Le ha llovido a Andrés Manuel López Obrador por hacerse acompañar de personajes como Alfonso Romo, Cuauhtémoc Blanco, Napoleón Gómez Urrutia o Germán Martínez, exdirigente nacional éste del PAN. Igualmente, se le reclama que lo apoyen un yerno y el nieto de Elba Esther Gordillo y la corriente magisterial de quienes se han mantenido más o menos fieles a ella.
Romo será miembro del gabinete económico de López Obrador si éste llega a la presidencia, lo que para algunos críticos lo llevaría a incurrir en un conflicto de intereses, pues se dice que ese hombre de empresa mezclaría los negocios con la cosa pública, acusación temprana, pues falta salvar varias etapas para que Romo esté en posibilidad de revolver la gimnasia con la magnesia.
En lo que se refiere al Cuau, es obvio que López Obrador quiere allegarse votos aprovechando la celebridad del que fue excelente futbolista, quien por cierto no está en la política para robar, pues ha sabido ganar una verdadera fortuna con sus habilidades atléticas. Lo mismo puede decirse del también exfutbolista Adolfo Ríos, que competirá por Morena en busca de un cargo de elección. Desde luego, si alguno resultara deshonesto, el tabasqueño no dudará en dejarlo caer, algo en lo que tiene experiencia.
A Gómez Urrutia pretenden descalificarlo debido a que nunca fue obrero y porque heredó el cargo que ocupó su padre por décadas. Pero el interés en cerrarle el paso es porque condenó al patrón de la mina de Pasta de Conchos, donde murieron decenas de obreros. Por esa misma razón la patronal, con la complicidad de las autoridades, le crearon un sindicato blanco que no ha podido avanzar por la resistencia de los trabajadores que, esos sí, apoyan a Gómez Urrutia.
En el caso de Gordillo, parece que no bastan los años que pasó en prisión. Los priistas se quieren lavar la conciencia condenándola, pero los charros del SNTE que la traicionaron andan alrededor de José Antonio Meade con tanta soltura como la hija del líder charro de los petroleros viaja en avión privado por todo el mundo. Pero, por lo visto, eso no se considera criticable.
Por último, está el caso de Martínez, hoy candidato a senador por Morena, quien ahora podrá defender causas más loables que los malhadados gobiernos panistas, tan malos y casi tan corruptos como los priistas.
La ensalada que ha confeccionado López Obrador es para ganar la elección por un margen que anule las acostumbradas triquiñuelas del PRI. Él tendrá que responder por sus elegidos.