A pesar de que desde hace mucho tiempo se han encontrado vestigios de cultura entre los neandertales, muchas personas aún tienen la creencia errónea de que eran individuos carentes de intelecto y casi salvajes, tal vez por su aspecto o porque sencillamente se quiere seguir suponiendo que los Homo sapiens son la cima de la evolución.

Sin embargo los paleoantropólogos, despojados de los prejuicios y del antropocentrismo, han encontrado en los asentamientos de neandertales pruebas de que su vida no era la típica de un mamífero más, sino que tenían una conductas propias de un ser inteligente y, ahora se conoce, producían obras artísticas.

 

Un ser con cultura y tradición

El Homo neanderthalensis vivió en Europa, el Medio Oriente y Asia Central, hace entre 230 mil y 28 mil años, pero no fue sino hasta el siglo XIX que lo conocieron los actuales Homo sapiens, gracias a los descubrimientos realizados en Bélgica en 1829 y en Gibraltar en 1848 de los primeros restos fósiles de neandertales, pero que en ese momento no se les consideró propios de otra especie.

No fue sino hasta 1856, con el hallazgo realizado por Johann Karl Fuhlrott en el valle alemán de Neander, que se comenzó analizar esos restos. Ocho años después, en 1864, el geólogo William King describió y sistematizó los rasgos de esos fósiles, concluyó que se trataba de otra especie, a la que llamó Homo neanderthalensis, por el sitio donde se encontraron los restos que analizó.

A partir de entonces surgieron diversas teorías sobre su origen y extinción, ya que de los homininos que convivieron con el H. sapiens es el más estudiado e incluso se ha confirmado que hubo un proceso de hibridación, pues se ha encontrado que de uno a cuatro por ciento del genoma del hombre moderno procede del neandertal. Los otros homininos son H. floresiensis, H. erectus y los denisovanos.

Sobre la extinción de los neandertales se han planteado diversas hipótesis: que los cambios climáticos que hubo hace unos 45 mil años le impidieron adaptarse o protegerse del frío; que el encuentro con los humanos modernos, que procedían de África, los puso en contacto con infecciones desconocidas por ellos; que los H. sapiens pudieron haber cometido el primer genocidio; y que el proceso de hibridación los llevó a su extinción, entre otras hipótesis.

Lo cierto es que en muchos aspectos eran semejantes a los H. sapiens o los H. sapiens a los neandertales, ya que estos aparecieron primero en nuestro planeta, y marcaron la pauta en varios aspectos o tal vez los caminos de la evolución se repiten cuando existen determinadas condiciones.

La cultura neandertal

Esos homininos de aspecto brusco, con cerebro más grande que el de los humanos modernos, tenían la capacidad del lenguaje porque, como el ser humano, contaban con la misma mutación en el gene FoxP2, que está asociada al habla. También tenían un pensamiento simbólico, dominaban el fuego, sometían a cocción sus alimentos, eran omnívoros (comían plantas y animales), usaban pieles para cubrirse, enterraban a sus muertos, se decoraban con plumas y conchas y fueron los primeros artistas.

Un grupo de investigadores de Alemania, Reino Unido, Portugal, Francia y España, encabezados por D. L. Hoffmann, publicaron en la revista Science del 23 de febrero pasado su trabajo U-Th dating of carbonate crusts reveals Neandertal origin of Iberian cave art (“Datación uranio-torio de costras de carbonato revelan el origen neandertal de arte rupestre ibérico”), en el que informan del hallazgo de tres muestras pictóricas en lugares donde habitaron los neandertales.

Las obras son figuras de manos hechas con plantillas o con la mano colocada en la pared hicieron un trazo a su alrededor y posteriormente lo rellenaron, hace cerca de 66 mil 700 años, en la cueva de Maltravieso, Cáceres; unos trazos lineales parecidos a una escalera, realizados hace 64 mil 800 años en la cueva de La Pasiega, Cantabria; y patrones geométricos y círculos rojos de hace 65 mil 600 años, en la cueva de Ardales, Málaga. Entre esos tres sitios españoles hay una distancia de hasta 700 kilómetros.

La antigüedad de las pinturas se determinó por medio de la técnica uranio-torio, que mide la desintegración del uranio que se incorpora a las costras de carbonato que se forman sobre las pinturas. Estas dataciones demuestran que los neandertales fueron los primeros en crear obras de arte, pues como señaló Paul Petit, uno de los coautores del estudio, “el arte no se crea por accidente”.

Asimismo, Petit consideró que puede haber más muestras artísticas de las mismas fechas en otras cuevas de Europa Occidental, lo que llevaría a reescribir la historia de la evolución de los homininos y del arte. 

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f/René Anaya Periodista Científico