Hace apenas una semana, Estados Unidos anunció que impondría aranceles a las importaciones de aluminio (10%) y el acero (25%). Su pretexto fue que estos dos productos tienen categoría de ser estratégicos, pues con ellos se fabrican una enorme variedad de bienes militares y otros destinados a la seguridad nacional.
La medida sacudió de plano a la comunidad internacional al ver afectadas sus exportaciones a uno de los principales mercados metaleros del mundo y no dejó de lado que la decisión de Washington pudiera desencadenar una guerra comercial de fuertes consecuencias. Dos días después, el secretario de Comercio, Steven Mnuchin, advirtió que nadie se salvaría de pagar aranceles, su amenaza sólo duró 24 horas, porque luego precisó que México, Canadá, la Unión Europea, así como Australia, Argentina, Brasil y Corea del Sur, quedarían exentos.
La acción parecía indicar un cambio de estrategia por parte del presidente Donald Trump, a quien se le ha señalado más por actuar de manera empresarial que de comprender los procesos políticos globales; opinión que han compartido tanto sus principales socios comerciales como algunos miembros de su propio gabinete.
Cuando todo parecía indicar que las aguas se calmarían, el inquilino de la Casa Blanca apuntó sus baterías contra China, a la que acusó de aprovecharse de los conocimientos tecnológicos de firmas estadounidenses; una acción que, según dijo, le ha costado a la Unión Americana más de 60 mil millones de dólares.
Trump pidió a Mnuchin aplicar restricciones de inversión a las compañías chinas en un plazo de 60 días con la finalidad de proteger las tecnologías estadounidenses estratégicas. Beijing reaccionó aplicando multas de hasta 3 mil millones de dólares a productos estadounidenses para compensar las pérdidas ocasionadas por los aranceles norteamericanos.
Pero no sólo eso, el gobierno chino advirtió que podría cancelar millonarias órdenes de compra de bienes estadounidenses para entregárselas a rivales como Airbus, frenar las adquisiciones de automóviles y sobre todo de iPhones, uno de los productos más populares entre el pueblo chino. Las medidas chinas irían con todo incluso aunque afecten el intercambio bilateral que actualmente promedia 130 mil millones de dólares.
De esta manera, quedaba claro que el poderío chino puede subsistir en una batalla comercial sin mayores problemas contra la primera potencia del mundo.
La situación tiene lugar en momentos en que China considera desvincularse de un contrato con la empresa aeronáutica Boeing, avalado por el presidente Xi Jinping, en vías de convertirse en un gobernante vitalicio. El convenio fue cifrado en 38 mil millones de dólares en 2015, durante su visita realizada a una fábrica en Seattle. Beijing amenazó con entregar estos contratos a rivales de Boeing como la europea Airbus, la cual se apoderaría de tecnología aérea de punta.
En realidad y por ser el mercado más dinámico, China cuenta con varias cartas con las que puede responder al juego arancelario trumpiano.
Para expertos como el embajador de México en China, José Luis Bernal, resulta claro que es un país fuerte con una directriz que le ha permitido alcanzar niveles estables de desarrollo. Las presiones norteamericanas coincidieron con la celebración en Beijing de las llamadas “Dos sesiones” que son la reunión de la Asamblea Popular Nacional y la del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino; ambas marcan el futuro a seguir en materia política, económica y comercial del gigante asiático.
Para Bernal, China ha reaccionado a las amenazas de Washington, entre otras formas, intensificando sus relaciones con socios latinoamericanos, principalmente México, país que ha sido fuertemente maltratado por la visión de Trump.
El embajador Bernal fue invitado a ambas ceremonias. Esta es la entrevista que concedió a Siempre! con la mediación de la revista China Hoy.

José Luis Bernal.
Un frente en favor de China
¿Cuál es la situación bilateral entre EU y China y cuál sería la nueva perspectiva de China en América Latina, sobre todo, en México que es el socio incómodo de Trump?
Empiezo por la segunda parte. China y México tienen una dinámica intensa en la relación. China es ya nuestro segundo socio comercial en el mundo, desde luego después de Estados Unidos. En el caso de China, en particular, hemos venido construyendo una Asociación Estratégica Integral que nos permite trabajar en todos los sectores, no solamente en comercio, inversión, tecnología. Se trata de darle una visión integral a la vinculación que México quiere tener con este gran país.
¿Qué pasa en la relación entre China y América Latina? Nosotros no lo vemos como que haya una necesidad de que América Latina tenga que elegir con quién se relaciona. México, como país latinoamericano, tiene una amplia gama de relaciones. América Latina es una región grande y hace poco hubo la Segunda Reunión Ministerial del Foro CELAC-China en Santiago de Chile. Fue la reunión ministerial a la que han asistido más ministros de Relaciones Exteriores del lado de América Latina, unos 32, y esto implica el interés que tiene toda la región por profundizar el diálogo con China.
América Latina está fortaleciendo sus relaciones con sus socios. En China encontramos un socio importante. En el caso de México, encontramos en China un socio estratégico, y estamos fortaleciendo nuestra relación cada día independientemente de opiniones que vengan de otros lados.
En México tenemos expectativas, por un lado, en ver cómo esta toma de decisiones se refleja en nuevas metas y cómo puede tener un impacto en la Asociación Estratégica Integral que venimos desarrollando con China; y, por otro lado, cómo podemos nosotros asociarnos aún más con estos proyectos para tener un beneficio compartido de los esfuerzos que haga el pueblo chino y el gobierno chino en un marco de apertura y cooperación.
China proseguirá su gran marcha
Beijing iniciará lo que llamó una “nueva época” en su política como una reacción a las amenazas de Donald Trump de iniciar medidas contra productos de China, ¿de qué se trata esto?
Lo que derivamos del concepto de una “nueva época” tiene que ver con el proceso mismo de transformación de China, que ha seguido varias etapas que parten de la revolución de 1949, pero básicamente a partir de 1978 con el proceso de reforma y apertura. Hoy estamos observando en China un proceso de transformación que tiene ya grandes éxitos en diferentes materias: combate a la pobreza, urbanización, modernización, incorporación de las clases medias al consumo creciente y la presencia de tecnologías para el uso diario de la mayoría de la gente. Ahora China está llegando a un momento en donde hay otras prioridades, que son las que vamos a observar: cómo se definen en materia de política pública las medidas para llevar a cabo un desarrollo sostenible y un desarrollo económico más verde, con nuevas reglamentaciones para la inversión que llega a China y para las que salen de China al exterior, teniendo en cuenta un cambio en el modelo que busca depender más del consumo interno.
Los países en desarrollo, las economías emergentes y otras naciones estamos expectantes por ver cómo se mueve más el mercado bajo la administración Trump y cómo podemos participar aún más en esta expansión que, estamos seguros, van a seguir teniendo la economía y la sociedad en China.
Defender la visión global
¿Cuál sería su perspectiva respecto al futuro del comercio global que es defendido por China?
Es preciso fortalecer el diálogo político con la firme convicción global. En el caso de México, vamos a seguir fomentando lo que de nuestro lado denominamos la creación de cadenas de valor y distribución. El comercio entre México y China ha llegado a niveles que no tienen comparación con muchos países. El comercio de China con México es más alto que el que China tiene con cualquiera de los países BRICS. ¿Por qué lo digo? Porque hay una gran relación entre las dos economías.
México es un gran punto de conexión. Es un centro manufacturero mundial, pero también un punto de conexión para unir mercados. Somos una puerta de entrada a América Latina y América del Norte. Estamos creando zonas económicas inclusivas que atraviesan fundamentalmente el istmo de Tehuantepec, que van a unir mejor a los océanos, y estamos adoptando este concepto de cadenas globales de valor para no hablar únicamente de comercio. Este es un tema que vamos a trabajar de manera muy intensa con China en los próximos años.