“No hay más García Márquez que el periodista”, decía de sí mismo el autor de libros emblemáticos como Cien años de soledad, El otoño del patriarcaCrónica de una muerte anunciada, El general en su laberinto, El coronel no tiene quien le escriba, entre muchos otros del novelista, cuentista, reportero y guionista colombiano que en un día como hoy, cumpliría 91 años.

Por ello, los festejos iniciaron desde muy temprano… destaca el doodle creado por Matthew Cruickshank, director de arte de los doodles de Google, quien trato de resumir en una pequeña animación el realismo mágico del nobel de literatura; en ella se puede ver la silueta de Gabo a la izquierda y un colorido paisaje que parece salir de su cabeza.

Aunando a los festejos debemos recordar al escritor de talento temprano, pues el galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982, decía que en sus libros “lo que cambia es la elaboración, el tratamiento del material. Pero, digamos, las formas de aproximación a la realidad son la esencia del periodista. En mi caso son las mismas: tanto para la literatura como para la política y para el periodismo. Entonces yo considero que mi primera y única vocación es el periodismo”.

Aunque terminaría sumergido en el periodismo, García Márquez cursó estudios en Derecho en la Universidad Nacional de Colombia, donde recibió el picotazo de la política, interés que recubriría su cuerpo durante el resto de su vida, desempeñándose en principio como reportero en diarios colombianos como El Universal y El Heraldo, así como corresponsal en París y Nueva York.

Su carrera literaria comenzó con una novela breve, La hojarasca (1955), cuya historia transcurre en el mítico y legendario pueblo de Macondo, creado por el autor. En 1961 publicó El coronel no tiene quien le escriba y un año después, reunió algunos cuentos bajo el título de Los funerales de Mamá Grande y publicó su novela La mala hora.

A principios de los sesenta del siglo XX, llegó a México donde fijó su residencia y fue en nuestro país, donde pudo realizar su gran novela, una en la que sucediera todo y que tenía pendiente desde los 18 años.

“A fines de 1964 iba yo hacia Acapulco —con Mercedes y mis dos hijos— y entonces, como una revelación, encontré exactamente el tono que necesitaba. Y el tono era contarlo como contaba las cosas mi abuela. Porque yo recuerdo que mi abuela contaba las cosas más fantásticas, y lo contaba en un tono tan natural, tan sencillo, que era completamente convincente. Y entonces no llegué a Acapulco. Regresé y me senté a escribir Cien años de soledad”, decía Gabo, en una de las pocas entrevistas que llego a conceder.

Con esta novela, publicada en 1967, el éxito le llegó a García Márquez cuando apenas tenía 40 años. De inmediato, el libro fue traducido a 24 idiomas y ganó cuatro premios internacionales, incluso el poeta chileno Pablo Neruda diría que “es la mejor novela que se ha escrito en castellano después de El Quijote”.

Inscrito en el realismo mágico, Cien años de soledad cuenta la legendaria saga de los Buendía en el pueblo de Macondo: un territorio imaginario donde lo inverosímil y mágico no es menos real que lo cotidiano y lógico.

Así, el autor colombiano se situó en la primera línea del boom de la literatura hispanoamericana junto a los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, el peruano Mario Vargas Llosa y los mexicanos Juan Rulfo y Carlos Fuentes.

Gabriel García Márquez también escribió teatro, Diatriba de amor para un hombre sentado (1987) y fue un apasionado del cine, donde participó en la realización del cortometraje La langosta azul en 1954, hizo las adaptaciones de cintas como El gallo de oro, Tiempo de morir y Edipo Alcalde y fue guionista de películas entre las que destacan En este pueblo no hay ladrones, Juego peligroso, Patsy, mi amor y Presagio.

En 2005, el autor decidió tomarse un año sabático. En febrero de 2006 señalaba en una entrevista, que “no he escrito una línea. Y, además, no tengo proyecto ni perspectivas de tenerlo. No había dejado nunca de escribir, este ha sido el primer año de mi vida en que no lo he hecho” y es que, revelaba, encontró una cosa fantástica “¡quedarme en la cama leyendo!”.

Actualmente famosos escritores de Alemania, Francia, Inglaterra, India, Turquía, Egipto, Estados Unidos, Rusia, Sur África, Italia, España y otras naciones, incluyendo de América Latina, siguen confesando lo mucho que le siguen debiendo y admirando al escritor que nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927 y falleció en la Ciudad de México el 17 de abril de 2014.