Reflexionar sobre si las víctimas civiles eran daños colaterales o no, durante la guerra contra el narcotráfico en México, generado desde el gobierno de Felipe Calderón hasta nuestros días, fue lo que llevo al director Everardo González a realizar el documental psicológico “La libertad del diablo”, filme que registra las historias de algunas de las víctimas sumergidas en esta guerra a lo largo del país, tanto de quienes cometen los actos de violencia, como de aquellos que la enfrentan y de los que trabajan en la resolución de los casos a través de una colección de testimonios.

“Trabajé durante cinco años muy de cerca a la guerra contra el narcotráfico, un conflicto que ha dejado en México más de 100 mil muertes y decenas de miles de desaparecidos”, señaló el productor y fotógrafo de cine documental mexicano, en conferencia de prensa. Everardo González anunció que a partir de hoy será transmitida en varias salas de la Ciudad de México.

González decidió colocar una máscara a sus entrevistados –víctimas y victimarios—para experimentar con la supuesta verdad del género documental: “elegí un diseño similar a las máscaras utilizadas para tratar a los pacientes con quemaduras de tercer grado. Necesitaba un símbolo del dolor”, aseveró.

El proyecto que ya fue merecedor del Premio Mayahuel al Mejor Documental de la competencia iberoamericana, así como el Premio Mezcal, que reconoce la mejor película mexicana, entre una selección de ficciones y documentales, busca ampliar el panorama empático del público.  Desea crear conciencia social más informada sobre las diferentes posturas y vertientes que se viven bajo los contextos en los que estos personajes se ubican.

“Como sucede con cualquier guerra, en México la muerte violenta se ha convertido en algo cotidiano; los difuntos han sido despojados de su dignidad, son solo frías estadísticas de una guerra que no ha sido ganada ni perdida. Los mexicanos nos hemos ido acostumbrando a desayunar con noticias bañadas de sangre y los medios informativos se han dedicado a incubar con sus “ejecutómetros” un cuero tan curtido en nosotros, que cada víctima es presentada tan solo como una nota secundaria, sin pasar por el filtro de la compasión y la empatía”, apuntó.

También desea crear un tipo de cine que funja como una herramienta de transformación social y no quede solo en entretenimiento: “aquel que vea de lado lo que sucede, también es responsable, todos los consumidores de violencia, somos responsables de que se cometan actos atroces en nuestro país”.

Everardo González (1971) se ha convertido en uno de los mejores directores de cine documental cuya obra se considera una de las más sólidas en América Latina. Su trabajo se caracteriza por la inquietud de plasmar problemáticas sociales y situaciones cotidianas, todo dentro de un mismo plano. Sus filmes como “El cielo abierto” (2010) y “Cuates de Australia” (2011), se han exhibido en festivales como el IDFA, el Festival Internacional de Cine de Locarno, el BAFICI, el Festival Internacional de cine de Guadalajara y el FICM.

“La Libertad del diablo” será proyectada, a partir de hoy, en varias salas de la Ciudad de México.