Ricardo Muñoz Munguía

Recientemente el tema de la violencia hacia la mujer ha estado en charlas, en escenas públicas, en manifestaciones, en los videos que se comparten en WhatsApp, en el cine, como ahora lo trae a cuenta Norma Salazar a propósito de la película Entre tú y yo… Sin duda, es un tema de enorme interés, sin embargo, no ha tenido la debida importancia en la práctica pues en terreno abierto, en franca perspectiva, no existe una genuina conducta no sólo de muchos hombres, sino también por mujeres y, conforme a mi visión, quizá son más las mujeres que promueven una actitud de violencia hacia ellas mismas al permitir distintas actitudes. Entre algunas de esas actitudes, enumeramos las que bien caben en violencia física: como “juegos” con golpes, los que en algún momento pueden llegar al asesinato; la violencia psicológica: al ir “sugiriendo” formas de vestir, de actuar, de comportarse…; la violencia sexual: donde la mujer llega a ser obligada a participar en situaciones sexuales que la incomodan, que la dañan, que simplemente no desea; la violencia económica: en la que la “administración” del dinero tiene que ser del hombre y éste va decidiendo cómo, qué ración y hacia dónde será el destino del recurso monetario y, claro, no podemos soslayar la equidad, en la que aún falta mucho por hacer.

Por supuesto, el tema se quedaría corto al decir que sólo es contra la mujer. No. El tema, al irnos un poco más a fondo, sería abrir todas las cortinas, ver a víctimas y victimarios, hombres y mujeres de ambos lados, porque, como ya lo mencioné, la violencia no se queda en lo que vemos y creemos de botepronto, la violencia también son los constantes acosos, las intimidaciones, las amenazas, la coacción…, lo que está en nuestra sociedad, en nuestro ambiente laboral y, lo peor de todo, en el ámbito familiar.

Por otro lado, me atrevo a decir, que en el problema real todo este panorama dicho sea lo de menos. Quizás el problema sea más hondo, sí, es aceptar que el asunto radica en la cultura, en la formación, en la educación que se está dando desde el hogar, en los estereotipos, de roles de trabajo en casa, los prejuicios…

La violencia de género es sumamente amplia y unos brevísimos ejemplos aquí los he enmarcado pero, lo que es muy significativo, independientemente a lo expuesto, es que cualquier tipo de violencia atenta contra un primordial derecho: la libertad.