Javier Vieyra y Jacquelin Ramos

El nombre de Francisca Ernestina Moya Luna probablemente no diga mucho a quien lo escuche o lea. Sin embargo, para quien la curiosidad tenga una invitación, habrá de revelarse que detrás de ese cifrado que parece traspapelarse en el tiempo se esconde una de las mujeres más fascinantes del siglo XX en México. La historia la recuerda como Nellie Campobello. Nacida en el estado de Durango, Campobello fue una mujer que trascendió todas las fronteras en medio de los lugares de sol; su pasión infantil de ver pasar el mundo, la transformó pronto en una narradora entrañable que pintó en letras la vivencia personal de la Revolución. Sin embargo, su alma resultó demasiado inquieta para el marco del papel y se encontró con la la poesía del movimiento: la danza, ámbito en del que se convirtió en ícono universal.

Poseedora de una extraordinaria vida, que de manera trágica terminó apagándose, la historia, la vida y la obra de Nellie Campobello ha apasionado por años al doctor César Delgado que define, en entrevista exclusiva para Siempre!, a la prima ballerina de México como una extraordinaria “escritora de la Revolución Mexicana”, además de bailarina y fundadora de la Escuela Nacional de Danza que ahora lleva su nombre y el de su hermana, Nellie y Gloria Campobello.

“Entre su obra se encuentra la poesía; escribió el libro Las manos de mamá, una novela lirica, en el cual prevalece una narradora niña que está al margen de los hechos de armas y da cuenta de las escenas violentas de la guerra con la naturalidad y la inocencia que tiene la mirada infantil”.

Los relatos de Nellie Campobello en esta obra, dice la especialista, son los de la gente que se abstuvo de luchar y que vio quebrantada su vida cotidiana por los hechos de armas. Por ello, este texto, “nutrido de elementos autobiográficos, pero creados con la visión panorámica de la edad adulta, pueden ser leídos como una narración de la Revolución vivida desde el interior familiar”, apuntó.

En cuento, añadió Delgado, hay un obra muy importante, ya que fue el primero que se publicó, llamado Cartucho. Relatos de la lucha en el norte de México, que habla de las etapas de la Revolución, que a ella como niña le tocó presenciar en el norte de esta ciudad y que saca a la narrativa de la Revolución de la demagogia populista y de la retórica republicana.

Por ello, asevera el también periodista cultural, Campobello es considerada como una escritora de la Revolución, indudablemente, aunque a veces se le ha omitido o se le ha minimizado por el hecho de ser mujer, a pesar de que influyó mucho en ese tiempo entre las mujeres, pues fue una gran defensora de Francisco Villa, cuando él era considerado por algunos como bandido, como bandolero, sin embargo ella siempre estuvo del lado de Centauro del Norte.

Una mujer fuera de serie

Como “una mujer fuera de serie”, así la describe el promotor cultural, porque a pesar de vivir en un entorno desfavorable para la figura femenina, Nellie rompió paradigmas al ser una mujer que se integró a diversos aspectos culturales nacionales.

“En esa época, efectivamente, las mujeres no tenia una gran presencia en la vida pública y mucho menos en la literatura, en las artes; ella asumió el papel de jefe de familia, porque después de la muerte de su mamá, ya establecida en la Ciudad de México, se hace cargo de sus hermanos prácticamente sola en la ciudad”.

Tiene que enfrentar, entonces, una serie de prejuicios de la época, añade Delgado, incluso su obra, sobre todo literaria, es poco comentada y valorada, porque se pensaba que la figura de la mujer estaba fuera de lugar en todas las manifestaciones artísticas y culturales.

“Las criticas de la época son muy fuertes e influyentes, de hecho a las legendarias Campobello se les creó un gran mito, pues al vivir solas y solteras, con varios amigos muy cercanos, como Martín Luis Guzmán con Nellie, y Gloria con el pintor José Clemente Orozco, causaba escándalo entre las damas de sociedad, pues las tachaban de atrevidas, unas mujeres que desafiaban, según decían, las buenas costumbres”.

 

Un secuestro silencioso

Nellie tuvo su primer contacto con la danza a partir de su apoyo a su hermana “Gloriecita”, como ella le decía, quien se convertiría después en una extraordinaria bailarina. En su larga espera por su hermana a que tomara clases, relata el crítico de arte, Nellie decide también instruirse en el ámbito, a partir de ahí se convierte esta actividad en esencia de su vida.

“Ambas tomando clases, hacían pareja para sus ensayos de baile, interpretando algunos bailes mexicanos. Juntas empezaron a trabajar en las misiones culturales que llego a fundar Vasconcelos, y posteriormente participaron en la fundación de la Escuela Nacional de Danza, de la Secretaria de Educación Publica, y en la que Nellie fue la titular durante 40 años. Fundaron el Ballet de la Ciudad de México a partir de Martin Luis Guzmán y otros artistas, formando así varias generaciones de bailarines, incluso Gloria y Nellie publicaron en 1940 un libro llamado Ritmos indígenas de México, donde hacen un recuento de algunas de las danzas indígenas del país, con algunos dibujos que hizo su hermano Mauro Campobello”.

Sin embargo, al transcurrir de los años, las diferencias empezaron a hacerse notorias entre las hermanas. Fue entonces el comienzo de la soledad de Nellie, señala el especialista, quien comenta que, a pesar de que vivían juntas y trabajan en el mismo lugar, llegó al punto de no hablarse, según se dice, debido al rompimiento del noviazgo que tenia Gloria con el pintor Clemente Orozco.

“Gloria decidió romper con Orozco cuando se enamoró de otro pintor llamado Melchor Ocampo, que era alumno de la escuela, los problemas entre ellas eran evidentes. Después muere muy joven Gloria, así como otros de sus hermanos que vivían con ellas, prácticamente Nellie se quedó sola, además fue envejeciendo y enfermando”.

Aprovechándose de la situación de Nellie, entran en su vida dos personajes siniestros, Cristina Belmont Aguilar y su esposo Claudio Fuentes Figueroa. La pareja se fue adueñando no solo de su obra, sino de su voluntad, sus bienes, incluso de su escuela, a pesar de que era un instituto oficial, llegando a aislarla de las pocas personas que la rodeaban.

“Como especialista en el ámbito dancístico que soy y conocedor de la importancia de Campobello en la danza y en la vida cultural mexicana del siglo XX, pero también por razones humanitarias, me interesé en la extraña desaparición de Nellie; de ahí surgió mi libro Nellie Campobello. Crónica de un secuestro”.

Narra Delgado que a Campobello se le vio por última vez en 1986, pero el caso alcanzó mayor relevancia pública a partir de 1998, con motivo de la realización de un fallido homenaje en su honor al que presuntamente asistiría: “sin embargo, no fue así. El hecho volvió a despertar el interés de la prensa y de miembros del gremio dancístico”.

Junto con la periodista Guadalupe Pereyra y otras personas preocupadas por aclarar la situación, Delgado fue el principal promotor de la comisión ciudadana creada para buscarla: ¿Dónde está Nellie? El especialista asegura, que conoció los vericuetos del caso y la maraña de corrupción y complicidades que envuelve la aplicación de la justicia en México.

César Delgado.

“Se acudió a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y se puso una denuncia de hechos en la Procuraduria General de Justicia del D. F.; después de una serie de investigaciones de la CNDH,  se descubrió que Nellie ya había muerto 14 años atrás, en Progreso de Obregón, en el estado de Hidalgo”.

En su calidad de testigo, manifiesta el especialista, apoyado en archivos, entrevistas y análisis de notas periodísticas, relata puntualmente los hechos como declarante de ese proceso de rastreo del paradero de la bailarina. Pero va más allá, dice: “no se queda en los acontecimientos judiciales, sino que mi libro realiza toda una investigación del personaje, su origen, sus relaciones familiares, su carácter”.

Recuerda que llego un día que pensó en que seria conveniente escribir todo ese proceso que se vivió desde la búsqueda de Nellie hasta la captura de estos señores que, al final, quedaron libres, según esto por faltas de pruebas, “algo que quedó en la infamia y la impunidad”.

Rescatarla del olvido

Asegura que retomar hoy el caso legal de Nellie ya sería totalmente muy difícil, pues el tema del secuestro, ya se cerró. Sin embargo, expresa el promotor cultural, existe un sobrino de Nellie Campobello que pretende reabrir el caso, así como impugnar el testamento: “pero a estas alturas de la vida veo muy difícil que se pueda echar marcha atrás, porque incluso en las propiedades de Nellie había obra artística de grandes pintores, sobre todo de Clemente Orozco, que ya está demostrado que en algunos casos esa obra ya fue vendida”.

Nellie Campobello definitivamente no es valorada, a decir de César Delgado, a pesar de que se siguen reeditando sus obras, pero no lo suficiente, porque, por ejemplo, la Secretaría de Cultura actualmente sí reedita algunos, no obstante con tirajes muy reducidos, por lo que existe una “injusticia por parte de la institución”.

En el caso de la danza, afirma Delgado, es más fácil que se devalúe su legado, porque en la danza no existen vestigios, porque la danza es una imagen virtual que desaparece una vez que se ejecuta.

“Hay que rescatar a Nellie, ya no de sus secuestradores, sino del olvido, porque a pesar de la ultima etapa de decadencia que tuvo, y que mucha gente la recuerda por esos hechos, el legado de Nellie seguirá siendo un baluarte de la cultura mexicana”, concluye César Delgado.