La entrega de los premios Oscar, llevada a cabo el día de ayer en el Dolby Theatre de los Los Ángeles  en California, tuvo un matiz excepcionalmente latinoamericano. A los triunfos de Guillermo del Toro y “Coco” se sumó, además, el de Una mujer fantástica, filme chileno que se llevó el Oscar a Mejor película extranjera.  Esta cinta antes de ser galardonada con la afamada estatuilla dorada, ya había triunfado en diferentes categorías de certámenes como los Festivales Internacionales de Cine de Berlín y San Sebastián y los Premios Goya.

Una mujer fantástica cuenta la historia de Marina, una mujer transgénero  que debe enfrentarse al duelo de perder a su pareja en una sociedad excluyente y llena de prejuicios; Marina, se encuentra encarnada por Daniela Vega, una actriz transexual que conoce y siente mejor que nadie los retos de trasmitir a través de su papel las dificultades y la marginalidad a que se enfrenta su comunidad sexual, por lo que se ha convertido en todo un ícono de lucha y admiración; lo cual se ha hecho expresivo en la gala de los Oscar, cuando se convirtió en la primera mujer transexual en realizar una presentación dentro de la ceremonia precediendo la interpretación de Mistery of love por parte de Sufjan Stevens.

Meses anteriores a que Daniela Vega pudiera parecer en el escenario de las preseas de la Academia, específicamente en la coronación de su película en los Goya, tuvo la oportunidad de conversar con el diario El País acerca de su proceso de transformación y su trayectoria; dos aspectos que es difícil separar, pues a los 14 años, cuando decidió su identidad, también debía tomar una decisión al respecto de su futuro en el mundo del arte, un futuro que ha sido prolífico gracias a su filosofía de vida.

“Quiérete, amate y respétate de la manera más digna. Todos nuestros cuerpos transitan; yo lo hice desde el género, otros, lo hacen envejeciendo”, dice con seguridad la actriz, aunque no olvida que ha sido un camino difícil.

“Los transexuales somos seres marginales. Se sufre mucho en la transición. Y ese dolor nos hace fuertes, duros, e incluso nos lleva a tener mal carácter”.

Sin embargo, no parece haber rastro de fricciones en su relación con Sebastián Lelio, director de Una mujer fantástica, quien la percibe “como una estrella moderna, y al tiempo una diva de los años cuarenta. Yo he seguido con mucha admiración cómo ella ha llevado toda esta responsabilidad, lo ha hecho con mucha gracia”. De la misma manera, el cineasta se refiere al filme como vanguardista en los tiempos modernos, pues, considera, “se ha abierto una caja de Pandora en lo femenino, con una explosión de temas trans”.

Por su parte, Daniela Vega confía en que un mensaje de tolerancia y reconocimiento llegue a quienes vean la película, sobre todo a los más jóvenes: “Yo tengo mucha esperanza en las generaciones futuras en Chile, actualmente hay mucha apertura”, concluye.