La reunión del líder norcoreano, Kim Jong-un, con la delegación de alto nivel surcoreana que ha visitado el país vecino ha contribuido a reforzar el actual acercamiento que viven las dos Coreas. El deshielo es tal que ambos países han acordado una cumbre para el próximo mes de abril y Pyongyang ha prometido suspender los ensayos armamentísticos durante el diálogo intercoreano.

El encuentro tendrá lugar en la aldea de la paz de Panmunjeom, en la frontera entre los dos países, y supondrá la tercera cumbre de la historia entre las dos Coreas, la última en 2007. 

Este acercamiento llega después de un viaje de dos días en el que la delegación surcoreana se reunió con el líder norcoreano Kim Jong-un. Tanto los medios estatales norcoreanos como fuentes del Ejecutivo de Seúl calificaron este encuentro de“satisfactorio”.

“El Norte expresó claramente su compromiso con la desnuclearización de la Península coreana y dijo que no tendría ninguna razón para poseer armas nucleares si se garantizara la seguridad de su régimen y se eliminaran las amenazas militares contra Corea del Norte”, explicó el jefe de la oficina presidencial surcoreana de Seguridad Nacional, Chung Eui-yong.

La reunión y la posterior cena -en la que, según Seúl, se ofreció a los invitados una abundante variedad de productos del mar y licores- duró más de cuatro horas y se produjo en la sede del Partido de los Trabajadores, un lugar que hasta ahora no había pisado nunca ningún funcionario surcoreano. A Kim Jong-un y a la comitiva de Seúl, encabezada por el jefe de la oficina presidencial surcoreana de Seguridad Nacional, se unieron la mujer del mariscal, Ri Sol-ju, y su hermana, Kim Yo-jong, que el pasado febrero realizó una histórica visita al Sur al convertirse en el primer miembro de la dinastía Kim en viajar al país vecino.

Durante su visita, motivada por los recientes Juegos Olímpicos de Invierno, Kim Yo-jong invitó al presidente surcoreano, Moon Jae-in, a viajar a Pyongyang para reunirse con su hermano. El mandatario surcoreano recibió de buen grado la invitación pero consideró que ciertas condiciones deberían cumplirse para hacer realidad su visita, entre ellas un reinicio de las conversaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte.

De hecho, Corea del Norte ha expresado esta vez su voluntad de dialogar con Estados Unidos y se ha comprometido a suspender sus pruebas nucleares y de misiles en caso de iniciar esos contactos. El régimen norcoreano se abstendría de realizar “provocaciones armamentísticas estratégicas” mientras se desarrolla ese eventual diálogo, dijo el enviado de Seúl al Norte, en declaraciones recogidas por la agencia local Yonhap.

Moon Jae-in está convencido de que el actual acercamiento entre las dos Coreas -técnicamente aún en guerra- motivado por los recientes Juegos de PyeongChang puede servir para que Pyongyang y Washington se sienten a hablar de nuevo sobre el programa atómico norcoreano tras más de una década de estancamiento. EEUU, por su parte, insiste desde hace años en que el régimen debe dar antes muestras de que quiere desechar su programa atómico, al tiempo que Corea del Norte ha jurado aferrarse a su arsenal como medio para sobrevivir y en el último año incluso ha exigido ser reconocido como estado nuclear como condición previa para retornar al diálogo.

En todo caso, el encuentro entre el líder norcoreano y la delegación de Seúl parece haber servido para reforzar la mejoría de lazos entre los vecinos.