La violencia hacia las mujeres invade los acervos de la información y medios de comunicación, sin olvidar que es referencia desde los nacimientos de nuestra humanidad. La desmedida intimidación hacia ellas ha sido una batalla contra corriente en la historia de la supremacía patriarcal. Subraya Sigmund Freud en “Nosotros y la Muerte” Rev. de Psicoanálisis, el hombre cruel se abalanza sobre la mujer, centro de su pulsión asesina. Un temor representativo heterosexual atestigua Freud: “Entre nosotros no hay un rechazo instintivo al asesinato. Somos descendientes de una larga serie de asesinos. El deseo de matar lo llevamos en la sangre”, examina que todo sujeto independientemente de su género lleva en su mente un asesino interior unificado cuando la educación no ha instituido contenciones y no ha frenado sus límites, entonces el súper Yo moral se disuelve, sea en la adhesión o en una trasferida superioridad, el verdugo brota, acomoda golpes provocando tanta violencia física y psicológica y/o hasta la muerte. El niño en sus iniciales años de vida no refrenado extiende su libido en hechos de tortura y exterminio, es decir, una dureza por la dureza misma agresora sin atenuantes ni explicaciones impensadas. En pleno inicio del siglo XXI la consternación de género permanece a pesar de los grupos de liberación, conquistas sociales de las mujeres. El impacto y el escándalo no acaban: leemos, observamos, escuchamos noticias de mujeres violadas, mujeres golpeadas, mujeres exterminadas, estas noticias no están exentas en todas las etapas sociales aunque prevalece más en los dominios vulnerables donde avasalla la pobreza, la ignorancia; el miedo del sostén del varón no se marque una obediencia de autoconservación.

Iniciado este preámbulo abordemos el cortometraje Entre tú y yo un drama independiente del cineasta, guionista, fotógrafo Javier Solórzano Casarin. Nuevamente exhibe sus esenciales preocupaciones con temas no gratos dejando ver a través de su cámara en mano el reflejo en toda sociedad que vivimos bajo una influencia machista, Solórzano Casarin nos coloca de manifiesto visual a dos jóvenes actores (Sonia, interpretada por la actriz Tabata Campos y Alonso, interpretado por Diego de Romsail), una pareja de etapa media que vivió cinco años una relación tácitamente resistible. Afirma Javier Solórzano Casarin en entrevista por la presentación de su cortometraje en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, su preocupación con temáticas precisas, la mujer: “Se originó este guión porque el tema de la violencia contra las mujeres es algo que a mí siempre me ha inquietado, siempre me ha preocupado mucho personalmente. Y ahora traté de canalizarlo y exponerlo de una manera profesional”.

Podemos observar a los que nos gusta el buen cine que en este cortometraje tiene una influencia de otro gran director estadunidense como lo fue John Nicholas Cassavetes; un director de cine independiente que dejaba a sus actores revelar su capacidad histriónica al límite, Solórzano Casarin lo ratifica en un guión directo, crudo, que rebasa la ficción y permite que sus actores se desdoblen en sus propias exégesis, es decir, se adueñan ellos sacando cada uno su personalidad llevándola al límite, su cámara opera en mano acorde a los rostros, la gesticulación , las miradas, los diálogos en un tono que va de menos a más, es decir, sus alegatos prevalecen en una atemporalidad de crisis tanto Sonia como Alonso van ascendiendo sus emociones rebosadas por sus pulsaciones con un filing de tonos grises como sus proyecciones íntimas.

Esta historia es cotidiana en los distintos rubros de la sociedad, sí, también la indiferencia es ‘violencia’ de lo que se especula en correlación a cuantiosas mujeres que toleran violencia por temor a perder su estabilidad económica o resistir porque así debe ser sin tomar en cuenta su estabilidad emocional, espiritual, Entre tú y yo nos lleva al clímax de una relación de tantas parejas de jóvenes que están prendidos en la violencia de género e impotencia de no hallar una prevención frente a la apatía social sin olvidar a las instituciones correspondientes. Asimismo ese choque de voluntades entre los protagonistas cada uno desea con énfasis poner sus decisiones-conclusiones de la vida que han llevado, Sonia expresa el FIN de su relación mientras Alonso con su NO —la envuelve psicológica-físicamente— la somete para darse una nueva oportunidad.

Un corto donde cabe destacar nuevamente que nuestro director Solórzano Casarin demuestra la complejidad de caracteres en cada ser humano, concientizar en todos los sentidos una mejor educación tanto en los rubros de lo cultural, lo social; hace falta nuevas políticas públicas que refrenden expectativas a una vida digna para las mujeres.

Por último, una magnífica conducción de fotografía a cargo de Miguel de la Cruz exterioriza en su discurso retratos con alta tensión a primera mano, su lenguaje fotográfico en blanco y negro nos sumerge a sensaciones de temor, angustia, la baja autoestima de Sonia; en su momento lo que el extremo de violencia visual-verbal de Alonso en un primer plano es avasallador con un final inesperado. Entre tú y yo del director Javier Solórzano Casarin nos sensibiliza a tomar conciencia con esta historia-enfatiza la denuncia de violencia de género.