A unos días de que se inicien formalmente las campañas electorales de los comicios más grandes que vivirá México, el analista Bernardo Barranco advierte que nuestro país corre el riesgo de entrar en una situación de vulnerabilidad interna, y pese a que existen leyes y reglas, nadie las respeta, “se juega de manera sucia en el tejido social electoral, y eso, o no lo queremos ver, no conviene verlo, o nos distraemos con otros temas”.
Barranco, coordinador del libro El infierno electoral, el fraude del Estado de México y los próximos comicios de 2018, asegura a Siempre! que el pasado proceso electoral mexiquense nos deja una gran lección frente a la tendencia de comicios con resultados muy apretados en donde cualquier irregularidad, por pequeña que sea, podría resultar determinante en el resultado final. Esta es la entrevista.
Explotación electoral de la pobreza
¿Cuál es el objetivo de este libro?
Es una advertencia, un llamado de atención de lo que puede ser el 2018, en función de lo que sucedió en el Estado de México. Es un poco la tesis de que el proceso electoral que vivimos actualmente se inició en las elecciones del Estado de México por las condiciones en las cuales se dieron, con una caída muy grande de la imagen del presidente Peña y del gobernador Eruviel Ávila. Había muchas expectativas sobre el peso que adquiría la oposición, sobre todo de Morena y esto hacía que el Estado de México fuera un territorio en peligro.
Frente a eso, hubo un operativo muy grande, musculoso, para retener el Estado de México, pero esta gran operación electoral significó que muchos aspectos cayeran en la ilegalidad y muchas acciones fueran irregulares. Es muy importante la lección que deja el Estado de México porque cada vez tendemos más en las elecciones a que los resultados sean muy apretados, y por tanto cualquier irregularidad, por pequeña que sea, podría resultar determinante en el resultado final.
El libro es una denuncia hecha por diferentes exconsejeros, gente que no va a documentos o a entrevistas sino que realmente ha vivido el proceso electoral, que ha vivido el infierno mexiquense.
¿Qué hay del manejo electoral de los programas sociales?
Son miles de millones de pesos que manejan en el Estado de México, es una de las entidades que más dinero recibe y muchos de estos programas empezaron desde antes de las elecciones, cuando el Congreso decide que de los 97 programas sociales —cerca de 60—, van a continuar pese al proceso electoral porque la pobreza es muy grande, los grupos vulnerables están en situación muy delicada y no se pueden parar los apoyos, la asistencia del Estado a través de los programas sociales.
Sin embargo, esto fue muy irregular, la organización INSIDE, A.C. que preside Clara Jusidman, estudió todos esos programas, se aplicaron 30 y de estos, el resultado es muy preocupante porque no hay transparencia, ni claridad. La mayor parte de los recursos se gastaron en el primer semestre y tuvo repercusiones. Cuando uno ve los listados, en toda la parte del sur del estado que colindan con Michoacán y Guerrero, se dieron niveles fantásticos de participación electoral, en donde ganó Alfredo del Mazo.
Hablo de que el promedio electoral en el Estado de México de participación, es de 48, 49 por ciento, histórico, pero en esos municipios fue casi el 70 por ciento. Naucalpan, un municipio muy grande, tuvo un nivel de participación de 49 por ciento, Tlalnepantla, 50 por ciento o Ecatepec 48 por ciento, mientras que los niveles de participación en los municipios rurales donde se aplicaron esos programas, la cifra fue de 64a 70 por ciento.
Es un problema no solo político o de legalidad, es un problema ético. Hay una explotación electoral de la pobreza, muy condenable, independientemente del partido que sea, porque no solo la practica el PRI, sino también los otros partidos.
Independientes pulverizaron voto
Se señala en el libro que en la entidad se feminizó el delito…
La Fepade en su último informe señala que hay más de 250 denuncias, la mayor parte son mujeres pobres, que forman parte de los beneficiarios de los programas sociales, ya no estamos en tiempos pasados donde eran mapaches mafiosos, no, estamos con amas de casa que con mucha necesidad están operando durante la jornada electoral y que, en muchos casos, les cayó la justicia.
Otro dato: el padrón todavía no está muy claro, pero son más de 100 mil beneficiarios en la entidad; el 9 por ciento de estos beneficiarios fueron representantes de casilla, pero no solo del PRI sino también de los otros partidos. ¿Qué nos dice esta situación?, que los pobres, la gente vulnerable, es carne de cañón política y esto tiene que ser cuestionado de manera tajante, es decir, para los resultados electorales conviene que siga existiendo la pobreza.
“Fariseísmo” electoral
¿Cómo fue la participación de los candidatos independientes en el proceso?
Los candidatos independientes fueron planteados con muchas trampas, con poca exhaustividad por parte del Instituto Electoral del estado. Originalmente fueron dos, la señora Teresa Castell e Isidro Pastor, y de manera poco clara, sucia incluso, compraron los padrones electorales en el mercado negro. En ese momento, las reglas que estableció el IEEM fueron simplemente que hubiera una carta donde se manejara de puño y letra, el número de credencial y la firma.
Uno de los consejeros, Gabriel Corona, quien participa en el libro, detectó que las firmas eran muy parecidas, con la misma tinta y era, a todas luces, irregular. Lo denunció en la sesión pero sus compañeros no lo secundaron, al contrario dicen que ha sido un trabajo muy exhaustivo, lo pasan y se imprimen las boletas.
Algunos partidos impugnan y se comprueba que no hubo exhaustividad por parte del Instituto al revisar las firmas y se viene abajo la candidatura de Isidro Pastor. Ya estaban hechas las boletas, cerca de 25 millones de pesos de reimpresión con una empresa, en una licitación no muy clara.
Estamos hablando de que los independientes evidentemente jugaron un papel de pulverizar el voto, pequeñas acciones que suman en el cómputo final pero la cuestión que se plantea es lo que dejaron de hacer las autoridades electorales, un tema que forma parte de otro capítulo.
El libro es un planteamiento de los abusos de poder y así como hablamos de que hay corrupción en el ámbito gubernamental, en el ámbito financiero y empresarial hay también corrupción electoral.
Tenemos que estar muy atentos porque el fortalecimiento de nuestras instituciones se está debilitando, hay poca credibilidad incluso en las autoridades electorales; y el problema mayor es que nos podemos topar efectivamente con el infierno. El hecho de estar en un proceso en el que estamos distraídos por si va a haber debate o no, de qué fueron a hacer representantes de un partido ante la OEA, que si ya salió “el tigre”, provocan que el tema de fondo se soslaye.
La llamada de atención que queremos hacer es no solo a la ciudadanía sino también a organizaciones, sociedad civil organizada, medios de comunicación, al periodismo de fondo y sobre todo a la clase política.
Hay excesos que no se pueden permitir, y entre ellos resulta que cada 4 o 6 años tenemos reformas, se complican las leyes, hay más candados, pero en el fondo todos los actores políticos las violan, es como en un partido de futbol donde hay reglas y, a la hora de la hora, ni siquiera el árbitro es imparcial. Nadie respeta las reglas, todo el mundo anda con cuestiones subterráneas y rasgándose las vestiduras.
Hay —perdón por utilizar una expresión religiosa— un fariseísmo electoral. ¿Qué significa? Aquellos que en el tiempo de Jesucristo decían que guardaban la ley pero, en el fondo, la violaban, y en el caso del Estado de México, cosas que ya estamos viendo ahora, existe un fariseísmo electoral. Los árbitros se dicen imparciales, están listos para las elecciones; los analistas ven recovecos en las tendencias, que uno sube y que otro baja, y la expresión de las autoridades, cuando en el fondo descuidamos la situación que se da en los tejidos mismos, en los municipios, en los distritos electorales, que es donde se juega la elección.
No en las grandes declaraciones ni en los grandes análisis de las tendencias, de la intención del voto. No, se está jugando muchas veces de manera sucia en el tejido social electoral y eso, o no lo queremos ver, no conviene verlo, o nos distraemos con otros temas.
De ahí que el libro sea una advertencia, porque este país corre el riesgo de entrar en una situación de vulnerabilidad interna muy grande. Elegí el concepto infierno porque es un lugar que en todas las religiones es de condena, de sufrimiento, o más bien donde se recluyen los espíritus más retorcidos, los fratricidas más radicales.
Este infierno ha estado históricamente muy presente en el Estado de México, insisto, no solo del partido en el gobierno, no solo el PRI, los demás partidos son corresponsables de un infierno electoral que ha permitido que durante 90 años no haya alternancia. Un infierno electoral que ha permitido que los políticos hagan negocios y los negocios hagan política, hay grandes intereses económicos en el Estado de México y esto hay que decirlo con honestidad y valentía.