Las reformas estructurales emprendidas e implementadas durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, con todo y la recalcitrante animadversión de sus múltiples detractores, le han traído buenos resultados de México. Le duela a quien le duela. Cierto, aún hay muchísimos temas ante los que todavía se requiere arremangarse la camisa, pero hoy, en nuestro país, que ya transita por la recta final de la administración peñanietista, podemos contar con un “antes” y un “después” con respecto a la manera de cómo ya se puede proyectar con una visión tanto de futuro como de continuidad, dejando de lado la tan dañina filosofía transexenal del borrón y cuenta nueva.

Y un claro ejemplo de lo anterior lo viene a ser la Reforma Laboral, que paso a paso ha podido consolidar, a favor de la clase trabajadora mexicana, hitos verdaderamente importantes, como los que destacaron el miércoles pasado en Los Pinos el vocero de la Presidencia, Eduardo Sánchez Hernández, y Roberto Campa Cifrián, titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), quienes de manera conjunta señalaron que en la actualidad las condiciones de los trabajadores han mejorado ostensiblemente, amén de que para este sexenio se alcanzará la cifra récord de 4 millones de fuentes de empleos formales generados, cifra que se puede corroborar ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que de diciembre de 2012 a la fecha ha registrado nada menos que a 3.2 millones de nuevos afiliados, de los cuales 85 por ciento son plazas de trabajo permanentes.

Los números no mienten: durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1982) se detonaron poco más de 1.5 millones de fuentes de empleo; en el de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) en México se crearon algo así como 1.3 millones de fuentes de trabajo; para el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) hubo un crecimiento considerable al rebasarse las 1.7 millones de plazas de trabajo creadas; mientras que para la llamada “docena trágica” de los panistas Vicente Fox Quesada  y Felipe Calderón Hinojosa los números arrojaron la creación de menos de 400 mil fuentes nuevas de trabajo con el guanajuatense y poco más de 1.4 millones de fuentes de trabajo con el michoacano; mientras que con Enrique Peña las cifras arrojan con exactitud, al día de hoy, repito, un total de 3 millones 237 mil 241 plazas laborales. Además, de estas últimas hay que destacar que son fuentes que cuentan con prestaciones de ley: ahorro para el retiro, seguridad social y acceso a créditos hipotecarios.

Por otra parte, pero que tiene muchísima relación con lo previamente comentado, el Servicio Nacional de Empleo (SNE) destaca que en la presente administración ha atendido a más de 24 millones de personas desempleadas, colocando en un puesto de trabajo formal a más de 6.7 millones, lo que arroja una media de 1 de cada 4 personas, lo que en comparación con la administración anterior (dic. 2006-ene. 2012), incluso con menos recursos, se superó en 41 por ciento el número de atenciones y en 46 por ciento el número de colocaciones.

Cabe destacar que entre 2012 y 2017, los años que van de la administración del presidente Peña Nieto, la Tasa de Informalidad Laboral en México se redujo en 3 puntos porcentuales y este cambio favorable se explica por las acciones de formalización en todas las entidades federativas del país y en la inspección del trabajo. Y este comportamiento favorable en el mercado laboral también se refleja en los bajos niveles de desocupación, que incluso ya son menores a los niveles previos a la crisis registrada durante el bienio 2008-2009, lo que se puede palpar en el registro estadístico siguiente: en 2012 la desocupación fue de 5.41 por ciento; en 2013 fue de 5.07 por ciento; en 2014, fue de 4.51 por ciento; en 2015 fue de 4.24 por ciento; en 2017 fue de 3.59 por ciento, y en lo que va de 2018 es de un 3.39 por ciento.

Finalmente, también hay que destacar el buen trabajo del Fonacot, que en la presente administración ha apoyado a más de 5.1 millones de trabajadores con créditos para el consumo, lo que arroja un monto superior a los 69 mil millones de pesos, que ha beneficiado a un total de 20 millones de mexicanos (trabajadores y sus familias); lo que nos conduce, por supuesto, al tema salarial, que ha permitido recuperar el poder adquisitivo de la clase trabajadora mexicana en 19 por ciento en términos reales.

Lo dicho: el tema laboral está mejorando…

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