Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar:

Paulo Coelho

Cuando se publiquen estas líneas estaremos a cinco días de que empiecen legal y formalmente las campañas. Obviamente la más atractiva, la que atrae la atención de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas es la campaña por la Presidencia de la República.

Durante las etapas de precampañas e intercampañas solo un candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, no ha tenido empacho en hacer público lo que hará cuando sea presidente. Los demás no se han atrevido, porque temen ser acusados de actos anticipados de campaña y tener problemas legales con las autoridades electorales.

Así es que lo único que hemos escuchado son vagas declaraciones, pocas propuestas concretas de los candidatos de la coalición del Frente que formaron el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, y de la coalición PRI, PVEM y Panal.

Los dirigentes partidistas y los candidatos de estas coaliciones han ocupado su tiempo en acusarse mutuamente de actos ilegales, con lo cual han dejado el campo libre al más experimentado político para hacer campaña: López Obrador.

Eso explica el inteligente repliegue del candidato presidencial de Morena, su negativa a debatir, lo cual le ha permitido fijar agenda diariamente con mensajes y videos en las redes sociales y alguna esporádica entrevista de banqueta debidamente controlada por el candidato, experto en respuestas sarcásticas y en evadir el tema central de cualquier pregunta.

Como sea, el próximo viernes 30 empiezan las campañas y más les vale a los candidatos ser más que claros con los ciudadanos, al menos Anaya y Meade tendrán que explicar lo que harían si ganan la presidencia, con detalles, sin generalidades.

Si insisten en su pleito, fortalecerán la percepción que con paciencia ha creado López Obrador de que su triunfo es inevitable. Esa percepción la ha creado con los anuncios que hace de “nombramientos” de integrantes de su gabinete.

Fija en los ciudadanos de a pie la idea que si ya forma gabinete es porque ya su triunfo es seguro. Astuta táctica que, paradójicamente, puede revertírsele a Morena, pues los ciudadanos de a pie, cuando creen decidida una elección, siempre encontrarán pretextos para no acudir a las urnas. Es una apuesta imaginativa y políticamente genial, pero también muy riesgosa.

Y, si por eso pierde al elección, a nadie puede culpar, solo a él mismo.

jfonseca@cafepolitico.com