El obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, sorprendió al país al señalar en una misa dominical que había platicado con miembros del crimen organizado para evitar que la violencia que vive Guerrero continuara, con la condición del jefe del cártel que no se comprara el voto en el actual proceso electoral y que los candidatos cumplan sus promesas.

Como marco de esto, se encuentra una situación que ha puesto en peligro no sólo a los habitantes de las regiones más pobres de la entidad, sino que también ha costado la vida de algunos sacerdotes católicos, así como de 12 miembros de la clase política local.

Pero detrás de esta situación, se encuentra un grave problema que no ha sido atendido desde hace décadas: la pobreza que prevalece en una de las entidades más ricas en recursos naturales y con innegables atractivos turísticos.

La baja en el precio de la goma de opio, derivado de la siembra de amapola, ha provocado que muchas familias busquen otra forma de subsistencia y que los grupos de narcotraficantes que se dedicaban al tráfico de heroína exploren otras alternativas como el secuestro, el robo, el cobro de piso o la extorsión.

Se trata de una combinación peligrosa que no hace más que agravarse con el paso del tiempo, la falta de oportunidades y la desatención gubernamental.

Salvador Rangel Mendoza.

Fentanilo abatió precio de amapola

Lenin Ocampo Torres es reportero que trabaja para medios como El Sur y la agencia EFE. Ha cubierto el drama que viven campesinos y habitantes de la sierra de Guerrero, luego de la caída del precio de la amapola.

Lenin Ocampo compartió con Siempre! Su experiencia en este tema.

“El 4 de febrero acudí a unas comunidades que se conocen como el filo mayor de la sierra de Guerrero, y unos productores informaron su preocupación porque desde octubre el precio de la goma de opio bajo mucho, en septiembre pasado ellos vendían un kilo en 18 mil pesos y ahora se encuentra entre 7 y 8 mil pesos; el problema es que gran parte de la población que vive en la sierra lo hace de la siembra de amapola, es su primera entrada y así mantienen a sus hijos que estudian en Chilpancingo o en Morelos, principalmente los que se encuentran en preparatoria y universidad. Ellos pensaban que era parte de la violencia que estaba en el estado, en especial por la pugna por el control de esta parte del estado, principalmente entre el cártel de la sierra y los rojos, por lo que los acaparadores no subían a comprar el producto.

“Me comentaron que días antes de que los entrevistara, se reunieron diversos productores que comentaron que la situación era similar en otras regiones de Guerrero, no sólo en la sierra o la cercana a Chilpancingo, pues para sembrar una hectárea requerían invertir 10 mil pesos, por lo que ya no resulta redituable esta actividad con el actual precio de compra, pues por cada hectárea se obtiene un kilo de goma de opio; el problema que expusieron es que aún tienen dinero ahorrado, por el buen precio de compra del año pasado que les permitía hasta comprar automóviles del año y otros productos, como electrodomésticos, pero que calculan que estos ahorros durarán hasta septiembre, por lo que después de ese mes no saben que va a pasar”.

Lenin Ocampo señaló que la región de la sierra se compone de una serie de comunidades que no han encontrado desde hace décadas una mejor alternativa para vivir, pues recuerdan la época dorada en la que su producto se cotizaba hasta en 45 millones de los viejos pesos que pagaba Rafael Caro Quintero o los 25 mil pesos que más recientemente daba Arturo Beltrán Leyva.

Pero todo eso quedó en el pasado ante la irrupción de un nuevo producto, derivado de sustancias químicas, que ha sustituido a la heroína en el principal mercado de venta de este producto y que generaba los recursos que ayudaban a vivir a los habitantes de esta zona.

“El fentanilo está suplantando el producto, un gramo de heroína se vendía en 300 dólares en Estados Unidos, en tanto que el fentanilo se vende en 40 dólares y tiene una potencia 50 veces mayor a la heroína, aunque también ha provocado muertes en la Unión Americana. Esto les ha dado en la torre a los habitantes de la sierra, un kilo de heroína se vendía en 80 mil pesos en Estados Unidos, pero también comentaron que el cartel de Sinaloa vende un kilo de fentanilo en 5 mil dólares, pero que lo pueden rebajar o darle lavadas como le dicen, para obtener 18 kilos para el mercado estadounidense, que implica una ganancia de hasta un millón de dólares, en el caso de la heroína, la ganancia llegaba a 80 mil dólares. Eso les ha golpeado, pues ahora se compra más droga sintética que ha provocado que en la sierra muchos productores se queden con el producto, algo que no había ocurrido antes”.

Dejó de ser negocio

La crisis ha llegado a tal magnitud, que cualquier comprador puede acudir a la sierra con dinero a comprar goma de opio, pues los inventarios son grandes por la irrupción del fentanilo. Otra situación también se suma a este drama, pues el derivado de la amapola sólo puede ser almacenado durante 4 meses.

“En la montaña de Guerrero hay plantíos abandonados porque es costoso mantenerlos y la población es muy pobre y el kilo de goma de opio se llega a comprar en 5 mil pesos. Dejo de redituar esta actividad”.

Derivado de esto, la violencia se ha recrudecido, en tanto que la pobreza que caracteriza a esta parte del país se mantiene como lo único que no cambia al paso del tiempo.

“Las carreteras se encuentran en pésimas condiciones, a veces se tiene que viajar a la capital durante 9 o 10 horas, o 4 o 5 horas a la cabecera municipal; las clínicas se encuentran solas por la violencia, los maestros ya no quieren subir, porque constantemente hay enfrentamientos y los proyectos productivos no llegan, han pedido que los apoyen para sembrar aguacates, durazno, o para dedicarse a la acuacultura, alternativas diferentes a la amapola, pero no han recibido respuesta”, explicó Lenin Ocampo.

“En los municipios de la parte alta de la sierra se participó en foros para analizar la legalización de la siembre de amapola, pero la baja en el precio hizo que vieran esta propuesta como un riesgo más que lleve aún más a la baja el precio por lo que ya no se ha promovido esta propuesta, pese a que pudiera ayudar a reducir la violencia en el estado. Antes de que bajara el precio, en octubre, se vendía en 18 mil pesos, la gente que acapara tiene casas, pero los sembradores y los que rayan siguen con casas de madera y lamina, cuando pueden compran carros robados de 15 mil pesos, a diferencia de acaparador que los compra directamente en agencia y puede tener piscina en sus casas”, contrastó nuestro entrevistado.

Rigoberto Acosta.

Entre pobreza y amapolas

De acuerdo al dirigente del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig), Rigoberto Acosta González, entrevistado por Siempre!, la pobreza, la falta de inversión pública en infraestructura y empleo, además del poco interés gubernamental para ofrecer alternativas a los campesinos de la sierra de Guerrero se han convertido en factores que explican porque la mejor opción para la población de escasos recursos es la siembra de amapola.

Pese a que se trata de una región rica en recursos naturales, que en cálculos de Acosta González produce anualmente 400 millones de pesos anuales sólo por la explotación de la amapola, sin considerar los demás productos agrícolas que genera, se ubica a la cabeza en lo que a pobreza se refiere.

“La geografía nos ha colocado al sur del país en una desventaja en la que seguramente que muchos de nosotros hemos sido copartícipes, pues mantenemos ese bajísimo nivel de desarrollo del estado. Sin duda eso ha generado un clima propicio para que nuestra sociedad fácilmente se enrole en otras actividades que les dejan un ingreso, pero que son de alto riesgo como es el tema del narcotráfico o el cultivo de enervantes. Guerrero tiene 8 regiones, la octava que corresponde a la sierra tiene condiciones para este tipo de actividades, que no es nuevo, pues viene desde la época de los años 60”, explicó Rigoberto Acosta.

Nuestro entrevistado reconoció que la siembra de amapola se ha convertido en el “eje sobre el que se ha sostenido el desarrollo de nuestras comunidades, y no estoy diciendo que el gobierno no participe en el tema de generar mejores condiciones de vida, pero es notoriamente insuficiente frente a la demanda, el atraso y el abandono, lo que hace que esto sea terreno fértil para estas actividades”, completó.

De acuerdo al dirigente del Cresig, se calcula que son más de 24 mil hectáreas las que se dedican a la siembra de la amapola, “pensando en el rendimiento mínimo, de 250 gramos por hectárea de goma de opio, estamos hablando de 6 mil 500 kilos, pero esto es en algunas microrregiones hasta dos veces al año, en tanto que en otras es hasta cuatro veces, eso da una dimensión pues en el último año el precio se vino al piso, de 33 mil pesos por kilo a los 5 mil que se pagan en algunos lugares. Hay comunidades que soportaron su desarrollo en una actividad ilícita y que ahora sufren por eso, no exagero en decir que hay zonas verdaderamente con problemas serios de falta de alimentos”, señaló Acosta González.

Sin alternativas

Ante esta realidad, nuestro entrevistado lanzó la pregunta de qué ha hecho el Estado mexicano.

“Está el ejército, hay una campaña permanente en la región de erradicación de enervantes, pero llegan a un plantío, lo destruyen y al día siguiente el dueño vuelve a sembrar y en 8 días está creciendo nuevamente la amapola. Es un juego del gato y del ratón. ¿Qué hace falta? Hace falta inversión, seria e importante, en infraestructura, en vivienda, en educación, en atender loa más de 3 mil kilómetros de red caminera de la zona, pero también hace falta presencia institucional de los 14 ayuntamientos que tienen territorio en esta zona, pues lamentablemente brillan por su ausencia.

“Este marco genera este clima propicio para que nuestra gente se siga dedicando a esto, es un tema que se puede establecer hasta cultural, pues generación tras generación los jóvenes ven cómo sus abuelos o padres se dedican a sembrar amapola que les da dinero constante y sonante, lo sienten de manera natural. Quienes se dedican a comercializar los enervantes, van hasta la puerta de sus casas a comprarles el producto. Esfuerzos por vender aguacate, se enfrentan al mal estado de los caminos, con lo que el producto llega bastante maltratado”, explicó Rigoberto Acosta.

Pese a contar con recursos naturales, como bosques o ríos que pudieran servir como atracciones turísticas, el cultivo de enervantes se mantiene como una de las principales formas de subsistencia de la población, señaló nuestro entrevistado.

“La falta de fuentes de ingreso se puede traducir en mayores niveles de violencia. De las 36 rutas de acceso a la sierra, todas están monitoreadas por los grupos que se dedican a esta actividad, eso dificulta el tránsito de otra mercancías y hasta el cobro de piso a ganadero o el abigeato, que se ha incrementado, hay una situación crítica en este sentido”, advirtió.

El polémico obispo

Salvador Rangel Mendoza, obispo de la diócesis de Chilpancingo, no sólo se reunió con un jefe de una banda delictiva, sino que obtuvo de él la promesa de que no matará a ningún candidato. Pero también, de acuerdo a las propias declaraciones del obispo, la reunión fue para agradecer al capo la ayuda para la reconexión de servicios de agua y luz.

Las palabras del prelado generaron diversas reacciones, algunas de condena y otras de apoyo. El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, señaló que el gobierno no negocia la aplicación de la ley, en tanto que Andrés Manuel López Obrador apuntó que no ve mal ni reprocha lo hecho por el obispo.

Sobre el acuerdo con el líder del crimen organizado, Rangel Mendoza se limitó a decir: “espero que sí lo hagan, hicieron un compromiso ante mí, ante Dios y la sociedad”.

Pese a todo, prevalece la pobreza

La entidad que lleva el nombre de uno de los héroes de la independencia, Vicente Guerrero, ha sido zona de enfrentamientos constantes entre bandas criminales y entre éstas y policías y militares. Además, representa una de las regiones productoras en amapola, de la cual de obtiene la heroína, que significa un negocio en crecimiento y una fuente de recursos en una de las entidades con más pobreza.

De acuerdo a diversas investigaciones tanto académicas como periodísticas, un kilogramo de goma de opio se puede llegar a vender entre 14 mil y 17 mil pesos; una parcela de mil 600 metros cuadrados puede producir tres kilogramos de dicho producto cada tres meses. Para producir un kilo de heroína, se necesitan de 15 a 25 kilos de goma de opio, la cual se vende en Estados Unidos hasta en 60 mil dólares, según relató una nota de la agencia AFP en 2016.

Un informe de Naciones Unidas, elaborado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) y fechado el pasado 1 de marzo pasado, señaló que el cultivo de amapola en el país se había incrementado. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en México aseguró que nuestro país es el tercer productor de amapola del mundo.

De acuerdo a la agencia Reuters, el área de cultivo de amapola en México se triplicó de 2012 a 2015, llegando en 2016 a 32 mil hectáreas. En paralelo, el consumo de heroína en Estados Unidos se multiplicó por cinco en la última década, lo que explica la alta demanda de esta droga y, por consecuencia, el incremento en la superficie de cultivo.

Pero no es el único dato que preocupa, pues a diferencia de otras cosechas la semilla de amapola que ahora se siembra tiene un mayor rendimiento por hectárea, por lo que se pueden encontrar sembradíos pequeños que den una mejor cosecha con plantas que dan más bulbos de los cuales extraer la goma de opio.

El marco de este negocio es una de las entidades más pobres del país. El 64.4% de la población de Guerrero se ubica en el rango de pobreza de acuerdo al Concejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que también indica que este dato contrasta con el 43.6 promedio del país para 2016, fecha de la última medición que se dio a conocer en agosto de 2017.

En lo que se refiere a pobreza extrema, el indicador ubica al estado sureño con un 23% de su población en esta condición.

Por si lo anterior no fuera poco, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017 realizada por la Secretaría federal de Salud, encontró que el consumo aumentó 47% en los últimos 7 años, además de que en el caso de los jóvenes de 12 a 17 años se incrementó 125% y en el caso de mujeres en 222%.

@AReyesVigueras