toneladas de armas que llegan a través de los puertos de Colima, Michoacán y Oaxaca. Esto es responsabilidad de la Secretaría de Economía y Hacienda que no están manteniendo los controles necesarios de la exportación minera. 

-¿Cuáles son los escenarios de seguir explotando de esta manera nuestro subsuelo?

Afortunadamente México es un país rico en recursos minerales, tan es así que a la fecha se han entregado más de 25 mil concesiones mineras y que están contempladas en una superficie de 57 millones de hectáreas, una cuarta parte del suelo mexicano. Es decir, la superficie que ahorita está entregada a la industria minera equivale a los estados de Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Jalisco y Nayarit pero existe la posibilidad de entregar 10 mil concesiones. México podría estar siendo explotado por otros 60 años más sin efecto de que se acabe nuestra riqueza natural, pero si sigue este ritmo no llegamos a los 80 años.

-La clase política hizo creer que la bonanza para México vendría después de la firma del TLC. ¿Cuál es el saldo para nuestro país? Qué se debería regular en estas renegociaciones para que no sean explotados los recursos naturales de esta forma  despiadada.

Cuando el presidente Carlos Salinas de Gortari estableció el TLCAN nos dijeron que iba a ser un beneficio económico, pero pongo a consideración lo que señala mi libro: México es receptor de casi 270 empresas mineras que han llegado al país. México no tiene un trato comercial con Canadá, ya que México no le vende gran cantidad de productos al mercado canadiense; más bien ellos están extrayendo la riqueza minera nacional y en eso se finca la relación comercial que es desventajosa para nuestro país. Creo que la renegociación del TLC debe ser en función de la riqueza de nuestro recursos naturales, el verdadero sustento de nuestra economía. Mientras se pongan candados sobre la explotación de los recursos mineros será un trato económico más justo con Canadá y Estados Unidos. De las más de 25 mil concesiones mineras que tiene México, el 80% está entregadas a empresas mineras en Canadá y el 12% a Norteamérica ahí vemos la total desventaja. México debe de replantear el uso de los recursos, en la medida de que siga entregando al supuesto desarrollo de las industrias extranjeras, esto irá para abajo. Es una mentira lo que dice el gobierno mexicano en el sentido de que la industria minera contribuye al desarrollo económico de México. No es cierto. La industria minera genera una ocupación de mano de obra de apenas 7 mil trabajadores mexicanos. No está detonando en nada la economía.

-A pocos meses de conocer quién será el nuevo Presidente de la República. ¿Usted ve entre los candidatos alguien preocupado en atender estos problemas de la industria minera? 

No. Ninguno de los presidenciables que se manejan hasta el momento ha tocado una posibilidad de frenar la presencia minera extranjera en México. Es el sector más olvidado de todo. Ninguno de los aspirantes a la Presidencia ni siquiera dimensiona este problema. En el caso de Andrés Manuel López Obrador es el único que nos está dejando ver cuál es su intensión al incluir a Napoleón Gómez Urrutia al Senado de la República, sabiendo que es uno de los grandes aliados de las empresas mineras canadienses. López Obrador deja entrever una invitación para que la industria minera canadiense siga explotando nuestro suelo. No veo en ninguno de los candidatos una posibilidad seria de que esto se mejore o se solucione a corto plazo, de que pueda haber un freno a la industria minera.